jueves, 15 de septiembre de 2016

PASEO POR EL HAYEDO DEL BETATO

     Otra de las excursiones más significativas que hicimos durante nuestros 10 días de estancia en el Valle de Tena, fue por la tarde del viernes 9 al Bosque del Betato, un pequeño rodal de grandes hayas cercano a Piedrafita. Se le ocurrió a Marta la prodigiosa idea de llevarnos allí. Un breve paseo que si bien no fue muy relevante en cuanto a la variedad y cantidad de aves que pudimos observar, sí lo fue por una especie singular, y un bimbo particular.
     Era ya algo tarde, pero aún quedaban golondrinas sobrevolando los pizarrosos tejados negros de las casas de Piedrafita, desde donde partimos hacia el hayedo. También se oían los pitidos del trepador azul por la arboleda del entorno de los aparcamientos.
     Durante la caminata hasta llegar al Betato pudimos escuchar los gritos de las cornejas, y otros reclamos de pequeños pájaros que provenían del denso sotobosque cercano. Paramos a mirar a los inquietos pájaros cuando se descubrían, pero en seguida cambiaban de rama, y la luz tampoco ayudaba. Había algunos mosquiteros, que asegurar su identificación fue imposible. El único pájaro que pudimos ver con claridad suficiente fue un reyezuelo listado, que además era uno de los que emitían su reclamo mientras lo observábamos.


Hayedo del Betato

     Al adentrarnos en el Hayedo del Betato se adelantó el anochecer. La penumbra cubría con su oscuro manto cada rincón de un bosque de cuento, envuelto por leyendas sobre brujas. Del suelo, cubierto por la hojarasca, se elevaban los troncos de las hayas, que con sus frondosas copas, apenas nos dejaban ver el cielo. Escuchamos un extraño grito al que al principio no le hicimos demasiado caso. Pero a medida que se repetían de cuando en cuando aquellas misteriosas voces, más nos desconcertaba y más nos intrigaba saber de que se trataba. Sentados, hicimos una breve espera que no tardó en dar sus frutos. Enseguida apareció la prodigiosa criatura que producía esos sonidos, que cada cual interpretamos de una manera. Un gran pájaro negro, que volando bajo el dosel forestal, esquivaba con soltura los troncos entre los cuales a nosotros nos costaba seguirle la pista visualmente, hasta que se posó sobre uno. Era el pito negro, que tras permanecer un rato en el tronco, emprendió el vuelo, pasándonos por encima, mientras emitía su sonoro canto. Pero no tardó mucho en volver a aparecer, y nuevamente a posarse en un tronco, permitiéndonos observarlo todo lo bien que nos dejaba la poca luz que penetraba en el bosque, pero suficiente como para apreciarle el penacho rojo de la cabeza, el pico e iris del ojo blanquecinos que contrastan con el negro plumaje del gran pájaro carpintero. Sin duda el broche de oro del último día, para completar el elenco de especies observadas durante estos días de Voluntariado.
     Otros pájaros revoloteaban entre las ramas de las hayas, pero no logramos verlos para saber que eran. Incluso entre las sombras del suelo, me pareció ver un ave del color de la hojarasca, pero despareció en un parpadeo. Al salir del hayedo a una pista forestal, más abierta, pudimos ver en un margen del camino a un joven petirrojo.

(*) Fotografía: gentileza de David Gómez.


Lista de Aves Observadas (Orden Sistemático):

  • Picamaderos Negro (Dryocopus martius)
  • Golondrina Común (Hirundo rustica)
  • Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula)
  • Reyezuelo Listado (Regulus ignicapilla)
  • Trepador Azul (Sitta europaea caesia)
  • Corneja Negra (Corvus corone)

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