Ayer echamos el día Raimundo y yo en la
sierra. Y aunque no vimos el lince, la jornada no desmereció la pena, pues
disfrutamos de la transición del invierno a la primavera, plasmado no solo en
el paisaje, sino también en las aves migradoras, viajeras que llegan, unas
simplemente pasajeras, y otras que pronto se irán, más las que usualmente
permanecen en estos montes.
Por la carretera vimos una abubilla,
rabilargos, urracas y algún que otro mirlo. Nuestras primeras paradas no se
producen hasta que no pasamos las viñas, y empezamos a recorrer el camino al
Embalse del Jándula. La primera se la dedicamos a un triguero posado en una
alambrada, que no aguantó demasiado al pararnos a su lado. Había alguno más por
la zona, del que oíamos su repetitivo tono a través de las ventanillas del
coche. También se movían urracas por los prados cercanos, y una abubilla que se
alejó volando. Esta parada nos permitió ver pasar un cuco. La siguiente parada,
más adelante, fue para ver tres gamos lejanos. Íbamos recorriendo el camino
lentamente que de vez en cuando deteníamos la marcha por unos momentos para
mirar los zorzales charlos, los mirlos, las perdices, las palomas torcaces, las
urracas o los rabilargos que se movían por las dehesas colindantes al camino.
Ello también nos permitía ver a los altos buitres o a pequeños pájaros, como
las golondrinas comunes revoloteando sobre el camino, algún petirrojo y un par
de herrerillos que cruzaron el camino, de una encina a otra, a los que pudimos
oír cantar.
Hicimos algunas paradas en las curvas en
las que dedicamos más tiempo, hasta la hora de comer, a buscar en el paisaje al
lince. Nos parecía un poco raro que no hubiéramos visto ni un ciervo en el
camino, ni localizásemos ninguno en toda la mañana. Predominaban los arrullos
de las palomas y el cuchicheo de la perdiz, a los que de vez en cuando se
sobreponían los pitidos del pito real, o los voceríos de los rabilargos y las
urracas que deambulaban por las lomas. También se oyó al mosquitero común. Las
golondrinas dáuricas hacían incursiones por la zona, oyéndoselas parlotear. Y
entre tanto pasaban buitres leonados, y a veces negros, navegando en las
corrientes de aire.
Lagartija Ibérica |
Más adelante, paramos unos instantes para
ver una pareja de escribanos montesinos que se desplazaba por el suelo, y justo
al detenernos de nuevo para bajarnos a observar el área, se cruzó un pito real.
Se añadieron los verdecillos y el carbonero con sus cantos a lo que ya se oía. A
veces también se escuchaba al mochuelo o el reclamo de la curruca cabecinegra.
Vimos en una piedra solearse a una lagartija ibérica. Y continuaban viéndose
los buitres pasar. También pasaron unos veloces jilgueros, a la par que
cantaban volando. Soplaba el aire, y parecía que costaba aclimatarse, pues
expuestos al sol hacía calor, y bajo las escasas sombras refrescaba después de
un rato.
Al volver a cambiarnos de sitio,
sorprendimos a una gran culebra de herradura cruzando la pista. Fue donde más
rato pasamos, contemplando el entorno, mientras proseguía la orquesta de las
aves cantoras ya descritas, y el paso, a cuenta gotas, de los buitres. Lejos,
podía oírse de vez en cuando la voz del cuervo, mientras por las proximidades
se movían unas chovas. Entre jaras y romeros se descubrió la curruca
cabecinegra, y se también se dejó ver el petirrojo. Apareció por allí el cernícalo.
Y de repente surgieron tras los cerros, como centellas, una pareja de cuervos
pisándole los talones a un águila imperial, graznando simultáneamente ambas
especies, en una alocada persecución. Fue persistente el lance de los cuervos
contra la rapaz, abandonando primero uno, mientras el otro miembro de la pareja
aún seguía marcando al águila, echándola cada vez más lejos.
Cuando estábamos barajando la idea de cambiar
de lugar para almorzar, vimos dos águilas imperiales, volando altas, una joven
y otra adulta. Próximos a ellas, cicleaban varios milanos negros. Y casi a la
vez, divisamos al frente un águila culebrera. Más allá del águila culebrera,
volaba otro pequeño grupo de milanos negros, pero fue la culebrera la que
estuvo acaparando nuestra atención durante un buen rato, con sus vuelos prospectores
sobre la zona y sus repetidos cernidos, hasta que dejó de verse. Entre tantas
rapaces que casi podíamos observar simultáneamente, casi pasaban inadvertidos
los aviones comunes que también sobrevolaban el lugar. Pero lo más extraño de
todo era que no habíamos visto ningún ciervo, ni durante el camino ni en las
paradas en las curvas.
Águila Culebrera |
Bajamos a comer al Mirador del Embalse del
Jándula. De camino nos fijamos en el alcaudón real, que vigilaba su territorio
desde un tendido. Al llegar al mirador vimos unos colirrojos tizones, cerca de
donde dejamos el coche. Nos amenizaba la comida un carbonero común cantado
desde un árbol próximo.
