El último día que estuve en Granada, ayer,
antes de regresar a Andújar, salí a dar un breve paseo por las estribaciones de
Sierra Nevada en compañía de Eli y su amiga Nati, buena conocedora del mundo de
las aves, con quienes compartí una amena jornada. El sitio que elegimos para
estirar las piernas fueron Los Cahorros, dada su cercanía a Granada y el poco
tiempo del que yo disponía. Para los tres, constituía la primera vez que íbamos
allí.
En las altas y lejanas cumbres de Sierra
Nevada, que se vislumbran desde la misma Granada y también llegando a Monachil,
resplandecía bajo el sol el blanco manto de nieve que las cubre, oponiendo
resistencia el frío de un invierno tardío. Por debajo de esas cotas, la Naturaleza desplegaba
su máximo esplendor en el apogeo de la primavera reinante, ajena a los calores
de mayo que ya asolan los campos de las vegas de altitudes más bajas.
No recorrimos todo el sendero, ni siquiera llevábamos un rumbo predeterminado. Íbamos improvisando nuestra marcha, parando aquí y allá, disfrutando del paisaje que nos rodeaba, un abrupto estrechamiento rocoso por el que discurría el caudaloso río Monachil, paralelo al cual, estaban trazados los caminos que constituyen el sendero de Los Cahorros, labrado en la piedra, y con puentes colgantes sobre el río.
No recorrimos todo el sendero, ni siquiera llevábamos un rumbo predeterminado. Íbamos improvisando nuestra marcha, parando aquí y allá, disfrutando del paisaje que nos rodeaba, un abrupto estrechamiento rocoso por el que discurría el caudaloso río Monachil, paralelo al cual, estaban trazados los caminos que constituyen el sendero de Los Cahorros, labrado en la piedra, y con puentes colgantes sobre el río.
Sendero de Los Cahorros, sobre la garganta del Río Monachil |
Encaminándonos dirección al
principio del sendero, nos detuvimos a mirar como una lagartija se soleaba en
un muro, y al llegar al punto de partida, busqué con los prismáticos al
carbonero que cantaba entre las ramas de un arbolillo. Eran las primeras horas
de la tarde, y a parte de la actividad humana, otros senderistas y
excursionistas, así como algunos escaladores, no parecía que hubiese ningún
animal en las inmediaciones. Quizás yo tampoco iba prestando mucha atención al
principio. Cuando cruzamos el primer puente, paramos a orillas del río a
almorzar.
Resultó bastante entretenido el trecho que
recorrimos. En algunos puntos debíamos agarrarnos a unas asas metálicas puestas
en la pared. Otro tramo lo salvamos Eli y yo sentándonos al borde del poyete
del camino y dando pequeños saltos y arrastrando el culo. En otro tramo pasamos
bajo una gruta en la roca. Al salir de esta gruta estuvimos un rato viendo a
una pareja de colirrojos tizones. Entre las grietas de las rocas crecían
diversas especies de plantas que no conocíamos. El camino se abría a campo
abierto donde dimos la vuelta. En este lugar crecía el espino albar, cubierto
copiosamente de albas flores, y los aviones roqueros volaban a cielo descubierto.
Y sobre las escarpadas aristas rocosas vimos el vuelo de un halcón que portaba en sus garras una presa abatida.
Flores del Espino Albar |
De vuelta sobre nuestros pasos, logramos
ver tanto algunas lavanderas blancas, como algún que otro espécimen de
lavandera cascadeña, pero ambas especies compartían el recorrido del río.
Cuando regresamos, antes de volver a los aparcamientos, tomamos una ruta
alternativa, adentrándonos en una zona más boscosa. Parecía estar menos
concurrido este tramo de la ruta. Aquí detectamos al chochín por su canto, y
entre la vegetación logramos ver un petirrojo. Los negros mirlos también
estaban presentes, que volaban entre la vegetación ripícola, a veces alarmados.
Y más arriba, cercanas a los ambientes rupícolas, volaba un bando de aves,
también negras, que habían llamado nuestra atención por sus voces, las chovas
piquirrojas.
(*)
Fotografías: gentileza de Natividad Aguilera.
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
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Halcón Peregrino (Falco peregrinus brookei)
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Avión Roquero (Ptyonoprogne rupestris)
·
Lavandera Blanca (Motacilla alba alba)
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Lavandera Cascadeña (Motacilla cinerea)
·
Chochín Común (Troglodytes troglodytes)
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Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula)
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Colirrojo Tizón (Phonicurus ochruros)
·
Mirlo Común (Turdus merula)
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Carbonero Común (Parus major)
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Chova Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
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Lagartija Ibérica (Podarcis hispanica)
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