En estos últimos días en Alcázar de San
Juan, he tenido oportunidad de regresar por las lagunas con más tiempo, por las
mañanas, y al atardecer. Especialmente destacable fue la jornada de hace un par
de días, en la que no solo conseguí observar la mayor cantidad de especies,
sino que también fueron avistamientos de buena calidad los que hice. Y a pesar
de estar sin prismáticos, parece que me voy adaptando a ello, y mejorando mis
capacidades de observación a unas especies y a un medio a los que no estoy
habituado.
En la mañana me dediqué desde las 8.00 a hacer esperas en los
observatorios de la Laguna
de la Veguilla. Llegando
hacia el observatorio situado junto al Centro de Visitantes, escuché a los
pardillos, que revoloteaban en bandos muy cerca el suelo, parándose de cuando
en cuando en el mismo, o sobre algún reseco cardo. También había gorriones,
moviéndose en grupos, y golondrinas, dando pasadas a ras del suelo. La cigüeña
vigilaba desde su alto nido el páramo del entorno de la laguna. Los conejos
eran frecuentes cerca de los tarajes, por los que también merodeaban unas
urracas. Un gran bando de palomas bravías cruzó el cielo.
Laguna de la Veguilla |
Al entrar en el observatorio, despegó un
macho de aguilucho lagunero que estaba posado por allí cerca. Sobre la laguna
destacaban las fochas, y algo más lejos los flamencos, aunque más cercanos,
nadaban y se sumergían zampullines y alguna malvasía. Entre las fochas, entre
las que de vez en cuando se producía algún enfrentamiento, nadaban algunos
ánades reales, y entre los flamencos, podían distinguirse cigüeñuelas y
avocetas. Entre los claros del carrizal se dejó ver un conejo. Por la orilla se
pasearon unos pollos crecidos de gallineta. Unas pocas palomas torcaces se
posaron sobre un taray a la orilla de la laguna. Alguna que otra pagaza
piconegra se dieron una vuelta junto al observatorio, pasando tan cerca y
durante el suficiente tiempo como para identificarlas sin género de dudas. Un
par de hembras de aguilucho lagunero también volaron cerca, sumergiéndose en la
espesura del carrizal, y posteriormente saliendo al poco tiempo. Los vencejos
sobrevolaban la laguna a poca altura, dando alguna pasada sobre su superficie
para beber. Irrumpió un ruidoso bando de jóvenes abejarucos sobre la laguna,
pasando al lado del observatorio. Se acercó nadando una hembra de pato cuchara,
acompañada por un zampullín, que parecía seguirla intencionadamente. Cruzó una
lavandera boyera frente a las ventanas del observatorio, que solo puede
reconocer por la fugaz mancha amarilla que vi pasar.
Fue en el primer observatorio donde más
tiempo estuve. Dirigiéndome hacia el segundo, volví a ver el nutrido grupo de
abejarucos, volando en torno a los chopos que hay junto a la depuradora.
También pude ver el delicado vuelo del diminuto buitrón en mi corto paseo. No
vi nada que no hubiese visto en el anterior observatorio el rato que estuve
sentado en el segundo. Desde el último si pude ver algunas avefrías.
Repoblación de pino carrasco |
Volví rodeando la laguna. Pude ver pasar
bandos de estorninos negros y palomas bravías. Escuche los graznidos de las
grajillas, apostadas sobre estructuras metálicas. Algunas gaviotas reidoras y
sombrías, y también unas cigüeñas, volaban dispersas sobre la laguna. Busqué
las sombras del cercano pinar un rato, donde solo vi unas palomas torcaces,
pero también oí por las inmediaciones a los pardillos.
El sol azotaba con fuerza, y hacia medio
día interrumpí mi jornada, para reanudarla a las 20.00 horas, cuando el calor
se empieza a debilitar con la caída de la tarde.
Un copioso bando de pardillos me daba la
bienvenida al paraje lagunar con sus trinos, entre los que se mezclaba algunos
jilgueros. También era destacable la cantidad de conejos. Lo primero que hice
fue volver al observatorio de la
Laguna de la
Veguilla , junto al Centro de Visitantes. Entrando, vi la
esbelta figura de una garza imperial apostada en la orilla, que a través de las
ventas abiertas me vio llegar, y levantó el vuelo antes que pudiera sentarme.
Pero no estaba sola. La acompañaron otras dos imperiales, más una garza real,
que casi no pude diferenciar por el contraluz de la tarde que entraba en el
observatorio orientado al poniente. Las gaviotas sombrías, en cambio, se
mostraron más confiadas, y se quedaron nadando cerca del observatorio.
Pero no me quedé mucho allí, y pronto salí
a caminar hacía las otras dos lagunas. Quería llegar antes de que oscureciese.
Rodeando la laguna me topé con un grupo de aves sobre el camino, y el campo
aledaño que me recordaron a las canasteras, pero que no puedo asegurar que lo
fueran. Lo mismo me pasó con otros pequeños limícolas que andaban por la
orilla. Desde esos dos claros en el carrizal que se abren a la laguna estuve
viendo flamencos, cigüeñas, patos, fochas, y un ingente bando de avefrías que
levantaron el vuelo cuando asomé por allí, junto a las alarmadas cigüeñuelas
Pasó en vuelo una garcilla bueyera, más otra que localicé caminando en un campo
cercano. Pequeños grupos de estorninos, y algunos abejarucos y vencejos
dispersos también volaban por las cercanías de la laguna.
