A
propuesta de Lucía, me sumé al grupo que había formado junto a Sergio, un amigo
suyo, para hacer una ruta este domingo por el Río Cebollón, en la Sierra de Tejeda, Alhama y
Almijara. Además de mí, también iba Toñi por mediación de Lucía, y por parte de
Sergio iban su prima Cristina, Gema y Jon. Sin conocernos entre todos de antes,
el camino que anduvimos juntos, nos unió en un gran equipo humano. A nivel
personal, me sorprendió muy gratamente la variedad de fauna silvestre que
pudimos observar, sobre la cual he escrito este relato.
Salimos pronto de Málaga, hacia la Sierra de Alhama, Tejeda y
Almijara, en la que fue mi cuarta visita a este espacio natural. Algunas de las
aves que pude reconocer durante el camino por las estribaciones de la sierra
fueron el alcaudón real, posado en una visible percha; aviones roqueros,
siempre volando cerca de los escalpados peñascos, un pito real que se cruzó por
la carretera mientras circulábamos por un encinar; el águila real, cicleando
sobre un valle; una abubilla más un par de abejarucos posados en cables de
tendido eléctrico; garzas reales en el Embalse de los Bermejales, ánades reales
en un pequeño estanque próximo a La
Resinera ; y el cernícalo, volando cercano a un talud rocoso.
Aparcamos en La Resinera , donde hay un
Punto de Información que visitamos antes de comenzar la caminata. Entre la
vegetación del entorno se ocultó un mirlo, y se podían escuchar a los
piquituertos y al verderón cantar. Cruzamos el Río Cacín por un puente cercano
a La Resinera ,
y aunque el camino iba paralelo al río, se elevaba poco a poco sobre este,
donde podían contemplarse los peces a través de sus cristalinas y amansadas
aguas. Antes de llegar al Río Cebollón, pasamos de andar por una chopera al
pinar. El calor ya era fuerte entrada la mañana, y eso repercutía en que fueran
pocos los animales que manifestaban su actividad. Tan solo un macho de
lagartija colilarga, que vino a pararse a nuestros pies en mitad en mitad del
polvoriento carril, una pequeña rana y unos cuantos renacuajos en un reguero
que cruzaba el camino, y el reclamo de un arrendajo, monte arriba, que después
voló, fue todo cuanto vimos antes de empezar a andar por el río.
Caminamos por el lecho de uno de los pocos ríos andaluces trucheros, donde también vive el mirlo acuático y nuestro cada vez más escaso cangrejo de río autóctono, en medio de una composición paisajística de montañas y pinares. Advertimos la ausencia de bosque en galería formado por especies propiamente riparias, pero la conectividad del río con el entorno era completamente natural. Los pinos llegaban hasta las orillas, de hecho muchos eran los que yacían sobre el cauce, y bajo sus sombras proliferaban los helechos. Supongo que el agua estaría más fría de lo que parecía, pero la sensación térmica resultaba muy agradable, y era la única manera de desafiar el calor, andando bajo el sol.
Ir andando por un río, sobre cantos rodados, entre rocas y otras posibles dificultades, obliga a poner bastante atención adonde se pisa. Atención que se le resta a la posibilidad de poder observar algún animal, o simplemente contemplar las maravillas que nos brindaba el paraje que nos rodeaba. Además, la corriente acallaba cualquier otro sonido que pudiera oírse en los alrededores. Tan solo era posible advertir alguna rana al saltar en alguna tranquila poza de aguas quietas, que no estuviese influida directamente por la corriente, donde también nadaban zapateros por su superficie. Las arañas tejían sus complejas redes entre los brezos de los márgenes, y allí donde el río se estrechaba, extendían sus trampas de seda de lado a lado. Y entre los insectos voladores destacaban distintas especies de mariposas, libélulas de abdomen rayado y caballitos del diablo de alas negras (Calopterix haemorrhoidalis). Encontramos en algunos someros fondos por los que pasamos las armaduras de los cangrejos de río. Por el fondo también se movían unos pequeños y alargados peces que vimos en algunos puntos, que quizás se tratase de alevines de alguna especie de mayor porte.
