domingo, 15 de diciembre de 2013

PONIENDO A PUNTO EL MULADAR

      Cuando se está en el campo, aunque se esté trabajando o centrado en una actividad ajena al mismo, resulta difícil ignorar las manifestaciones de las criaturas que lo pueblan. Más si cabe, se distraerá con facilidad la atención si se tienen inquietudes por la observación, si se trata de un naturalista. Así sucedió ayer, cuando acompañé a José Manuel y a José Luis a preparar los hides para uno de nuestros muladares, trabajo que nos llevó todo el día, y que a pesar de no estar dedicado a la observación de fauna, no por ello dejamos de parar a ratos para dedicarnos a ver pasar los animales que nos acompañaron.
     De camino hacia muladar, por la mañana, mientras recorríamos el carril, vimos perdices, rabilargos, unos ciervos y también algún conejo. Pasamos prácticamente todo el día en el recinto del muladar, donde mientras preparábamos los hides, me limitaba a escuchar el canto del carbonero, que provenía de alguna encina lejana, y los reclamos de los petirrojos, procedentes de los lentiscos próximos.
     Pero también llegó en la mañana un sonido más estimulante a nuestros oídos, las voces de alarma de las urracas. Ante la insistencia de los cacareos decidimos hacer una pausa, y acercarnos prudentemente a la zona donde algo alteraba la tranquilidad de los blanquinegros córvidos. Nos movíamos lentamente y en silencio por el camino, mirando los movimientos de las urracas. No debimos de esperar mucho para descubrir que lo que inquietaba alas urracas, como el lector ya habrá intuido, era el lince. Se trataba de una lincesa de mota fina, que se paseaba por allí, y que perdimos de vista bajo las jaras mientras ascendía lentamente por una solariega ladera.
     Reanudamos el trabajo, y más tarde escuchamos el canto del águila imperial. Alzando la vista, la descubrimos surcando el cielo, en vuelo de crucero. A menudo también se oían los rabilargos y las perdices. Por las cercanías pasó un pequeño bando de pinzones. Hacía las primeras horas de la tarde, con el calor, empezaron a elevarse los buitres.
     Y otra vez las urracas empezaron a revolucionarse, en mitad de la tarde, en la misma zona que en la mañana. Pero esta vez no fuimos, y seguimos en nuestro trabajo. Teníamos la certeza de que se trataba otra vez del lince, si no de la misma lincesa que por la mañana, al menos sí que sería fijo otro ejemplar. Los contantes gritos de las urracas cesaron casi de repente, y la calma y el silencio volvieron a reinar en aquel rincón del monte. Enfrascados en nuestro trabajo, ya casi no le echábamos cuentas al alboroto de las urracas, y cuando a José Manuel le dio por levantar la vista, descubrió de nuevo a la lincesa paseándose por el camino. Había pasado junto adonde teníamos aparcado el coche, y con su característica parsimonia se movía junto al perímetro del muladar. Se sentó un rato, pasado el cual, retomó su lenta marcha hasta perderse una vez más entre el matorral. Sin más demora, ya terminamos nuestras labores antes de que anocheciese.


(*) Fotografía cedida por Iberian Lynx Land.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus algirus)
  • Lince Ibérico (Lynx pardinus)
  • Ciervo Rojo (Cervus elaphus)
  • Buitre Leonado (Gyps fulvus)
  • Águila Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
  • Perdiz Roja (Alectoris rufa)
  • Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula)
  • Carbonero Común (Parus major)
  • Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
  • Urraca (Pica pica melanotos)
  • Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs coelebs)

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