Salicornia |
Caminaba con el sol de frente, por lo que
me costaba mirar hacia delante. Me era más fácil localizar los animales mirando
a izquierda o derecha, o para arriba. Conejos a los lados, y alguna que otra
urraca, y gaviotas sombrías y palomas bravías volando sobre mí. Y bastantes
grajillas en el suelo, hacía donde avanzaba, que formaron gran revuelo, cuando
me acercaba.
Numerosos conejos, fáciles de ver, corrían
por los campos arados y entre los espartos de los áridos páramos circundantes a
la Laguna del
Camino de Villafranca. Entre ellos, llegué a ver tres apresuradas liebres en
sendos momentos. Libélulas coloreadas de forma diferente volaban por el
entorno. Era difícil ver a la cogujada entre los terrones de tierra desde donde
cantaba. Escuché en un par de ocasiones el canto del alcaraván, hasta que pude
ver uno tomar tierra. Oí también el sonido de la ganga. Alcé la vista, y pude
localizar una, volando alta y rápida.
Espartales |
Al llegar a la Laguna de las Yeguas no
proseguí mucho más mi andanza. Me senté en un montículo a ver la puesta de sol
en la horizontalidad casi perfecta de la meseta manchega. Aunque he de confesar
que mi atención se distraía fácilmente con las manifestaciones de vida. El
mochuelo ya había comenzado su actividad. Una abubilla salió volando desde el
taray donde estaba posada. Destacaba la cantidad de conejos. Otra vez el canto
de las gangas, y a lo lejos pude ver como un grupo se disgregaba en dos. Y de
nuevo volvieron a cantar, pero sin llegar a verlas.
Atardecer, en un lugar de La Mancha |
En la penumbra casi, con el sol ya oculto
en el horizonte, pero en esa frontera entre la claridad y la oscuridad, escuché
los siseos de la lechuza provenir de alguna parte, por lo que decidí aguardar un poco más. La estridente llamada de la lechuza no tardó en repetirse.
Y de repente, me vi sorprendido por la silueta de un gran ave, que aleteaba en silencio, muy
próxima al suelo, que venía hacia donde yo estaba. Mis movimientos se congelaron
automáticamente, a pesar de la temperatura más bien cálida que me envolvía. Y a
pocos metros de mí se posó la dama de la noche, permitiéndome admirarla durante
un rato. Pasó una segunda lechuza, muy cerca de mí, girando su acorazonado
rostro hacía mí, dedicándome una mirada de sus ojos negros. Ello propició que
se levantara la que estaba posada. Y juntas, se desvanecieron como fantasmas en la oscuridad.
Con las últimas luces del día apagándose, emprendí la marcha de retorno, bajo el resplandor de la luna, casi llena, que iluminaba el camino y los campos aledaños. Y al incesante canto del grillo, acompañó dos veces el del alcaraván.
Con las últimas luces del día apagándose, emprendí la marcha de retorno, bajo el resplandor de la luna, casi llena, que iluminaba el camino y los campos aledaños. Y al incesante canto del grillo, acompañó dos veces el del alcaraván.
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Liebre
Ibérica (Lepus granatensis)
- Conejo
Europeo (Oryctolagus cuniculus
algirus)
- Zampullín
Chico (Tachybaptus ruficollis)
- Garcilla
Bueyera (Bubulcus ibis)
- Garza Real (Ardea cinerea)
- Garza
Imperial (Ardea purpurea)
- Cigüeña
Blanca (Ciconia ciconia)
- Flamenco
Común (Phoenicopterus roseus)
- Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
- Cuchara
Europeo (Anas clypeata)
- Malvasía
Cabeciblanca (Oxyura leucocephala)
- Aguilucho Lagunero
Occidental (Circus aeruginosus)
- Cernícalo
Vulgar (Falco tinnunculus)
- Gallineta
Común (Gallinula chloropus)
- Focha Común
(Fulica atra)
- Cigüeñuela
Común (Himantopus himantopus)
- Avoceta
Común (Recurvirostra avosetta)
- Alcaraván
Común (Burhinus oedicnemus)
- Avefría
Europea (Vanellus vanellus)
- Gaviota
Reidora (Chroicocephalus ridibundus)
- Gaviota
Sombría (Larus fuscus)
- Pagaza
Piconegra (Gelochelidon nilotica)
- Ganga
Ibérica (Pterocles alchata)
- Paloma
Bravía (Columba livia)
- Paloma
Torcaz (Columba palumbus)
- Lechuza
Común (Tyto alba alba)
- Mochuelo
Europeo (Athene noctua vidalii)
- Vencejo
Común (Apus apus)
- Abejaruco
Europeo (Merops apiaster)
- Abubilla (Upupa epops)
- Cogujada
Común (Galerida cristata)
- Golondrina
Común (Hirundo rustica)
- Lavandera
Boyera (Motacilla flava iberiae)
- Buitrón (Cisticola juncidis)
- Urraca (Pica pica melanotos)
- Grajilla Occidental (Corvus monedula)
- Estornino
Negro (Sturnus unicolor)
- Gorrión
Común (Passer domesticus)
- Jilguero (Carduelis carduelis)
- Pardillo Común (Carduelis carduelis)
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