En un muladar de Ciudad Real, ubicado en la Sierra Morena
oriental, asistí ayer a mi primera carroñada, donde tomé mis primeras
fotografías de fauna silvestre, a los comensales del festín, que no solo fueron
buitres. Todo gracias a José Luis Ojeda, quien me llevó allí como parte de
nuestro trabajo de campo (con los pertinentes permisos en regla, tanto de la Administración
Pública, como del propietario de la finca privada), quien me
prestó la cámara y con quien compartí esta jornada campera.
|
Águila Imperial Ibérica |
Antes de las 6.00 de la mañana nos pusimos
en marcha, pues teníamos una hora aproximadamente de camino por delante, y
debíamos entrar en el hide antes de las primeras luces del alba, para evitar
ser vistos por los buitres. Recorriendo los carriles interiores de la finca que
conducen al muladar se nos cruzó un pequeño lirón careto, aún activo en el
primer día del invierno. Lo cierto es que el día fue soleado, y apenas hizo
frío.
En plena oscuridad entramos en el hide, y
desde el interior de su habitáculo, en las 12 horas que allí permanecimos,
vimos levantarse el día, y así mismo ponerse, cuando la noche volvió a cubrir
con su oscuro manto los montes mariánicos. La cogujada montesina cantaba
temprano, con la primera claridad del día. Y con esa misma claridad, cuando todavía
la luz no había alcanzado el fondo del valle donde nos encontrábamos,
descubrimos que ya había buitres esperando la pitanza, un viejo negro entre
unos pocos leonados.
|
Buitre Leonado y Buitre Negro |
Parecía que la carroña se hacía de rogar,
y a nosotros empezaba a invadirnos cierta sensación de impaciencia, y mientras
seguía nuestra espera, llegó otro buitre leonado a posarse en una encina. No
podíamos arriesgarnos a hacerles fotos sin que estuvieran comiendo, pues podían
desconfiar, o ahuyentarlos. Otros buitres permanecían a la espera posados en el
suelo, pero fuera del muladar. Entre las ramas de las encinas también se movían
unos estorninos negros, haciendo distintas imitaciones de otros cantos de aves
que incluso llegaron a confundirnos. También llegaban a nuestros oídos los
ásperos graznidos de los arrendajos que pululaban entre los quejigos a la
espalda del hide. Algunos buitres más madrugadores, y quizás también los más
hambrientos, habían levantado su pesado vuelo, y daban vueltas sobre el
muladar. Los rabilargos también habían empezado a prospectar el terreno, así
como una pareja de cuervos, que posados en la rama alta de una encina, se
acicalaban en demostración de su amor corvino. Y sobre el muladar también voló
una joven águila imperial.
|
Pareja de Cuervos, acicalándose |
Por fin llegó el guarda, y dejó los
despojos de los ciervos donde le indicó José Luis. No tardaron mucho en llegar
los primeros comensales, que tal y como describen los libros de Ciencia, fueron
los córvidos, que con sus plumajes fanéricos llamaron la atención de los
buitres. Los córvidos que aquí reclamaron a los buitres fueron los rabilargos,
y como si de una cascada se tratara, los buitres que había fuera del muladar
despegaron para volver a tomar tierra cerca de los restos de los venados,
mientras del cielo se precipitaban los que antes cicleaban, y a su vez atraían
como imanes a los que aún permanecían en la buitrera cercana. La joven imperial
volvió a dar una pasada sobre el lugar, y la pareja de cuervos también regresó.
|
Buitres Leonados oteando desde la copa de una encina |
|
Más Buitres Leonados que Negros esperando para comer |
Pero la guinda del pastel la puso otro
comensal que acudió al festín de vísceras. Una maravilla alada que cayó del
cielo, y con su canto nos anunció su llegada al posarse en la rama más alta de
una encina. Un águila imperial adulta que estuvo unos 4 minutos apostada a tan
solo 35 metros
de nosotros. Algo más tarde también se paró la joven imperial en otra encina
del muladar, pero no podíamos verla. Escuchamos en varias ocasiones a lo largo
del día los reclamos de la pareja de adultos, a los que también vimos
sobrevolar el muladar, pero no volvieron a posarse por allí cerca.
|
Ejemplar adulto de Águila Imperial |
Entre tanto los buitres iban y
venían durante todo el día, y las horas pasaban léntamente. Recelaban de comer más allá de algunos despojos
sueltos. Parecían esperar al que alguno, el más hambriento, se atreviera a
hincar su pico en la carne, pero cuando alguno lo intentaba, estallaba el duelo
vultino. Los dominantes del grupo de buitres comunes, no permitían a sus
congéneres comer. Abrían las alas y alzaban una de sus patas en actitud
amenazante. Los negros, numéricamente muy inferiores a los leonados, se entremezclaban
con ellos, pero sin obedecer sus protocolos.
|
Buitre Leonado en actitud de amenaza |
|
Avalanzándose sobre una cabeza de ciervo |
|
Comiendo |
Muy altas, en el cielo planearon
junto a los buitres una pareja de cigüeñas comunes. Las chovas piquirrojas
también se escuchaban al sobrevolar el muladar, incluso una se posó a lo lejos,
al otro extremo de donde estábamos, pero no se acercó a la carroña. En las
primeras horas de la tarde se oía el canto de las perdices, y una se aventuró a
cruzar el muladar, picoteando entre la hierba. Más tarde también lo hizo una
abubilla que afanosamente sondeaba el terreno en búsqueda de los invertebrados
con los que se nutre.
|
Abubilla |
Y cuando al anochecer salíamos de la
finca, pudimos ver ciervos, un zorro y muflones. Por la carretera, de vuelta,
también se nos cruzó otro zorro.
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Lirón Careto
(Eliomys quercinus lusitanicus)
- Zorro Rojo (Vulpes vulpes)
- Muflón (Ovis orientalis)
- Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
- Cigüeña
Blanca (Ciconia ciconia)
- Buitre
Leonado (Gyps fulvus)
- Buitre Negro
(Aegypius monachus)
- Águila
Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
- Perdiz Roja
(Alectoris rufa)
- Abubilla (Upupa epops)
- Cogujada
Montesina (Galerida theklae)
- Arrendajo
Común (Garrulus glandarius)
- Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
- Cuervo Común
(Corvus corax)
- Chova
Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
- Estornino Negro (Sturnus
unicolor)
No hay comentarios:
Publicar un comentario