En un rincón de las estribaciones de
Sierra Madrona hay un muladar, desde donde a través de las ventanas de un hide, tuve una
apasionante vivencia campera hace un par de días. Fui testigo de unas
espectaculares secuencias que tuvieron por protagonistas a las aves necrófagas, como si estuviera visionando un
documental, que aquí narro lejos de la elocuencia de haberlo podido presenciar
en directo.
En camino, por la noche, se nos cruzó un ratón en la
carretera. Circulando ya por los carriles interiores de la finca, vimos una liebre
con las luces de la furgoneta, e intuimos las siluetas de unos ciervos en la
oscuridad, bajo el resplandor de la luna decreciente. Una vez colocados en el
interior del hide, cada cual en su sitio, solo rompía el silencio el búho real
con su cantar, mientras esperábamos el amanecer.
Con el clareo de las primeras luces,
pudimos ver la primera ave que hizo su aparición en el muladar, una hembra de
colirrojo tizón que se posó sobre el cadáver del ciervo. Sopló el aire con
cierto vigor, el rato posterior a la salida del sol que bañaba de luz las altas
lomas, pero no hacía demasiado frío. Un par de zorzales se posaron en las
partes altas del las encinas, mientras ya podíamos ver los buitres leonados
posados en los cercanos riscos. Despegaron los primeros, pero pasaron de largo.
Escuchamos al águila imperial, y también a los cuervos, pero todavía no había
entrado nada al muladar. Los bandos de palomas también pasaban cerca. Unos
aviones roqueros revolotearon por allí. Otro grupo de buitres cicleó sobre el
muladar, pero altos, antes de alejarse, mientras una lavandera cascadeña se
afanaba en la caza de insectos entorno a la carroña.
El grueso de colonia de buitres leonados,
junto algún negro, volaba, desfilando hacia otra parte. El vuelo bajo de una joven
águila real junto a un viejo buitre negro sobre el muladar, creó el primer
momento de gran expectación en el grupo que aguardaba que llegara a posarse
alguna gran rapaz a tiro de sus objetivos fotográficos. Poco después un par
de buitres leonados, dieron unas vueltas sobre el muladar, volando bajo, pero
también se fueron.
Águila Imperial joven, sobre la copa de una encina |
A nuestras espaldas podían oírse los
arrendajos, y mientras uno de estos córvidos se entretenía en picotear un trozo
de carne en un posadero de una encina seca, se dejó caer el águila imperial,
que vino a pararse sobre la copa de una encina. Era un ejemplar joven que
permaneció bastante rato en el sitio que eligió de posadero, mientras
simultáneamente unos milanos reales comenzaron a sobrevolarnos. Y solo cuando
el águila se fue, se dedicaron los milanos a dar pasadas y hacer picados para
tratar de coger con sus garras algún trozo de carne. Solo un milano se atrevió a aterrizar
en el suelo, aunque por un breve momento, tras llevarse un jirón de carne.
Entre tanto un joven buitre negro se paró cerca del muladar, lejos del hide,
pero después de un rato se acabo marchando.
Se sucedió el rato de actividad de las
rapaces, con la calma, en el que el grupo deparaba entonces en los colirrojos tizones
y los arrendajos que visitaban el muladar. Alguna paloma se adentraba en el
interior de las copas de las encinas del interior del recinto acotado, mientras
que de vez en cuando, algún que otro zorzal pasaba volando. También se acercaron
los primeros rabilargos, que expulsaron a la lavandera cascadeña de las
inmediaciones de la carroña. De todos modos, a la cascadeña le salió otro
competidor más directo. Una lavandera blanca, ligeramente más grande, que
también se dedicaba a capturar insectos, alejaba a la cascadeña de su lado,
allá donde iba. Se oían a las perdices por detrás de nuestra posición. Un
cernícalo pasó raudo sobre el muladar. Y llegó el primer cuervo, a posarse
sobre una encina, desde donde emitía su llamada, hasta que poco después
apareció su compañero.
El vuelo de una joven Águila Real |
De repente los rabilargos y los arrendajos
desaparecieron. Y del cielo cayó una joven águila real, que en seguida se vio
acosada por la pareja de cuervos, hasta posarse en interior de la frondosa copa
de una encina. No podíamos verla, pero sabíamos que estaba allí. Los
rabilargos, los arrendajos y uno de los cuervos marcaban su posición con sus
voces de alarma. Pero el águila trepó con un aleteo hasta la percha superior de
la encina, coronándola, y descubriéndose ante nuestra atónita mirada. Y desde
ahí se tiró al suelo, donde anduvo y estuvo picoteando los viejos esqueletos.
Alzó el vuelo para intentar apostarse en un posadero, la rama seca de una
encina, pero el lance de los cuervos puso al gigante alado en retirada.
