domingo, 19 de julio de 2015

PASEO POR LA LAGUNA DEL CAMINO DE VILLAFRANCA Y LA LAGUNA DE LAS YEGUAS

     En mi segunda visita al Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan, en la mañana del presente día, me dediqué a buscar los caminos que llevaban a la Laguna del Camino de Villafranca y la Laguna de las Yeguas. Como el día anterior, estuvo la mañana nublada al principio, despejada después. Empleé el mismo tiempo que ayer, unas cuatro horas, pero en lugar de esperar en observatorios, lo invertí en caminar alrededor de las lagunas. Y aunque la jornada matutina dominical no me deparó tantas observaciones como la del sábado, sí que me dejó alguna agradable sorpresa.
     Mis observaciones comienzan a la salida del pueblo, con un bando de pardillos, a los que primero escuché, otro cercano grupo de gorriones, y una tórtola turca posada en el suelo entre ambos. Ya que debía pasar cerca de la Laguna de la Veguilla inevitablemente vi los flamencos en sus aguas, y a las gaviotas reidoras y sombrías, y a los vencejos sobrevolándolos. Los conejos se movían entre las lindes del bosque de tarajes y los campos, y las grajillas, emparejadas, permanecían posadas en sus respectivos postes, lanzándose algún graznido de vez en cuando. Desde lo alto de un pequeño montículo, minado por los conejos que asomaban por las bocas de las madrigueras, oteaban unas urracas. Un joven pinar, a modo de bosque-isla, rompía la monotonía del paisaje dominado por el sistema agrario. Pero los pinos en formación, alineados, denotaba su origen en una repoblación forestal. Más adelante, por el mismo camino que iba recorriendo, también lo andaban un par de cogujadas, que de vez en cuando cantaban, hasta que salieron volando. Un milano negro, gaviotas sombrías, y unas solitarias palomas volaron sobre el barbecho que separa la Laguna de la Veguilla de la Laguna del Camino de Villafranca, la más extensa de todas.

Laguna del Camino de Villafranca

     Pero una gran extensión gris denotaba su carácter estacional y que la laguna estaba seca. No había resistido el tórrido estío. Los grises oscuros de las partes centrales y más hondas indicaban que aún queda barro fresco, frente a la dura costra gris claro del perímetro de la laguna. Ningún ave acuática quedaba allí. Tan solo alguna que otra golondrina revoloteaba por la zona. Los tarajes eran más pequeños, y el bosque que forman rodeando la laguna es mucho más estrecho e interrumpido que en la Laguna de la Veguilla, pero igualmente era aprovechado como refugio por los conejos, o por alguna abubilla o las urracas para posarse en las ramas. Me asomé a los dos observatorios de esta laguna, y evidentemente no vi nada. Pero me llevé una terrible sensación de abandono de estas instalaciones. Una liebre se dio una carrera hasta un olivar.

Entorno de las lagunas

Páramo de los alrededores


























     Pude escuchar aisladamente un sonido, que no había oído antes, pero que captó mi atención. Miré hacia arriba tratando de descubrir al autor, pero no lo conseguí. Se volvió a repetir más cerca, y después se fue alejando paulatinamente, pero sin ver nada. Acto seguido, la silueta de un ave, que era casi un punto en el cielo, se echó a tierra. Tal vez fuera solo casualidad, pero lo sucedido me dio una pista de quien se podía tratar, y acerté a la primera. Con el móvil, pude comprobar que había escuchado, y aunque fuera fugazmente, también había conseguido ver por primera vez, a la ganga. Me acerqué a probar suerte, y salió otra volando de alguna parte, que aterrizó más cerca. Acercándome cautelósamente a esta segunda ganga, salió volando la primera desde bastante cerca de por donde iba, sin que la hubiese visto antes. Se perdió en el horizonte, y yo ya iba centrado en tratar de descubrir a la segunda en el suelo. Mientras, pude ver otro par de gangas más, que pasaron volando en el mismo sentido en que yo caminaba, y que a saber donde se dejarían caer. La suerte me sonrío, y gracias a sus movimientos por tierra la pude ver a unos 50 metros de distancia. Un día más volví a maldecir haberme venido sin los prismáticos, pues además estuvo un considerable rato, antes de emprender el vuelo, efectuando cortos desplazamientos por tierra que interrumpía con la quietud.

Costra salina sobre el fondo de la seca Laguna de las Yeguas

     El calor empezaba apretar, pero seguí mi camino hasta la Laguna de las Yeguas, que también se encuentra seca. Unos gorriones revoloteaban por el tejado de una casa. Los tarajes crecen como arbustos aislados y dispersos a su alrededor, y la presencia de algunas matas de salicornia denotan que su naturaleza es salobre. Traté de rodearla, pero cuando comprobé que el camino se separaba demasiado de la laguna, retrocedí. Tan solo vi alguna golondrina por aquí. Pequeños saltamontes acompañaban mis pasos con sus saltos. Una pequeña y rápida lagartija se me cruzó sin que me diera tiempo a verla con claridad, ocultándose rápidamente bajo el pasto.















     Al llegar de nuevo a La Laguna del Camino de Villafranca, tomé otro camino, el de la otra orilla a los observatorios. El seco camino me acabó llevando al pinar, después de una calurosa y estéril caminata. En la suave ladera de un pequeño cerro volaban dos cernícalos, cerniéndose, cayendo en picado y nuevamente remontando. Dos agrupaciones de cigüeñas se elevaban con las corrientes térmicas, y se deslizaban suavemente por el aire cuando llegaban al final. Junto con ellas volaba una rapaz que no pude identificar.
     Pasé junto a la Laguna de la Veguilla. Como un oasis en el desierto, el agua es fuente de vida. Porque aunque no eran las horas más propicias, además de los flamencos, pude ver en esta ocasión a unas cigüeñuelas. Pasaron un par de bandos de estorninos. Las golondrinas daban pasadas a ras del suelo y sobre los espesos tarajes, y escuché a los pardillos.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Liebre Ibérica (Lepus granatensis)
  • Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus algirus)
  • Cigüeña Blanca (Ciconia ciconia)
  • Flamenco Común (Phoenicopterus roseus)
  • Milano Negro (Milvus migrans)
  • Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus)
  • Cigüeñuela Común (Himantopus himantopus)
  • Gaviota Reidora (Chroicocephalus ridibundus)
  • Gaviota Sombría (Larus fuscus)
  • Ganga Ibérica (Pterocles alchata)
  • Paloma Bravía (Columba livia)
  • Tórtola Turca (Streptopelia decaocto)
  • Vencejo Común (Apus apus)
  • Abubilla (Upupa epops)
  • Cogujada Común (Galerida cristata)
  • Golondrina Común (Hirundo rustica)
  • Urraca (Pica pica melanotos)
  • Grajilla Occidental (Corvus monedula)
  • Estornino Negro (Sturnus unicolor)
  • Gorrión Común (Passer domesticus)
  • Pardillo Común (Carduelis cannabina)

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