viernes, 6 de mayo de 2016

UNA VISITA RÁPIDA A LA SIERRA DE BAZA

     Antes de salir para Daimiel, a otro Voluntariado, me urgía dejar terminada esta crónica, escrita con un poco de prisa. Ayer acompañé a Fran Checa a una reunión en Benamaurel. Cuando terminó, nos encontramos con Fran Silva, y este nos llevó a aprovechar un rato por la tarde a un rincón de la Sierra de Baza, al Cortijo Narváez, donde se encuentra el Centro de Visitantes del Parque Natural y un Complejo Rural. De camino se nos había cruzado un zorzal charlo. Encontramos cerradas las instalaciones. Pero a cambio disfrutamos de la tranquilidad de no tener a nadie cerca, hablar de nuestras cosas, reírnos y de conectar con la Naturaleza del entorno. Como si quisieran intervenir en nuestra conversación, solían escucharse a los piquituertos desde lo alto de los cipreses y los cedros, a los carboneros garrapinos y a los pinzones de entre los pinos, los arrullos de la torcaz procedentes del interior del bosque, y de vez cuando también un cercano pico picapinos con sus monosilábicas notas.
     Tras almorzar nos dimos un breve paseo por los alrededores. Mientras concluíamos que una pequeña encina que había nacido bajo unos cipreses era obra de los arrendajos, reputados sembradores de bosques, nos sorprendió un ciervo que bajaba a la carrera por la ladera. Se situó unos instantes cerca de nosotros, quieto, pudiendo ver que era un macho en el que despuntaban los pivotes óseos de la incipiente cuerna, carraspeó, sacudiendo la cabeza, quizás tratando de librarse del acoso de las moscardas, y se marchó. Y mientras mirábamos la cantidad de muérdago que amenazaba la vida de algunos pinos laricios, descubrimos a una ardilla en la copa de otro, pegada al tronco. Nuestro paseo nos llevó a la mancha de cipreses donde de vez en cuando cantaba y tamborileaba en la madera el pico picapinos, pudiendo ver al pájaro carpintero volar, mientras pasaban cantando los pequeños bandos de verdecillos y piquituertos. Llegamos a ver algún piquituerto posado en la parte superior de estos lanceolados árboles de los que extraen las semillas de sus gálbulos.
     Pero Silva no podía quedarse toda la tarde con nosotros, de manera que cuando nos despedimos, Checa y yo decidimos hacer el par de senderos que de allí parten. Pero una cosa es lo que planificas, o lo que teníamos intención de hacer, y otra es lo que luego realmente haces, a menudo en función de la disponibilidad de tiempo. Y es que nos entretuvimos más de lo que quisimos en el itinerario circular que recorrimos. Antes de empezar el recorrido, estando en el entorno del cortijo, recibí la llamada del coordinador de WWF/Adena, para confirmar mi plaza en el Voluntariado. El sendero discurría casi ininterrumpidamente entre bosques de pino laricio, resinero y carrasco, mezclados entre si. Al poco rato de empezar la caminata, llegamos a una fuente donde se agolpaban los piquituertos, y algún que otro pinzó, para beber. El canto del carbonero garrapinos podía escucharse casi todo el tiempo, y más tarde acabamos viendo algunos.
     Llegamos a un mirador, elevado y sobre un área despejada, desde el que podíamos contemplar las cumbres de la Sierra de Baza que nos rodeaban. Oímos las graznantes llamadas de las chovas, y las descubrimos altas, surcando el cielo plomizo de la tarde. Del pinar surgían los ásperos reclamos del arrendajo, consiguiendo ver alguno. También vimos algunas palomas torcaces, en vuelos altos y rápidos, sobre el techo de las copas de los pinos, y algún mirlo, volando bajo, a los cuales además pudimos escuchar. Los relinchos del pito real y las agudas notas del agateador también sonaron entre los murmullos del bosque, pero sin que llegásemos a verlos. Logramos ver al herrerillo capuchino, aunque apenas un instante, gracias a que lo delató su canto.
     Cuando llegamos de vuelta al Cortijo de Narváez, determinamos que se nos haría muy tarde si hacíamos también el otro sendero. Antes de montarnos en el coche para irnos, pudimos observar sobre el tejado del cortijo al carbonero común. Pero toda esta historia tan solo es un fragmento que he querido destacar de la Naturaleza con la que estuve en contacto y de los avistamientos que realicé en el día de ayer. La siguiente lista de especies es por lo tanto, solo una parte del total que pude observar, por la carretera, en el entorno de Benamauriel por el que anduve mientras esperaba a que Fran terminase, y en Sierra Mágina, donde paramos a cenar en un área recreativa.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Ardilla Roja (Sciurus vulgaris)
  • Ciervo Rojo (Cervus elaphus)
  • Paloma Torcaz (Columba palumbus)
  • Pito Real Ibérico (Picus sharpei)
  • Pico Picapinos (Dendrocopos major)
  • Mirlo Común (Turdus merula)
  • Zorzal Charlo (Turdus viscivorus)
  • Carbonero Común (Parus major)
  • Carbonero Garrapinos (Periparus ater)
  • Herrerillo Capuchino (Lophophanes cristatus)
  • Agateador Común (Certhia brachydactyla)
  • Arrendajo Común (Garrulus glandarius)
  • Chova Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)
  • Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs coelebs)
  • Verdecillo Común (Serinus serinus)
  • Piquituerto Común (Loxia curvirostra)

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