Otra de las excursiones más significativas
que hicimos durante nuestros 10 días de estancia en el Valle de Tena, fue por la tarde del viernes 9 al Bosque del Betato, un pequeño rodal de grandes hayas cercano a
Piedrafita. Se le ocurrió a Marta la prodigiosa idea de llevarnos allí. Un breve paseo que si bien no fue muy relevante en cuanto a la
variedad y cantidad de aves que pudimos observar, sí lo fue por una especie singular, y un bimbo particular.
Era ya algo tarde, pero aún quedaban
golondrinas sobrevolando los pizarrosos tejados negros de las casas de
Piedrafita, desde donde partimos hacia el hayedo. También se oían los pitidos
del trepador azul por la arboleda del entorno de los aparcamientos.
Durante la caminata hasta llegar al Betato pudimos escuchar los gritos de las cornejas, y otros reclamos de pequeños pájaros que provenían del denso sotobosque cercano. Paramos a mirar a los inquietos pájaros cuando se descubrían, pero en seguida cambiaban de rama, y la luz tampoco ayudaba. Había algunos mosquiteros, que asegurar su identificación fue imposible. El único pájaro que pudimos ver con claridad suficiente fue un reyezuelo listado, que además era uno de los que emitían su reclamo mientras lo observábamos.
Durante la caminata hasta llegar al Betato pudimos escuchar los gritos de las cornejas, y otros reclamos de pequeños pájaros que provenían del denso sotobosque cercano. Paramos a mirar a los inquietos pájaros cuando se descubrían, pero en seguida cambiaban de rama, y la luz tampoco ayudaba. Había algunos mosquiteros, que asegurar su identificación fue imposible. El único pájaro que pudimos ver con claridad suficiente fue un reyezuelo listado, que además era uno de los que emitían su reclamo mientras lo observábamos.
Hayedo del Betato |
Al adentrarnos en el Hayedo del Betato se
adelantó el anochecer. La penumbra cubría con su oscuro manto cada rincón de un bosque de cuento, envuelto por leyendas sobre brujas. Del suelo, cubierto por la hojarasca, se
elevaban los troncos de las hayas, que con sus frondosas copas, apenas nos
dejaban ver el cielo. Escuchamos un extraño grito al que al principio no le
hicimos demasiado caso. Pero a medida que se repetían de cuando en cuando
aquellas misteriosas voces, más nos desconcertaba y más nos intrigaba saber de que se trataba.
Sentados, hicimos una breve espera que no tardó en dar sus frutos. Enseguida
apareció la prodigiosa criatura que producía esos sonidos, que cada cual
interpretamos de una manera. Un gran pájaro negro, que volando bajo el dosel
forestal, esquivaba con soltura los troncos entre los cuales a nosotros nos
costaba seguirle la pista visualmente, hasta que se posó sobre uno. Era el pito negro, que tras
permanecer un rato en el tronco, emprendió el vuelo, pasándonos por encima, mientras emitía su
sonoro canto. Pero no tardó mucho en volver a aparecer, y nuevamente a posarse en un
tronco, permitiéndonos observarlo todo lo bien que nos dejaba la poca luz que
penetraba en el bosque, pero suficiente como para apreciarle el penacho rojo de la cabeza, el pico e iris del ojo blanquecinos que contrastan con el negro plumaje del gran pájaro carpintero. Sin duda el broche de oro del último día, para
completar el elenco de especies observadas durante estos días de Voluntariado.
Otros pájaros revoloteaban entre las ramas
de las hayas, pero no logramos verlos para saber que eran. Incluso entre las
sombras del suelo, me pareció ver un ave del color de la hojarasca, pero
despareció en un parpadeo. Al salir del hayedo a una pista forestal, más abierta, pudimos
ver en un margen del camino a un joven petirrojo.
(*)
Fotografía: gentileza de David Gómez.
Lista
de Aves Observadas (Orden Sistemático):
- Picamaderos
Negro (Dryocopus martius)
- Golondrina
Común (Hirundo rustica)
- Petirrojo
Europeo (Erithacus rubecula)
- Reyezuelo
Listado (Regulus ignicapilla)
- Trepador
Azul (Sitta europaea caesia)
- Corneja
Negra (Corvus corone)
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