domingo, 15 de julio de 2012

EXPLORANDO NUEVAS ZONAS EN LAS SIERRAS DE ANDÚJAR Y MADRONA

     Para disfrutar unos días del contacto con la Naturaleza no siempre hace falta buscar un destino lejano. Cerca de donde vivimos siempre hay algún lugar especial, que por mucho que conozcamos, todavía nos puede deparar agradables sorpresas. Y más aún, si vas a sitios nuevos, si recorres una ruta que nunca antes habías hecho. Así podría resumir una escapada improvisada por la Sierra Morena jiennense y manchega de la que hemos vuelto David y yo hace un par de días. Breve, apenas cuarenta y ocho horas, pero muy intensa.
     Por lo demás, nuestros viajes en furgoneta se caracterizan por la economía con la que los realizamos, y este no fue una excepción dado el destino cercano que elegimos y el poco tiempo que estuvimos. Pero si nos encontramos con algunos contratiempos, que de peor o mejor manera, logramos solventar. El frigorífico prácticamente no funcionó en todo el viaje, pero nos las arreglamos con hielo y agua fría, y tampoco teníamos gas para cocinar, por lo que nos la apañamos comprando víveres o parando a comer en ciertos sitios sobre la marcha. Aunque quizás lo peor fuera que a David se le fastidió el objetivo de la cámara en plena acción, en la primera noche.

     Todo comenzó el miércoles, en plena tarde. A David se le ocurrió que podríamos irnos unos días por ahí, al campo, unas horas después, cuando las ardientes temperaturas disminuyeran de cara a la noche. Aunque sabíamos que no podíamos ir muy lejos porque no disponíamos de mucho tiempo, tampoco teníamos claro adonde tirar. Barajamos la posibilidad de buscar la frescura de la Sierra Sur o Mágina, o incuso conseguir una canoa prestada e irnos al Embalse del Yeguas o del Jándula. Mientras cargábamos en la furgoneta lo que creíamos que podíamos necesitar, las grajillas, congregadas en un apretado bando, sobrevolaban las calles dirigiéndose tal vez a su dormidero. Ya solo nos quedaba echarle combustible a la furgo. Fue al salir de la gasolinera, con la luz del día apagándose, cuando ante nuestra indecisión de acuerdo sobre un destino, propuse tirar para nuestra sierra, donde aún existen rincones desconocidos para ambos. Aún quedaban gorriones activos cuando atravesamos Andújar para salir a la carretera de la sierra.

Ejemplar juvenil de Mochuelo
     Pronto oscureció. Pero antes de buscar un sitio donde dormir, hicimos una ruta nocturna hasta La Lancha. Dejando atrás las viñas, no tardamos mucho en ver al primero de los muchos mochuelos que vimos en el camino, tanto a la ida como a la vuelta. Prácticamente todos eran pollos volantones que pudimos observar a placer dado el exceso de confianza que mostraban. Confianza arriesgada por otra parte, con la que a veces ocupaban el camino, exponiéndose a ser atropellados si no se tiene cuidado. Los ciervos también eran muy fáciles de ver. En cambio solo vimos un ratón y tres conejos mientras bajábamos hacia el viejo poblado, lugar donde dimos la vuelta. Fue subiendo cuando tuvimos el avistamiento que nos alegró la noche. Se trataba de un tejón que se hallaba parado en el camino, a un lado, posiblemente comiendo o mordisqueando algún insecto que encontrara sobre la pista. Pero nos llamó mucho la atención la tranquila reacción que mostró el tasugo, en comparación con otros que he visto. Al verse sorprendido por los faros de la furgoneta echó la mirada atrás, levantando el hocico, y en lugar se salir corriendo o marcharse ligero, andó tranquilamente un trecho corto de la pista hasta que la abandonó por el mismo margen donde estaba. Pero proseguía su recorrido paralelo al camino, entre el pasto seco, donde enseguida volvió a detenerse, alzando una vez más su faz enmascarada, para mirarnos, escucharnos u olisquearnos. Entonces nos dio la espalda, y se perdió en las tinieblas de la noche.

