viernes, 18 de marzo de 2011

UNA VUELTA POR LA ROPERA

     En la tarde de hace un par de días, David y yo estuvimos moviéndonos por la desembocadura del Río Jándula en el Guadalquivir. Nuestro paseo, aunque corto, pues solo duró algo más de dos horas, no por ello dejó de ser intenso y tuvimos unos increíbles avistamientos.
     Nada más llegar, y sin habernos apeado todavía del coche, ya podíamos observar a la curruca capirotada moviéndose inquieta entre los sauces del río, aún desnudos, solo con algunas yemas y hojas que empiezan tímidamente a asomar e indican el despertar de la primavera. Cuando bajamos, una explosión de sonidos bombardeaba nuestros oídos. Entre ellos verdecillos y pardillos, y además de los siempre presentes rabilargos y gallinetas, ya delataban su presencia mediante su canto el cuco y el críalo. Una pareja de esta última especie pudimos ver nada más empezar a andar por un camino. Otra ave que también se mostró emparejada fue la abubilla, a la que vimos según avanzábamos. Un andarríos chico y unas pocas cigüeñuelas se encontraban en la pequeña laguna de las inmediaciones del carril donde habíamos aparcado.
     El camino, todavía embarrado, discurre paralelo al río, delimitado por la maleza ribereña compuesta por sauces y zarzas, entre las cuales se movía un pequeño bando de mitos. Nos dirigíamos a otra pequeña laguna que se forma en un meandro del río. A nuestro paso descubrimos que al sedentario ruiseñor bastardo, se le sumaba el recién llegado ruiseñor común, ambos habitantes de estos medios y a los cuales escuchamos. Entre los claros del sotobosque descubríamos garzas reales, garcetas comunes y gallinetas en los carrizales de las inaccesibles orillas del río.
     Pero en uno de estos claros pudimos contemplar algo que llamó nuestra atención, que provocó nuestra expectación. Se trataba de un bando de 17 flamencos, al que estuvimos observando atónitos, gratamente sorprendidos, y con cautela para no asustarlos. Esto es una muestra de las enormes posibilidades de este humedal y de la increíble riqueza faunística que potencialmente es capaz de albergar. Continuamos nuestra marcha, ligeros para no espantarlos, y pasamos a su lado consiguiendo que no levantaran el vuelo. David, que fue el primero en verlos, lamentó no llevar la cámara de fotos.
     Llegamos hasta la pequeña laguna, donde algunos galápagos se apresuraron a refugiarse en sus turbias aguas, y una pareja de ánades azulones levantaron el vuelo. Escuchamos los maullidos del ratonero, y al asomarnos a la orilla del río, bajo la cobertura de algunos sauces de porte arbóreo, conseguimos ver que se trataba de una pareja entregada a la parada nupcial, que se respondía mutuamente mediante reclamos y sobrevolaba delimitando su territorio. Y desde esta posición también descubrimos a un macho de pato cuchara nadando tranquilamente sobre las aguas del río, en compañía de algunos ánades reales. Antes de reanudar la marcha pudimos también escuchar el tenue y fugaz canto del martín pescador. Rodeamos la laguna, y en una zona más despejada de vegetación conseguimos ver una pareja de cigüeñas y unos picogordos, que previamente habíamos escuchado. También desde esta zona era posible distinguir el canto de herrerillos, carboneros y pinzones, así como el escribano soteño.
     Volvimos al camino inicial, con la intención de llegar hasta el coche. Algunos mirlos y conejos lo cruzaron. El grupo de flamencos seguía en el mismo sitio, así que volvimos a pasar con cuidado para no molestarlos y disfrutar de la presencia de estos visitantes esporádicos. En cambio, las habituales garzas y garcetas se mostraron más huidizas. En la pequeña laguna del principio, cerca del coche, volvimos a ver al andarríos pero esta vez dirigimos nuestras atentas miradas a otro limícola que estaba posado allí. Sin duda alguna se trataba de un correlimos, pero nos fue imposible identificar la especie concreta. En esta ocasión también conseguimos ver un gavilán. Y entre los paseriformes que observamos a la vuelta están unos mosquiteros y un grupo de gorriones morunos que revoloteaban entre las ramas de los arbustos mientras que volando en pleno cielo vimos golondrinas y aviones.
