Mis primeras observaciones de campo son
del Sendero del Jabalí, cuyo recorrido empezamos a media mañana y apenas nos
llevó un par de horas. Antes, solo había visto a las negras grajillas
distribuidas entre las ramas desojadas de los chopos negros que hay junto al
puente que cruza el Río Jándula, cuando subíamos de camino al inicio del
sendero. Muy escasas al principio, esas observaciones parecían presagiar una
sesión estéril de campo, limitadas a pinzones y carboneros, que con sus cantos
anunciaban la incipiente primavera, pero que no se dejaron ver. El día, aunque
soleado, era fresco. En una parada, junto a unos piruétanos, me fijé en un
pajarillo que revoloteaba inquieto entre su apretado ramaje. En un principio
pensé que se trataría de alguna curruca pero al conseguir fijar los prismáticos
sobre el ave, descubrí con sorpresa que se trataba de un hermoso reyezuelo
listado. Aunque interesante el avistamiento de un reyezuelo donde los haya, no
dejaba de extrañarme que no se viesen otras aves. Más adelante pudimos ver una
perdiz sobre un bolo granítico, y a un mirlo ocultarse entre un lentisco.
Pero el panorama cambió de repente en el
último tramo del sendero, en la bajada hacia el Encinarejo, y como si de una
exhibición de cetrería se tratara, las más grandes de las rapaces que aquí
viven, entraron en escena, casi al mismo tiempo. La voz del águila imperial nos
hizo alzar la vista al cielo, y en un determinado momento pude contar cinco
individuos distintos. Los dos ejemplares que volaban más cerca pronto se
perdieron entre las copas de pinos piñoneros, y los otros tres se desplazaban
en sentido opuesto, muy altos, hasta que dejaron de ser puntos en el cielo azul,
para desvanecerse entre algunas de las dispersas nubes. Poco más adelante
improvisamos otra parada para contemplar al águila real, que volaba más cerca
de lo que lo habían hecho las imperiales. Sobre el águila real, apareció una
imperial, y ambas se perdieron pronto. A continuación pasó un buitre negro
planeando. Cuando ya salimos al claro del bosque, y mirábamos sobre la senda
por la que habíamos descendido, podíamos observar el vuelo de dos águilas
reales, y más altas, las siluetas de dos águilas imperiales. Las imperiales,
aunque muy alejadas, nos sobrevolaron describiendo asombrosos picados, y bajo
ellas pasaron una pareja de buitres leonados, planeando suavemente, volando en
línea recta. Y la función terminó.
Antes de comer, prolongamos el paseo hasta los lastrones, donde pasamos el rato contemplando un cormorán que posado sobre una roca en medio del río, extendía sus alas para secar su plumaje. Pero no dejábamos de mirar a nuestro alrededor. Nunca se sabe donde puede aparecer el lince. Prestábamos atención a las urracas, pero estaban en calma. Al volver hacía los merenderos donde almorzamos, pude ver un petirrojo, y desde allí, escuché al chochín, que cantaba oculto desde alguna parte en la orilla del río.
Antes de comer, prolongamos el paseo hasta los lastrones, donde pasamos el rato contemplando un cormorán que posado sobre una roca en medio del río, extendía sus alas para secar su plumaje. Pero no dejábamos de mirar a nuestro alrededor. Nunca se sabe donde puede aparecer el lince. Prestábamos atención a las urracas, pero estaban en calma. Al volver hacía los merenderos donde almorzamos, pude ver un petirrojo, y desde allí, escuché al chochín, que cantaba oculto desde alguna parte en la orilla del río.
Después de comer fuimos hasta el Embalse
del Jándula. Por el carril del Encinarejo vimos rabilargos y una abubilla, y
por la carretera, a diferencia de la ida, sí que pudimos ver algunas aves a la
vuelta. Al poco de incorporarnos a la carretera y de haber cruzado el puente
del Río Jándula, vimos unos cuantos buitres leonados. Más adelante se suman un
mirlo y un pito real, así como algunas palomas torcaces, y en una parada que
hicimos en el Mirador del Barranco de Valdeinfierno vimos más buitres.
Al principio de la carretera de La Lancha, en una breve
detención, pudimos ver un pico picapinos y un pito real juntos, acompañados por
algunos rabilargos. Al dejar la zona de las viñas, y adentrarnos entre las
grandes fincas, empezamos a ver urracas, tórtolas turcas y zorzales charlos en
los primeros prados adehesados, donde también pudimos observar una tarabilla
común y un colirrojo tizón. En el último tramo de carretera, antes coger el
carril, ya nos fue posible ver a los huidizos gamos y algún confiado ciervo.
También se dejaron ver unos conejos. Al empezar a recorrer el carril, se nos
cruzo fugazmente un azor, y poco más adelante salió un ratonero desde la copa
de una encina que fue a posarse por un momento a una roca, justo antes de volver a emprender el vuelo y
perderse de nuestra vista.
Antes de parar en las curvas de La Lancha, me fijé al pasar por aquel tramo en un grupo de rabilargos. Antes de bajar al pantano, pero tan solo logramos ver un par de ciervos y oír cantar a la perdiz. Entre los lentiscos se movía algún que otro mirlo. Y también había por allí unos pinzones. Estaba muy concurrido el camino. Como paparazzis que persiguen a un famoso, no faltaba en cada curva un grupo de curiosos fotógrafos y observadores que dirigían los objetivos de sus cámaras y telescopios hacia el interior de la finca buscando al lince. Pero por el comportamiento de los naturalistas allí congregados, el famoso no posaba para ellos. Algunos se entretenían tomando macros de flores, y otros apuntaban hacia arriba tratando de capturar imágenes de los aviones roqueros.