Mochuelo oteando desde su posadero

     Al poco tiempo de reincorporarnos a la carretera, levantamos de la misma a un chotacabras. Ya habíamos decidido que nos iríamos a dormir al entorno del Cerro del Cabezo, donde teníamos la certeza de que ningún guarda nos echaría como es habitual que ocurra en otras partes de Andújar. Pero antes, nos vimos tentados a meternos en el Encinarejo, a seguir probando suerte. Solo llegamos hasta la presa, pero en ese corto trayecto se nos cruzó una piara familiar de jabalíes. Al llegar a los alrededores del Cerro del Cabezo había ciervos pastando cerca de la carretera, y desde el interior del pinar donde nos metimos a pasar la noche, se escuchaban las notas monorrítmicas de los autillos.

     Nos levantamos pronto al día siguiente. Nos sirvió como despertador el gorgoteo de los abejarucos y los graznidos de los rabilargos. Al abrir la puerta de la furgoneta descubríamos mirlos y herrerillos por las inmediaciones, y en el cielo pájaros tan veleros como aviones, golondrinas y vencejos. La vida de las aves es ajetreada en las primeras horas de una mañana de verano, antes de que el calor empiece a atizar. Al empezar la marcha nos salió al paso un pico picapinos, y casi a la vez, un pito real. En aquellos mismos pinares también se veían pinzones vulgares, y gorriones por las cercanías de las casas.
     Íbamos para el Río de la Cabrera, lugar que David no conocía. Los postes de los tendidos eléctricos actúan como posaderos donde es fácil descubrir aves. Dos cuervos, un ratonero y un alcaudón común utilizaban como atalaya estos postes antes de llegar al camino. Al borde de la carretera también vimos unos verderones, y monte adentro, ciervos, entre las secas hierbas bajo las encinas. Ya camino hacia el río se nos cruzaban arrendajos y mirlos, mientras se levantaban de la pista a nuestro paso algunos pinzones. Paramos una única vez para identificar una rapaz posada en un poste, un ejemplar subadulto de águila real, al que reconocimos por las manchas blancas que mostraba bajo sus alas cuando despegó, cosa que no tardó en hacer.
     Llegamos al pequeño puente donde aparcamos la furgo, en cuyos aledaños era muy patente la presencia de ruidosos estorninos, gorriones y rabilargos que formaban cuantiosos bandos, que se movían entre la vegetación. Pero lo que más atrajo nuestra atención fue el paso de dos cigüeñas negras, primero una, y poco después otra. Y poco antes de empezar nuestra caminata de más de dos horas y media sobre el lecho seco del río, llegó una lavandera blanca a los ojos del puente.

Cigüeña Negra

     Fuimos hacia abajo, siguiendo la dirección de las cigüeñas. No tardó mucho en llegar a nuestros oídos las opuestas manifestaciones sonoras de la oropéndola, que pasaban de su característico canto melódico a ásperas voces. Tampoco tardamos en descubrir a las primeras de estas llamativas aves de oro posadas en las ramas secas de un eucalipto, que prácticamente no dejamos de ver u oír a largo del recorrido. Otras aves muy llamativas también pero más fáciles de descubrir que la oropéndola, fueron los abejarucos. Los arrendajos, los mirlos, las palomas torcaces y las tórtolas comunes también estuvieron muy presentes en todo el cauce. Las tórtolas solo las descubríamos cuando levantaban su veloz vuelo desde el charco donde bebían, sobresaltadas por nuestras pisadas. En los reductos del río donde aún quedaba agua formando desde pequeños charcos a pozas de considerable tamaño había grandes concentraciones de vida animal. Muchos herrerillos comunes, pero también algún capuchino, además de mitos y pinzones acudían a estos abrevaderos naturales a saciar su sed. También vimos a una hembra de escribano soteño en un charco. Los chochines también se oían, y de vez en cuando se dejaban ver entre los matorrales que envuelven los charcos, o sobre las paredes rocosas de las pozas. Sobre nosotros volaban vencejos, aviones y golondrinas, tanto comunes como dáuricas. Unas perdices emprendieron el vuelo según avanzábamos. Sobre los guijarros del río todavía se veían unas pocas lavanderas. Más o menos, se puede decir que casi todas estas aves repitieron tanto al bajar el río como al subir, aunque su actividad disminuyó volviendo.

