Un día más, acompañé a Elena esta mañana
en su trabajo para una asignatura de Biología, un censo de mirlos que está
realizando en el Cercado del Ciprés. Además de los mirlos, aprovechamos para
fijarnos en otras especies, y aunque nunca coincide que se repitan todas en un
mismo día, cada vez que hemos ido allí nos ha servido para engrosar nuestra
lista de observaciones en las dos horas (habitualmente de 10 a 12) que dedicamos a
recorrer las 11’5 Ha que tiene el parque de superficie, y para ubicar por zonas
algunas especies en el interior del recinto.
Las tórtolas turcas, los estorninos, los
verderones y los verdecillos se encuentran casi por doquier en el parque. Si no
se ven, se delatan con sus cantos. Abundan también los gorriones comunes, y
algo menos los morunos, que como en días anteriores, no han faltado tampoco hoy
en nuestro recorrido. Las garcillas bueyeras las solemos observar en un campo
de siembra contiguo al parque, sobre el que hoy paso en vuelo el cernícalo. Los
mirlos aparecen en los puntos donde hay cubierta arbustiva. A menudo los
localizamos de oído. Los rabilargos se suelen mover por el pinar y su entorno. Hoy
hemos podido presenciar como un valiente mirlo encaraba a un rabilargo para
expulsarlo de su territorio. El ruiseñor bastardo tardó en manifestar su voz
algo más tarde que de costumbre. Pueden verse a las golondrinas dando pasadas a
baja altura en las áreas más despejadas
Esta mañana se le unió al áspero reclamo del verderón, el triguero cantando, desde lo alto de un sauce donde estaba posado. Tres currucas cabecinegras nos entretuvieron un rato en sus inquietas persecuciones, que vimos con bastante claridad dado que elegían para posarse unos arbustos caducifolios, todavía desprovistos de hoja. Elena descubrió un jilguero que yo tan solo pude ver en vuelo. Lo mismo me pasó con un conejo que ella localizó, y yo solo pude ver a la carrera. Pasó rápidamente una lavandera blanca en vuelo, que pude identificar por su canto. Pude ver apenas un instante un picogordo posado en la horquilla de un árbol aún deshojado. Se soleaban en una piedra cuatro oscuras salamanquesas bien entrada la mañana.
Esta mañana se le unió al áspero reclamo del verderón, el triguero cantando, desde lo alto de un sauce donde estaba posado. Tres currucas cabecinegras nos entretuvieron un rato en sus inquietas persecuciones, que vimos con bastante claridad dado que elegían para posarse unos arbustos caducifolios, todavía desprovistos de hoja. Elena descubrió un jilguero que yo tan solo pude ver en vuelo. Lo mismo me pasó con un conejo que ella localizó, y yo solo pude ver a la carrera. Pasó rápidamente una lavandera blanca en vuelo, que pude identificar por su canto. Pude ver apenas un instante un picogordo posado en la horquilla de un árbol aún deshojado. Se soleaban en una piedra cuatro oscuras salamanquesas bien entrada la mañana.
Por las sendas que separan los parterres
del parque se dejaron ver un par de petirrojos y una hembra de colirrojo tizón.
Un mosquitero común se movía entre la maraña de ramas de una encina, bajo la
cual, se escuchaba el melódico canto que la curruca capirotada entonaba desde
los lentiscos donde se ocultaba. Casi terminando, Elena vio descolgarse de las
ramas de un seto una rata. Nos quedamos quietos, esperando ver cual era la
reacción del roedor, que también se había quedado inmóvil en la repisa. Tras
unos instantes de incertidumbre se aventuró a cruzar el camino, permitiéndome
reconocerla por sus proporciones y características como una rata común. El
carbonero suma su canto más tarde al repertorio sonoro que puede oírse en el
Cercado del Ciprés.
A pesar de tratarse de un parque urbano, que aunque está a las afueras, está bastante concurrido, y de haber desaparecido las gallinetas a causa de la presión predadora ejercida por los gatos domésticos, la razón por la que este espacio de modesto tamaño alberga estas especies, y otras más que escaparon a nuestra observación, o bien no se encuentran estacionalmente, la encontramos en su vegetación, pues reproduce un pequeño mosaico de la diversidad paisajística y formaciones vegetales que podemos encontrar enla Sierra
de Andújar.
A pesar de tratarse de un parque urbano, que aunque está a las afueras, está bastante concurrido, y de haber desaparecido las gallinetas a causa de la presión predadora ejercida por los gatos domésticos, la razón por la que este espacio de modesto tamaño alberga estas especies, y otras más que escaparon a nuestra observación, o bien no se encuentran estacionalmente, la encontramos en su vegetación, pues reproduce un pequeño mosaico de la diversidad paisajística y formaciones vegetales que podemos encontrar en
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Rata Parda (Rattus norvegicus)
- Conejo
Europeo (Oryctolagus cuniculus
algirus)
- Garcilla
Bueyera (Bubulcus ibis)
- Cernícalo
Vulgar (Falco tinnunculus)
- Tórtola
Turca (Streptopelia decaocto)
- Golondrina
Común (Hirundo rustica)
- Lavandera
Blanca (Motacilla alba alba)
- Petirrojo
Europeo (Erithacus rubecula)
- Colirrojo
Tizón (Phoenicurus ochruros)
- Mirlo Común
(Turdus merula)
- Ruiseñor
Bastardo (Cettia cetti)
- Curruca
Cabecinegra (Sylvia melanocephala)
- Curruca
Capirotada (Sylvia atricapilla)
- Mosquitero
Común (Phylloscopus collybita)
- Carbonero
Común (Parus major)
- Rabilargo
Ibérico (Cyanopica cooki)
- Estornino
Negro (Sturnus unicolor)
- Gorrión
Común (Passer domesticus)
- Gorrión
Moruno (Passer hispaniolensis)
- Verdecillo
Común (Serinus serinus)
- Verderón
Común (Chloris chloris)
- Jilguero (Carduelis carduelis)
- Picogordo (Coccothraustes coccothraustes)
- Triguero (Miliaria calandra)
- Salamanquesa
Común (Tarentola mauritanica)
No hay comentarios:
Publicar un comentario