lunes, 20 de junio de 2016

VIVAC EN LAGUNA SECA

     El jueves 9 y la mañana del viernes 10 los dedicamos a labores de señalización y acondicionamiento del GR 7, con la peculiaridad que la noche que trascurre entre ambos días la pasamos en la montaña. Fue una de las dos noches que no dormimos en el hotel (la siguiente, algunos días después, dormimos en una choza de pastores rehabilitada en el Sulayr), pero solo esa fue la que hicimos vivac, durmiendo a la intemperie. El lugar que Pedro había previsto fue Laguna Seca, muy cerca del Chullo, en la Sierra Nevada almeriense.
     El trabajo realizado el jueves fue en una zona que a mí particularmente me gustó bastante, y que me sorprendió mucho y para bien. Se trataba de un barranco por el que discurría un arroyo de pobre caudal, pero que botánicamente albergaba alisos, cerezos, castaños y serbales, que componían un relíctico bosque atlántico. Algunas de estas especies nos fue posible identificarlas gracias a Loyola, una gran entendida en plantas. Pero más allá de los grandes árboles, de porte imponente, fue muy grato descubrir pies muy jóvenes, de pocas savias, que indican que sigue existiendo regeneración natural, al menos por ahora, de un tipo de formación vegetal tan escasa en Andalucía. Más allá de la galería en la que desarrolla este bosque, asociado a la umbría y al agua presentes a lo largo de la hondonada del valle, se extienden los pinares por sus alrededores.

Pyronia bathseba

     Una explosión de mariposas y libélulas se daban cita en aquella pequeña vaguada, en la que la primavera se resiste al verano, atraídas por las favorables condiciones que brinda la cercanía al agua, del arroyo, y también de una acequia por la que pasamos. Las mariposas se hacinaban en la tierra empapada para libar agua, o bien se concentraban en torno a las flores. Entre ellas, resulta llamativa por ser relativamente frecuente y de gran tamaño, además de ser muy atractiva y fácil de identificar, la que llaman podalirios o chupaleches (Iphiclides podalirus), de alas anteriores con diseño acebrado y posteriores formando dos “colas”. También aparecían ejemplares de Pyronia bathseba, con vistosos ocelos negros pintando sus alas pardas y anaranjadas, y de Aporia crataegi, de alas blancas surcadas por nervios negros, entre una gran diversidad.

Aporia crataegi

     Al Puerto de la Ragua, paso que comunica la comarca granadina del Marquesado del Zenete (al norte), con Las Alpujarras, tanto la granadina como la almeriense (al sur), solíamos acudir para descansar a medio día, para almorzar o para recargar de agua las cantimploras por la cercanía al lugar de trabajo. Pero aquel jueves fue el lugar donde cenamos. La penumbra que iba envolviendo al bosque de pinos silvestres con la caída de la tarde, propició que sonara la llamada del cárabo. Pero a pesar de la tenue luz aún estaban activos los pinzones, carboneros garrapinos y algún arrendajo que prospectaba con cierta confianza la zona.
     En plena oscuridad nos dirigimos con el coche hacia Laguna Seca. Con las luces vimos una liebre, que estuvo un rato siguiendo nuestro camino, y más adelante un grupo de cabras monteses que cruzaron la pista forestal. Desde donde dejamos el coche, al borde de los últimos pinares, había muy poca distancia a pie hasta llegar al sitio donde dormimos. El recorrido era descendente, y cerca del sitio donde echamos los esterillos aislantes y los sacos al suelo, encontramos una pareja de Pycnogaster inermis, conocido como grillo del matorral. De las tres especies de ortópteros endémicos que alberga Sierra Nevada, este era él último que me faltaba por ver. De manera que he ido bimbando una por voluntariado. Cómodamente desde nuestros sacos, dedicamos un rato antes de dormir a observar las estrellas, aunque la reverberación producida por el calor y la luz de la luna no nos lo pusieron fácil.
     La cascada incesante de notas producidas por la alondra anunciando la mañana fue nuestro despertador Y aunque tampoco le hicimos demasiado caso, algunas de mis compañeras sí que se levantaron antes y fueron a pasear. Como si estuviésemos en el interior de un cráter, o un cuenco, alrededor nuestra se alzaban las paredes o bordes que contendrían el agua de esa laguna. La vegetación del fondo, comparada los piornos de los bordes, atestigua la presencia temporal de agua, que probablemente por filtración del suelo, le dé ese marcado carácter estacional que hace que se seque tan rápidamente.

Hembra de Pycnogaster inermis

     Además de las alondras, volando a la vez que cantando sobre nosotros, por el perímetro de la laguna se dejó ver alguna que otra collalba gris. Verdecillos y pardillos pasaron por allí en pequeño número, cantando y de forma rauda. Revoloteaban mariposas por allí, y me encontré con negras aceiteras (Berberomeloe majalis) y una hembra de Pycnogaster inermis. El calor apretaba desde por la mañana, estando expuestos al sol. Nos fuimos a desayunar al coche, aprovechando la sombra de los pinos. Se oían a los pinzones por el bosque, y mientras desayunábamos acudió a un pino cercano una pareja de carboneros garrapinos.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Liebre Ibérica (Lepus granatensis)
  • Cabra Montés (Capra pyrenaica hispanica)
  • Cárabo Común (Strix aluco sylvatica)
  • Alondra Común (Alauda arvensis)
  • Collalba Gris (Oenanthe oenanthe)
  • Carbonero Garrapinos (Periparus ater)
  • Arrendajo Común (Garrulus glandarius)
  • Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs coelebs)
  • Verdecillo Común (Serinus serinus)
  • Pardillo Común (Carduelis cannabina)

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