Macho de Lagartija Colilarga |
Caminamos por el lecho de uno de los pocos ríos andaluces trucheros, donde también vive el mirlo acuático y nuestro cada vez más escaso cangrejo de río autóctono, en medio de una composición paisajística de montañas y pinares. Advertimos la ausencia de bosque en galería formado por especies propiamente riparias, pero la conectividad del río con el entorno era completamente natural. Los pinos llegaban hasta las orillas, de hecho muchos eran los que yacían sobre el cauce, y bajo sus sombras proliferaban los helechos. Supongo que el agua estaría más fría de lo que parecía, pero la sensación térmica resultaba muy agradable, y era la única manera de desafiar el calor, andando bajo el sol.
Ir andando por un río, sobre cantos rodados, entre rocas y otras posibles dificultades, obliga a poner bastante atención adonde se pisa. Atención que se le resta a la posibilidad de poder observar algún animal, o simplemente contemplar las maravillas que nos brindaba el paraje que nos rodeaba. Además, la corriente acallaba cualquier otro sonido que pudiera oírse en los alrededores. Tan solo era posible advertir alguna rana al saltar en alguna tranquila poza de aguas quietas, que no estuviese influida directamente por la corriente, donde también nadaban zapateros por su superficie. Las arañas tejían sus complejas redes entre los brezos de los márgenes, y allí donde el río se estrechaba, extendían sus trampas de seda de lado a lado. Y entre los insectos voladores destacaban distintas especies de mariposas, libélulas de abdomen rayado y caballitos del diablo de alas negras (Calopterix haemorrhoidalis). Encontramos en algunos someros fondos por los que pasamos las armaduras de los cangrejos de río. Por el fondo también se movían unos pequeños y alargados peces que vimos en algunos puntos, que quizás se tratase de alevines de alguna especie de mayor porte.
Llegamos hasta un dique donde paramos un
rato a bañarnos. Esta parada me sirvió para encontrar un sapo común que iba
tratando de vadear el río, haciéndole frente al empuje de la corriente. Y estar
allí un rato también me permitió fijarme en los vencejos y en los aviones
roqueros que volaban sobre nosotros. Y una de las veces que alcé la mirada,
descubrí al águila perdicera, no muy alta, lo que nos permitió contemplarla a
placer. Cuando reanudamos la marcha, aguas arriba, todavía cerca del dique,
encontré otro sapo común, pero esta vez a bastante profundidad.
Antes de parar a almorzar vimos una pareja de lavanderas cascadeñas, a las que también escuchamos, así como algún que otro pinzón. Comimos bajo la sombra de unos pinos, sobre un ramal del río que se encontraba completamente seco. Y es que según nos habían dicho, este año bajaba menos agua, debido a la escasez de lluvia de este año.
Sapo Común Ibérico, recientemente catalogado como especie propia, y separado taxonómicamente del Sapo Común Europeo |
Antes de parar a almorzar vimos una pareja de lavanderas cascadeñas, a las que también escuchamos, así como algún que otro pinzón. Comimos bajo la sombra de unos pinos, sobre un ramal del río que se encontraba completamente seco. Y es que según nos habían dicho, este año bajaba menos agua, debido a la escasez de lluvia de este año.
Cuando retomamos el camino vi algún pinzón
más, y también logré ver dos chochines en diferentes sitios. Me resultó curioso
llegar a verlos, pues más fácil detectarlos por su canto o su reclamo, y en cambio
no los escuché. Al que sí pude oír fue al mito, pero no verlo. Aparecían
algunos arces cercanos a la orilla. Y por una orilla descubrí un pequeño sapo
al moverse entre la hierba, que resultó ser el sapo partero bético, endemismo
andaluz que es la primera vez que veo. Más adelante, también en la orilla,
pudimos ver un joven lagarto ocelado.
Sapo Partero Bético |
Finalmente llegamos hasta dos pozas muy
cerca la una de la otra, con la suficiente profundidad para cubrirnos, donde
pasamos un buen rato, tanto por la cantidad de tiempo que pasamos allí como por
lo divertido que fue. Eso sí, aquí se nos adhirieron a la piel pequeñas
sanguijuelas, pero que tampoco nos ocasionaron ninguna herida. Por encima de
los taludes que contenían estas ”piscinas” naturales, crecían unos pequeños
olmos de montaña.