Pareja de Oropéndolas

     Pero nuestras observaciones no se limitaron a las aves, a pesar de ser las más variadas en cuanto a especies, además de las más numerosas. Mientras íbamos bajando también vimos algunos conejos. Las ranas se hacinaban allá donde quedaba agua, al igual que los galápagos leprosos, que sobre todo los vimos al volver, cuando el calor empezaba a apretar. Y hasta calandinos encontramos en algunas de las pozas más hondas. Entre los cantos rodados era fácil descubrir a las pequeñas lagartijas ibéricas, pero también alguna que otra colilarga. Y subiendo, pasó el río de lado a lado, un lagarto ocelado.

Rana Verde Ibérica

Lagartija Ibérica
     Ya nos estábamos planteando volver, antes de que hiciese más calor, cuando un poco más abajo vemos a cuatro cigüeñas negras alzar el vuelo. Nos quedamos quietos, y las cigüeñas pasaron sobre nosotros, a no mucha altura, río arriba. Una vez más, imitando a las cigüeñas, nos dimos la vuelta. El regreso lo hicimos algo más ligero. Queríamos quitarnos del sol cuanto antes. No obstante hicimos algunas paradas. Los buitres habían empezado a planear al calentarse el aire y formarse las corrientes térmicas que usan para elevarse. Además de buitres leonados, también vimos un par de negros. Y mientras veíamos ascender a las aves carroñeras en sus vuelos prospectores, sentados a la sombra de una encina, llegó a un fresno que teníamos delante un pequeño bando de jilgueros que se mezclaron con unos pinzones que allí había. Resonaban con fuerza los trinos del trepador azul. Más cerca de nosotros, además de los herrerillos, también pudimos observar unos carboneros. Más adelante, sobre otros fresnos, descubrimos unos picogordos, y bajo otros fresnos que daban sombra a un charco, volvimos a ver a las cigüeñas negras, solo a dos, pero esta vez posadas, aunque no tardaron mucho en volar. Al llegar al punto de inicio, en el puente, volvimos a observar a los estorninos y los gorriones.
Ejemplar juvenil de Mirlo Común
     Hacia las horas centrales del día nos quitamos de en medio, ya que con el calor tampoco íbamos a ver demasiados animales. Volviendo hacia el Cerro del Cabezo se nos cruzó un joven zorro. Allí estuvimos hasta las seis de la tarde, y aunque todavía hacia bastante calor a esa hora, pretendíamos hacer la mayor parte de la ruta que teníamos prevista con luz. Antes de echarnos una siesta solo vimos un macho de curruca capirotada en la copa de un pino, y una osada lagartija colilarga que se acercó. Cuando partimos de nuevo, vimos mirlos y una oropéndola bajo la hilera de eucaliptos de la carretera. Cerca de las casas había alguna que otra tórtola turca.
     Recorriendo la penillanura central del Parque Natural, cubierta por un mar de jaras, solo se veían algunos alcaudones oteando desde postes, cables o alambradas. Pero anteriormente, al poco de reanudar la marcha habíamos visto un águila culebrera en la parte superior de una torreta eléctrica. Más adelante descubrimos a otra escudriñando el terreno con su potente vista desde tan alta atalaya artificial.
     Torcimos para adentrarnos en el carril del Junquillo, y desde ahí seguir hasta Fuencaliente. Esta ruta era totalmente novedosa para mí. Poco movimiento se observaba desde el solariego camino, especialmente en el primer tramo. Solo algunos alcaudones más, que vislumbramos apostados en sus perchas. Al pasar por unas fincas adehesadas, destinadas al ganado ovino, vimos unas pocas urracas, gorriones y un único zorzal charlo expuesto al sol de la tarde. Cuando empezamos a bajar hacia el Río Valmayor empezamos a ver algunos grupos de ciervos, separados por sexos, sesteando a la sombra de las encinas. No obstante pudimos contemplar como un pintado cervatillo era amamantado por su madre, al lado de la pista por la que circulábamos. De cuando en cuando salía de la espesura donde se guarnecía, algún mirlo o arrendajo.
     Hicimos tres paradas muy seguidas. El carril bajaba hasta el mismo lecho del Río Valmayor, y allí bajamos a estirar un poco las piernas. Parece increíble que aún mantenga agua en algunos recodos umbríos, donde se refugiaban las ranas. A continuación, más arriba, paramos en el Mirador del Valmayor. Desde allí se podía ver una gran superficie encharcada en uno de los meandros del río. Entre la vegetación que cubría las laderas del valle volaba el mirlo, alarmado, y también el arrendajo. Nos sorprendió una bandada de vencejos que de repente irrumpió en la zona, bruscamente, como si hubieran surgido de la nada. Y poco más adelante volvimos a parar en otro meandro del río que atravesaba el carril. Eran muy notables las concentraciones de ranas y alevines en las zonas inundadas. Las sombras ya ocupaban el interior del pequeño valle fluvial. Caminamos un rato sobre el lecho donde descubrimos unas lavanderas cascadeñas entre los cantos rodados del río, además de una hembra de escribano soteño bebiendo en un charco. En las aguas de estos charcos también encontramos tres pequeñas culebras viperinas. Volviendo sobre nuestros pasos, se nos cruzó de frente una abubilla.