Antes de bajar hasta la presa hicimos un
alto en el camino, para asomarnos a contemplar el valle por donde discurre el
Jándula, aguas abajo del dique. Pasó una chova, volando casi a nuestra altura,
lo que nos permitió verla casi de frente. Se manifestó acústicamente el águila
imperial, y no tardó mucho en dejarse ver una pareja volando sobre los
eucaliptos.
Bajando hacia la presa, paramos para mirar
a un pito real posado en la rama de un pino, que previamente se había delatado
al volar. Desde la presa vimos a la pareja de chovas, posadas en un talud,
hasta alzar el vuelo entre sus graznidos. Volaban en los alrededores de la
presa varios aviones.
Tras un tiempo por las cercanías del
embalse, volvimos a las curvas. Vimos otra vez al alcaudón real a la vuelta, y
poco más adelante paramos al ver una culebra reptando por la pista. Al
detenernos, también se quedó inmóvil el ofidio, y pudimos ver que se trataba de
una culebra bastarda. Tras un tiempo de espera, se dio la vuelta, sin terminar
de cruzar el carril. Si raro es que se te crucé una serpiente, más lo es poder
ver dos en el mismo día.
Culebra Bastarda |
Permanecimos el resto de la tarde por la
misma zona, viendo los buitres, y desde donde descubrimos un roquero solitario
cuya figura destacaba sobre el bolo granítico en el que estaba posado. De nuevo
se dejaron ver el águila imperial, la culebrera y el cernícalo, en diferentes
momentos, mientras repetían las golondrinas dáuricas, dando pasadas de vez en
cuando por allí, o las palomas pasando velozmente. Por fin empezamos a ver los
primeros ciervos, a lo lejos. Urracas y rabilargos se desplazaban de un lugar a
otro. Se acercó un petirrojo por donde estábamos, y un paseo por las
inmediaciones se dejo ver una curruca cabecinegra. Unas perdices salieron volandas
alarmadas. También a lo lejos pudimos ver una piara de jabalíes, compuesta por
tres adultos y cuatro rayones. El viento nos traía a los oídos los arrullos de
las torcaces, los cacareos de urracas y rabilargos, y los maullidos del
mochuelo, a veces con no demasiada nitidez dependiendo de hacia donde soplara
el viento o hacia donde dirigíamos la vista en un determinado momento. Entre
ellos se colaron, por un instante, otros maullidos, lejanos y poco nítidos, que
nos recordaron mucho al lince, pero que no me atrevería confirmar con completa
seguridad.
Al final de la tarde, cuando
ya íbamos volviendo, nos llamó mucho la atención un ave grande que apareció que
entre los buitres cuya silueta me recordó a una gaviota. Al parar y mirarla con
los prismáticos nos sorprendimos al ver que se trataba de un águila pescadora.
Se deslizaba por el aire en vuelo de crucero, con sus largas y estrechas alas,
ligeramente curvadas. Tuvimos pues, la gran sorpresa del día cuando ya nos
marchábamos. Improvisamos otras paradas para ver los ciervos que estuvieron
ausentes en la ida, en alguna ocasión mezclados con los gamos. También hubo en
el camino perdices, zorzales charlos, mirlos, un petirrojo y algún triguero.
Paramos a ver un mochuelo en la penumbra, bajo una encina. Atravesando las
viñas, cruzó la carretera un conejo.
(*)
Fotografías: gentileza de Raimundo Gómez
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Conejo
Europeo (Oryctolagus cuniculus
algirus)
- Jabalí (Sus scrofa)
- Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
- Gamo (Dama dama)
- Milano Negro
(Milvus migrans)
- Buitre
Leonado (Gyps fulvus)
- Buitre Negro
(Aegypius monachus)
- Culebrera
Europea (Circaetus gallicus)
- Águila
Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
- Águila
Pescadora (Pandion haliaetus)
- Cernícalo
Vulgar (Falco tinnunculus)
- Perdiz Roja
(Alectoris rufa)
- Paloma
Torcaz (Columba palumbus)
- Cuco Común (Cuculus canorus)
- Mochuelo
Europeo (Athene noctua vidalii)
- Abubilla (Upupa epops)
- Pito Real
Ibérico (Picus sharpei)
- Golondrina
Común (Hirundo rustica)
- Golondrina
Dáurica (Cecropis daurica)
- Avión Común
(Delichon urbicum)
- Petirrojo
Europeo (Erithacus rubecula)
- Colirrojo
Tizón (Phoenicurus ochruros)
- Roquero
Solitario (Monticola solitarius)
- Mirlo Común
(Turdus merula)
- Zorzal
Charlo (Turdus viscivorus)
- Curruca
Cabecinegra (Sylvia melanocephala)
- Mosquitero
Común (Phylloscopus collybita)
- Carbonero
Común (Parus major)
- Herrerillo
Común (Cyanistes caeruleus)
- Alcaudón
Real (Lanius meridionalis)
- Rabilargo
Ibérico (Cyanopica cooki)
- Urraca (Pica pica melanotos)
- Chova
Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
- Cuervo Grande (Corvus corax)
- Verdecillo
Común (Serinus serinus)
- Jilguero (Carduelis carduelis)
- Escribano
Montesino (Emberiza cia)
- Triguero (Miliaria calandra)
- Lagartija
Ibérica (Podarcis hispanica)
- Culebra de
Herradura (Hemorrhois hippocrepis)
- Culebra
Bastarda (Malpolon monspessulanus)
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