Después de bastante tiempo sin ir, ayer
David y yo salimos a dar un paseo por la zona de La Ropera a últimas horas de
la tarde. Y como otras veces que hemos elegido aquel sitio por su proximidad a
Andújar, para echar un rato de campo y poder observar fauna, no nos decepcionó.
Las tórtolas turcas y algún que otro gorrión adornaban los cables de los
tendidos eléctricos sobre los que se hallaban posados por la carretera. Sobre
las aguas abiertas del ancho tramo final del Río Jándula nadaban algunos ánades
reales, mientras los rabilargos revoloteaban entre los olivos y los árboles de
la ribera.
Aparcamos en las inmediaciones del puente.
La humedad del río y el calor reinante a pesar de las horas crepusculares,
propiciaban que estuviésemos envueltos en un cierto bochorno. Desde el puente,
veíamos los desconfiados patos que se habían alejado aguas abajo. También
descubrimos una garza real que entre los sauces, asomaba sobre el cauce. De las
verdes eneas que proliferaban a ambas orillas del río junto al puente, emanaban
las ásperas notas del carricero común. Una brizna de enea que se agitaba a un
ritmo diferente a las demás, era movida por una gran carpa que nadaba por las
someras aguas de donde brotaba.
Cruzamos el puente y echamos a andar
paralelos a la orilla, aguas abajo, entre bosque de ribera y olivar. Entre los
muchos vencejos que con su incesante griterío volaban sobre el río, los
acompañaban algunos abejarucos. En los claros donde el bosque en galería se
abría, aprovechábamos para mirar hacia el río, pero en cuanto nos deteníamos,
las garzas y los ánades reales que tratábamos de observar echaban a volar sin
darnos muchas más opciones. Y también por este lado del río había rabilargos
Nos resultó llamativo el gran número de pollos
volantones de golondrina común que se concentraban sobre un sauce, mientras
otras tantas pasaban sobre el río. Del interior del bosque de aquella orilla
procedían también los arrullos de la tórtola común, y la voz aflautada de la
oropéndola. Un tronco encallado en el lecho del río y que emergía sobre la
corriente, servía de islote a unos galápagos que se soleaban con los últimos
rayos de la tarde. Y mientras esto sucedía, un pollo volantón se posó en el
tallo de una planta de la orilla por la que caminábamos, muy cerca de nosotros.
Pero no era una golondrina, si no algo que acaparó nuestra atención con
especial interés. Habíamos tenido junto a nosotros un pájaro moscón.
Poco más adelante terminó nuestro paseo,
pero no retomamos la vuelta inmediatamente, si no que esperamos un rato. Íbamos
tranquilamente, y delante nuestra alzaron el vuelo un par de abubillas. Al
pasar por el lugar donde habíamos visto al moscón, escuchamos al martín
pescador, que David que llegó a ver. Los galápagos permanecían apurando su baño
de sol sobre el tronco. Bajo las aguas se intuía la difusa silueta de grandes
carpas que a veces nadaban a ras de la superficie del agua turbia, dibujando
onduladas estelas, que a veces asomaban
sus aletas dorsales. Sobre el olivar cercano volaban algunos estorninos, y más
lejos también lo hacía un bando de estos negros pájaros sobre la chopera del
otro lado del río.
Esta vez no conseguimos ver ninguna garza,
pero si patos. A los vencejos y a las golondrinas comunes que se dedicaban
afanosamente a prospectar el río a la caza de mosquitos y otros insectos
alados, se sumaban ahora al elenco aviones comunes y golondrinas dáuricas.
Quizás también estaban allí al principio, cuando veníamos, pero entonces no me
percaté de su presencia. Entre el sotobosque de sauces, los rabilargos formaban
una algarabía, quizás en conflictos entre ellos mismos, o tal vez fuera otra
cosa lo que los inquietara, pero que nunca llegamos a descubrir. En las sombras
del camino se descubre un mirlo que acto seguido vuelve a refugiarse entre la
segura espesura de la vegetación.
Acercándonos al puente, entre el canto del
carricero también se oyó la estrofa musical del ruiseñor bastardo. Y al llegar
al puente, antes de cruzarlo, observamos un pájaro que se movía nerviosamente
entre el suelo y los tallos secos del pasto. Estaba comiendo hormigas en aquel
sitio, por lo que pudimos observarlo con todo detenimiento, durante un rato,
hasta que se decidió a volar hasta el interior de la copa de un chaparro. Se
trataba de una curruca que puso el broche de oro y el cierre a nuestras
observaciones de la tarde, la mirlona.
Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Garza Real (Ardea cinerea)
- Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
- Tórtola
Europea (Streptopelia turtur)
- Tórtola
Turca (Streptopelia decaocto)
- Vencejo
Común (Apus apus)
- Martín
Pescador Común (Alcedo atthis)
- Abejaruco
Europeo (Merops apiaster)
- Abubilla (Upupa epops)
- Golondrina
Común (Hirundo rustica)
- Golondrina
Dáurica (Cecropis daurica)
- Avión Común
(Delichon urbicum)
- Mirlo Común
(Turdus merula)
- Ruiseñor
Bastardo (Cettia cetti)
- Carricero
Común (Acrocephalus scirpaceus)
- Curruca
Mirlona (Sylvia hortensis)
- Pájaro
Moscón (Remiz pendulinus)
- Oropéndola Europea (Oriolus oriolus)
- Rabilargo
Ibérico (Cyanopica cooki)
- Estornino Negro
(Sturnus unicolor)
- Gorrión
Común (Passer domesticus)
- Galápago
Leproso (Mauremys leprosa)
- Carpa (Cyprinus carpio)
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