Antes de parar en las curvas de La Lancha, me fijé al pasar por aquel tramo en un grupo de rabilargos. Antes de bajar al pantano, pero tan solo logramos ver un par de ciervos y oír cantar a la perdiz. Entre los lentiscos se movía algún que otro mirlo. Y también había por allí unos pinzones. Estaba muy concurrido el camino. Como paparazzis que persiguen a un famoso, no faltaba en cada curva un grupo de curiosos fotógrafos y observadores que dirigían los objetivos de sus cámaras y telescopios hacia el interior de la finca buscando al lince. Pero por el comportamiento de los naturalistas allí congregados, el famoso no posaba para ellos. Algunos se entretenían tomando macros de flores, y otros apuntaban hacia arriba tratando de capturar imágenes de los aviones roqueros.
Bajamos al embalse, y desde la presa,
fuimos descubriendo de dos en dos, hasta siete hembras de cabra montés. Una
pareja de chovas anunció su presencia con su graznido, a la vez que dibujaban
en el aire espectaculares curvas con sus acrobáticos vuelos.
Hacia las últimas horas de la tarde, volvimos a las curvas. El lince había sido visto momentos antes de nuestra llegada. Fue como un déjà vu, como en aquellos años en los que todavía no había visto al gran gato machado, en los que salía en su busca como principal objetivo, y sentía que el azar se burlaba de mí. Pero la corta espera dio sus frutos, y el lince volvió a aparecer donde lo habían estado viendo. Aunque se podía ver a simple vista, era necesario recurrir a los prismáticos y al telescopio para apreciar la belleza felina de la fiera mediterránea. Estuvo un considerable rato allí, por lo que todo el grupo pudo contemplarlo, y disfrutar de su presencia.
Sin duda alguna, fue una jornada naturalista que me atrevería a calificar de inmejorable, y desde luego es la más completa de cuantas recuerdo, vividas en mi sierra. Lo único que lamento es no disponer de ninguna foto de este día, pero en mi retina llevo grabadas las imágenes de todo cuanto vi. Aunque me quedaron por observar otras muchas especies faunísticas, desde luego fue una jornada única, irrepetible, que en la que convergieron el lince, los buitres leonado y negro, las águilas imperial y real, el azor, el ratonero, el reyezuelo listado, la cabra montés… emblemas y rarezas, pero todas ellas especies singulares que habitan en la Sierra de Andújar.
Hacia las últimas horas de la tarde, volvimos a las curvas. El lince había sido visto momentos antes de nuestra llegada. Fue como un déjà vu, como en aquellos años en los que todavía no había visto al gran gato machado, en los que salía en su busca como principal objetivo, y sentía que el azar se burlaba de mí. Pero la corta espera dio sus frutos, y el lince volvió a aparecer donde lo habían estado viendo. Aunque se podía ver a simple vista, era necesario recurrir a los prismáticos y al telescopio para apreciar la belleza felina de la fiera mediterránea. Estuvo un considerable rato allí, por lo que todo el grupo pudo contemplarlo, y disfrutar de su presencia.
Sin duda alguna, fue una jornada naturalista que me atrevería a calificar de inmejorable, y desde luego es la más completa de cuantas recuerdo, vividas en mi sierra. Lo único que lamento es no disponer de ninguna foto de este día, pero en mi retina llevo grabadas las imágenes de todo cuanto vi. Aunque me quedaron por observar otras muchas especies faunísticas, desde luego fue una jornada única, irrepetible, que en la que convergieron el lince, los buitres leonado y negro, las águilas imperial y real, el azor, el ratonero, el reyezuelo listado, la cabra montés… emblemas y rarezas, pero todas ellas especies singulares que habitan en la Sierra de Andújar.
Lista
De Especies Observadas (Orden Sistemático):
- Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus algirus)
- Lince Ibérico (Lynx pardinus)
- Cabra Montés (Capra pyrenaica hispanica)
- Ciervo Rojo (Cervus elaphus)
- Gamo (Dama dama)
- Cormorán Grande (Phalacrocorax carbo)
- Buitre Leonado (Gyps fulvus)
- Buitre Negro (Aegypius monachus)
- Azor Común (Accipiter gentilis)
- Busardo Ratonero (Buteo buteo)
- Águila Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
- Águila Real (Aquila chrysaetos)
- Perdiz Roja (Alectoris rufa)
- Paloma Torcaz (Columba palumbus)
- Tórtola Turca (Streptopelia decaocto)
- Abubilla (Upupa epops)
- Pito Real (Picus viridis sharpei)
- Pico Picapinos (Dendrocopos major)
- Avión Roquero (Ptyonoprogne rupestris)
- Chochín Común (Troglodytes troglodytes)
- Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula)
- Colirrojo Tizón (Phoenicuros ochruros)
- Tarabilla Común (Saxicola torquatus rubicola)
- Mirlo Común (Turdus merula)
- Zorzal Charlo (Turdus viscivorus)
- Reyezuelo Listado (Regulus ignicapilla)
- Carbonero Común (Parus major)
- Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
- Urraca (Pica pica melanotos)
- Chova Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
- Grajilla Común (Corvus monedula)
- Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs coelebs)
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