La vuelta fue más rápida, y en lugar de ir
todo el tiempo por el río, utilizamos durante un buen trecho la senda que había
paralela. Andar más metido en monte que en el río hizo que viésemos algunas
lagartijas colilargas. No obstante desde el camino también pude ver algunas
lavanderas cascadeñas. Por poco tiempo, seguimos equivocadamente un camino que
ascendía por el monte. Esta pequeña confusión nos deleitó con una bonita
panorámica del paraje por donde discurría el río. Todavía hacía bastante calor
al atardecer, así que después de llevar algún tiempo andando fuera, apetecía
volver al río y refrescarse. En una de estas ocasiones en las que volvimos al
agua, encontramos un ejemplar adulto de cangrejo de río común o europeo (Austropotamobius pallipes), también
llamado cangrejo de patas blancas, nuestra especie autóctona, y que sin embargo
resulta más difícil de encontrar que el invasor cangrejo rojo americano,
responsable de su rarefacción.
Cangrejo de Río Común o Europeo, o Cangrejo de Patas Blancas |
Antes de salir definitivamente al camino,
hicimos una breve parada para observar el alto vuelo de un halcón peregrino.
Cerca, también volaban los vencejos. Entre las plantas del camino, vimos el
frágil vuelo de hasta tres ejemplares de Nemoptera
bipennis, un precioso insecto alado, que lejanamente puede recordar a una
mariposa o a una libélula, pero que no tiene ningún parentesco cercano ni con
la una ni con la otra.
Las aves empezaban a mostrarse muy activas con la caída de la tarde, y cerca ya deLa Resinera , se oían los
pájaros carpinteros, al pito real por el pinar y al pico picapinos por la
chopera. El mosquitero papialbo cantó por el río del cual ya nos habíamos
salido completamente, y también se oyó el reclamo de la oropéndola por la
chopera. Se dejaron ver unos arrendajos; una paloma torcaz, que pasó en vuelo;
un pico picapinos, que fue a pararse en la rama de un chopo; un escribano
montesino que se cruzo volando por el camino, del cual despegó una abubilla
para adentrarse en el bosque. Gema, Jon y yo mismo, que íbamos más rezagados, nos perdimos el ciervo que vieron los demás. No solo traíamos con nosotros los
residuos que habíamos generado cuando cominos, si no que además recogimos
algunos que encontramos en nuestra andadura.
Las aves empezaban a mostrarse muy activas con la caída de la tarde, y cerca ya de
De camino a Alhama de Granada, al
anochecer, además de observarse perfectamente la proximidad entre Júpiter y
Venus, que en unos días coincidirán en el mismo punto en el cielo, levantamos de
la carretera a un chotacabras pardo.
Diez horas de refrescante ruta, dieciocho kilómetros recorridos por un idílico rincón de nuestra Naturaleza que hasta hace un par de días era desconocido para los siete que integramos el grupo, y que desde luego no defraudó nuestras expectativas.
Diez horas de refrescante ruta, dieciocho kilómetros recorridos por un idílico rincón de nuestra Naturaleza que hasta hace un par de días era desconocido para los siete que integramos el grupo, y que desde luego no defraudó nuestras expectativas.
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Garza Real (Ardea cinerea)
- Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
- Águila Real
(Aquila chrysaetos)
- Águila de
Bonelli (Aquila fasciata)
- Cernícalo
Vulgar (Falco tinnunculus)
- Halcón
Peregrino (Falco peregrinus brookei)
- Paloma
Torcaz (Columba palumbus)
- Chotacabras
Cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis)
- Vencejo
Común (Apus apus)
- Abejaruco
Europeo (Merops apiaster)
- Abubilla (Upupa epops)
- Pito Real Ibérico (Picus sharpei)
- Pico
Picapinos (Dendrocopos major)
- Avión
Roquero (Ptyonoprogne rupestris)
- Lavandera
Cascadeña (Motacilla cinerea)
- Chochín
Común (Troglodytes troglodytes)
- Mirlo Común
(Turdus merula)
- Mosquitero
Papialbo (Phylloscopus bonelli)
- Mito Común (Aegithalos caudatus irbii)
- Alcaudón
Real (Lanius meridionalis)
- Oropéndola Europea (Oriolus oriolus)
- Arrendajo
Común (Garrulus glandarius)
- Pinzón
Vulgar (Fringilla coelebs coelebs)
- Verderón
Común (Chloris chloris)
- Piquituerto Común
(Loxia curvirostra)
- Escribano
Montesino (Emberiza cia)
- Lagarto
Ocelado (Timon lepidus lepidus)
- Lagartija
Colilarga (Psammodromus algirus)
- Sapo Partero
Bético (Alytes dickhilleni)
- Sapo Común
Ibérico (Bufo spinosus)
- Rana Verde
Ibérica (Pelophylax perezi)
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