Pero no esperamos mucho tiempo, cuando la joven águila imperial vuelve aparecer, parándose directamente en el suelo, bajo una encina. Y casi a la vez llegó otra vez la joven real, que fue a colocarse frente a la imperial. Los retoños de otra encina que teníamos delante no nos dejaron ver con claridad la breve escaramuza, que acabó abandonado la imperial para posarse sobre la copa de una encina. La real imitó a su competidora, apostándose en otra encina. Y en una tercera encina, la pareja de cuervos estaba tan pendiente de las águilas como nosotros. Más impaciente que la imperial, la real cambia de encina, a lo que los cuervos responden arrojándose en picado sobre ella, en el corto trayecto. Las águilas permanecieron tranquilamente sobre sendas encinas durante un largo rato. La primera en irse fue la real, y bastante después hizo lo mismo la imperial.
Deslizándose planeando |
Aterrizando |
Pero no esperamos mucho tiempo, cuando la joven águila imperial vuelve aparecer, parándose directamente en el suelo, bajo una encina. Y casi a la vez llegó otra vez la joven real, que fue a colocarse frente a la imperial. Los retoños de otra encina que teníamos delante no nos dejaron ver con claridad la breve escaramuza, que acabó abandonado la imperial para posarse sobre la copa de una encina. La real imitó a su competidora, apostándose en otra encina. Y en una tercera encina, la pareja de cuervos estaba tan pendiente de las águilas como nosotros. Más impaciente que la imperial, la real cambia de encina, a lo que los cuervos responden arrojándose en picado sobre ella, en el corto trayecto. Las águilas permanecieron tranquilamente sobre sendas encinas durante un largo rato. La primera en irse fue la real, y bastante después hizo lo mismo la imperial.
Levantando el vuelo |
Increpada por un cuervo |
Los milanos también retornaron con sus acrobacias aéreas, sus virajes y sus picados para llevarse algún pedazo de carne consigo. El cernícalo también volvió a aparecer por allí. Un nuevo visitante fue la abubilla, prospectando el suelo. Los cuervos siguieron por allí, y bajando a recoger trozos de carne sueltos. Los arrendajos pasaban y parecían pararse por curiosear. Los rabilargos iban y venían sobre la carcasa del ciervo. Los colirrojos tizones se dedicaban a capturar insectos, sin que mediasen enfrentamientos con las dos lavanderas. Y el desfile de buitres comenzó de nuevo, esta vez en dirección al roquedo.
Entrada la tarde, cuando ya no se espera
que llegue ningún comensal del muladar, avisamos al guarda para que viniese a
buscarnos. Es muy importante seguir este procedimiento, pues aunque
aparentemente no haya ningún ave cerca, si alguna llega a detectarnos salir
directamente desde el hide, podría recelar. Antes de salir de la finca pudimos
ver tres abubillas, unos ciervos, un gavilán y algunos muflones. Por la
carretera vimos los estorninos congregados en los cables de los tendidos
eléctricos, un par de cigüeñas en los campos, más un par de ratoneros sobre
sendos postes de las dehesas del Valle de los Pedroches.
Fotografías: gentileza de Julen Gayarre y Luke Massey.
Fotografías: gentileza de Julen Gayarre y Luke Massey.
Lista
de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Ratón de
Campo (Apodemus sylvaticus)
- Liebre
Ibérica (Lepus granatensis)
- Muflón (Ovis orientalis)
- Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
- Cigüeña
Blanca (Ciconia ciconia)
- Milano Real
(Milvus milvus)
- Buitre
Leonado (Gyps fulvus)
- Buitre Negro
(Aegypius monachus)
- Gavilán
Común (Accipiter nissus)
- Busardo
Ratonero (Buteo buteo)
- Águila
Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
- Águila Real
(Aquila chrysaetos)
- Cernícalo
Vulgar (Falco tinnunculus)
- Perdiz Roja
(Alectoris rufa)
- Paloma
Torcaz (Columba palumbus)
- Búho Real (Bubo bubo)
- Abubilla (Upupa epops)
- Avión
Roquero (Ptyonoprogne rupestris)
- Lavandera
Blanca (Motacilla alba alba)
- Lavandera
Cascadeña (Motacilla cinerea)
- Colirrojo
Tizón (Phoenicurus ochruros)
- Zorzal Común
(Turdus philomelos)
- Arrendajo
Común (Garrulus glandarius)
- Rabilargo
Ibérico (Cyanopica cooki)
- Cuervo Grande (Corvus corax)
- Estornino
Negro (Sturnus unicolor)
Que buenas fotos Pedro, excelente entrada. No conocía tu blog y me ha gustado mucho, me hago seguidor. Un saludo desde Cantabria.
ResponderEliminarhttp://faunacompacta.blogspot.com.es/
Muchas gracias por tus palabras Germán. Lo único que las fotos no son mías. Sus autores son Julen Gayarre (la primera foto de águila real) y Luke Massey (el resto). Yo también me he hecho seguidor de tu blog. Un saludo desde Andújar.
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