     Cogimos el coche y fuimos hasta el puente que cruza el río. En este corto trecho vimos gallinetas, lavanderas blancas y gorriones comunes. Una vez que cruzamos el puente, nos paramos a observar una joven águila imperial. No avanzamos mucho más en el camino que se adentra entre el monte y los olivares, y nos volvimos a bajar para asomarnos al último cañón que encauza al Río Jándula antes de su desembocadura. Desde aquí vimos unos pocos ánades reales y cormoranes en el río. Las sierras del fondo eran sobrevoladas por algunos buitres. Y a nuestro alrededor se dejaron ver jilgueros, cogujadas y trigueros entre los olivos, así como una curruca cabecinegra entre la espesura de los arbustos que recubren el talud del río.
     Y así concluyo nuestra breve pero satisfactoria jornada en este enclave de lujo, expuesto a ciertas agresiones humanas, ya que no goza de ninguna figura de protección ambiental. Concretamente el cultivo del olivar, cada vez más intensivo, ha llegado incluso a sustituir a la vegetación de la ribera en algunos tramos de río, cuando menos en zonas de monte que han sido degradadas con esta finalidad. Y aunque las fuertes riadas de estos dos últimos inviernos hayan demostrado al hombre cual es la verdadera fuerza de la Naturaleza, que ha reclamado lo que es suyo y ha devuelto las aguas a su cauce, el daño ya está hecho. Sería cuestión, a partir de ahora, dejar que donde yacen los secos esqueletos de esos olivos ahogados por las aguas, plantados en un lugar inapropiado, volviera a regenerarse naturalmente.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus algirus)
  • Cormorán Grande (Phalacrocorax carbo)
  • Garceta Común (Egretta garzetta)
  • Garza Real (Ardea cinerea)
  • Cigüeña Blanca (Ciconia ciconia)
  • Flamenco Común (Phoenicopterus roseus)
  • Ánade Azulón (Anas platyrhynchos)
  • Cuchara Común (Anas clypeata)
  • Buitre Leonado (Gyps fulvus)
  • Gavilán Común (Accipiter nisus)
  • Busardo Ratonero (Buteo buteo)
  • Águila Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
  • Gallineta Común (Gallinula chloropus)
  • Cigüeñuela Común (Himantopus himantopus)
  • Andarríos Chico (Actitis hypoleucos)
  • Críalo Europeo (Clamator glandarius)
  • Cuco Común (Cuculus canorus)
  • Martín Pescador Común (Alcedo atthis)
  • Abubilla (Upupa epops)
  • Cogujada Común (Galerida cristata)
  • Golondrina Común (Hirundo rustica)
  • Avión Común (Delichon urbicum)
  • Lavandera Blanca (Motacilla alba alba)
  • Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula)
  • Ruiseñor Común (Luscinia megarhynchos)
  • Mirlo Común (Turdus merula)
  • Ruiseñor Bastardo (Cettia cetti)
  • Curruca Cabecinegra (Sylvia melanocephala)
  • Curruca Capirotada (Sylvia atricapilla)
  • Mosquitero Común (Phylloscopus collybita)
  • Mito Común (Aegithalos caudatus irbii)
  • Carbonero Común (Parus major)
  • Herrerillo Común (Cyanistes caeruleus)
  • Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
  • Gorrión Común (Passer domesticus)
  • Gorrión Moruno (Passer hispaniolensis)
  • Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs coelebs)
  • Verdecillo Común (Serinus serinus)
  • Jilguero (Carduelis carduelis)
  • Pardillo Común (Carduelis cannabina)
  • Escribano Soteño (Emberiza cirlus)
  • Triguero (Miliaria calandra)
  • Galápago Leproso (Mauremys leprosa)

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