Después de un tiempo de inactividad, ayer retomamos Merche, Azu y yo a nuestra tarea de reconocimiento de senderos para
Educación Ambiental. Nos dirigimos a Despeñaperros para terminar con los dos
que aún nos quedaban allí: El Río de la Campana y La Cueva de los Muñecos. Puesto que no son muy
largos, recorrimos los dos ayer mismo.
De camino hacia el área recreativa de La Aliseda los rabilargos
eran las aves que se dejaban ver por el entorno. Allí parte y allí acaba el sendero
del Río de la Campana
que discurre paralelo y cercano al cauce. Pero antes de iniciar el recorrido
del sendero, dimos una vuelta por el área recreativa. Se trata de un enclave
privilegiado, que por desgracia está muy descuidado, con las pocas papeleras
que tiene, que o bien están rotas, o bien saturadas de basura debido a que no
se vacían con frecuencia.
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Sendero del Río de la Campana |
Un pico picapinos emitía sus notas
monosilábicas oculto en algún lugar del bosque, que poco después lo vimos volar
al cruzar el gran claro del área recreativa. Salvo el pájaro carpintero, la calma parecía imperar en la mañana del último día del otoño, hasta que irrumpió en el lugar una bandada de
lúganos que se movían entre las desojadas ramas de los alisos del río.
Empezamos el recorrido por la parte más
alta, entre encinas y pinos, para volver por la más baja y cercana al río, bajo
un denso pinar y los árboles de la ribera. Ese segundo tramo del sendero
comienza en un pequeño llano en el crecen dos fresnos enormes, junto al puente
por donde va la carretera que cruza el río, además de unos grandes pinos
piñoneros mezclados con unos altos cedros. Caminando por esta segunda parte del
sendero, en el mismo sentido en que corren las cristalinas aguas del estrecho
río, pudimos ver un mirlo en la orilla de en frente. Y por el mismo cauce
revoloteaba una lavandera cascadeña.
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Río de la Campana |
Volvimos a La Aliseda de donde partimos
hacia el inicio del Sendero de la
Cueva de los Muñecos. Antes de llegar al lugar ya se podían
descubrir las siluetas de los buitres en su vuelo planeado. Este sendero parte
de un museo, actualmente cerrado, y aunque es lineal tiene la peculiaridad de
estar dividido en dos tramos opuestos, uno llamado Cerro del Castillo que sube
a la cima de un monte donde yacen las ruinas de un antiguo poblado íbero, y
otro que baja a la Cueva
del Collado de los Jardines, conocida como Cueva de los Muñecos. Nosotros acometimos
primero la subida al Cerro del Castillo, y bajamos después a la Cueva de los Muñecos. Junto
al Centro de Interpretación del Patrimonio Histórico, edificado sobre un
antiguo aprisco, vimos un par de zorzales comunes.
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El Cerro de los Órganos contemplado desde la cima del Cerro del Castillo |
La senda sube al principio a través de un
encinar que pronto da paso a un área desarbolada en la que aflora la roca
desnuda. Desde esta zona despejada, al echar la vista atrás y a pesar de la luz
tan dura que había, podíamos ver la umbría del monte de en frente por donde
trepa un denso encinar mezclado con quejigos y cornicabras, vestidos de tintes
anaranjados y rojizos respectivamente. Los buitres leonados no volaban demasiado
lejos sobre nuestras cabezas. Entre las ruinas de la cima pudimos descubrir
unos pocos verdecillos, y al coronar lo más alto se nos abre el campo de visión
abarcando el paisaje de Despeñaperros y de Monumento Natural de Los Órganos.
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El roquedo de la Cueva de los Muñecos |
La bajada la cueva de los Muñecos, por el
contrario, atraviesa la espesura del encinar, que solo se abre al llegar a la
ubicación de la cueva, donde realizaron distintas excavaciones arqueológicas en
las que se hallaron miles de figuras y exvotos ofrecidas a los dioses. Entre
las encinas se mezclan alcornoques, y aparecen lentiscos, cornicabras, enebros
de la miera y arces de Montpellier, de porte espectacular algunos ejemplares de
estas dos últimas especies, de aspecto arbóreo más que arbustivo. Al llegar a
la grieta de la cueva, se siguen viendo los planeos de los buitres. A la
vuelta, ascendiendo hacia el museo, descubrimos al trepador azul en sus
correrías verticales por los troncos de los árboles, que previamente se había
delatado su potente trino.
Para almorzar elegimos volver a La Aliseda, donde nuevamente
observamos nomadeando por la zona al cuantioso bando de lúganos que vimos en la
mañana.
(*)
Fotografías: gentileza de Mercedes Coco.
Lista
de Aves Observadas (Orden Sistemático):
- Buitre
Leonado (Gyps fulvus)
- Pico
Picapinos (Dendrocopos major)
- Lavandera
Cascadeña (Motacilla cinerea)
- Mirlo Común
(Turdus merula)
- Zorzal Común
(Turdus philomelos)
- Trepador
Azul (Sitta europaea caesia)
- Rabilargo Ibérico (Cyanopica
cooki)
- Verdecillo
Común (Serinus serinus)
- Lúgano (Carduelis
spinus)
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