Sierra Madrona
     El resto del camino, hasta Fuencaliente, lo recorrimos ininterrumpidamente, sin paradas, pasando por algunos meandros más del Río Valmayor, cortados por la pista. Las manchas de bosque mediterráneo, bien representado y conservado a ambos lados del camino, dominado por encinas, se enriquece con la presencia de algunos alcornoques y quejigos. Más arrendajos y mirlos por el camino, a los que se les suman rabilargos y tórtolas turcas ya llegando a Fuencaliente.
     Salimos a la carretera nacional, aunque pronto la abandonamos para tomar el camino de Ventillas. Cenamos en el área recreativa mientras el oscuro manto de la noche cayó sobre Sierra Madrona. Con la puerta la lateral de la furgoneta abierta, la luz del interior iluminaba la fuente donde se habían congregado un gran número de pequeñas mariposas nocturnas que se posaban en el barro, guardando cierta distancia entre ellas.
     Nuestra intención para el día siguiente era conocer la zona el curso alto del Río Jándula, por lo que nos desplazamos hasta las cercanías de El Hoyo, lugar aquel, en el que ninguno de los dos habíamos estado antes. Para ello nos movimos de noche por Sierra Madrona, haciendo una ruta nocturna que estuvo dominada por los avistamientos de ciervos. Antes de alcanzar el cruce de Ventillas, nos detuvimos en un viejo pinar en el que se escuchaba al autillo. Más lejos se oía al cárabo. Pero en el pinar, aunque solo pasara volando, tuvimos la suerte de que se nos cruzara una de estas pequeñas rapaces nocturnas tan difíciles de observar. Todavía nos aguardaba alguna sorpresa más el camino hasta Solana del Pino, toparnos con tres garduñas. La primera de ellas estuvo corriendo por el carril, se salió en un puentecillo por el que volvió a reaparecer para mirarnos con curiosidad, regresó al camino por donde un poco más adelante cruzó al otro lado, para seguir su correría en paralelo a la pista forestal. Las otras dos funias estaban juntas, y además de fisgonas como la anterior, juguetearon un poco ante nosotros, en un margen del camino, iluminadas por las luces de la furgo, como si no les importase que fuéramos testigos de su vida íntima.
     El trayecto que separa Solana del Pino y El Hoyo discurrió con monotonía, sin ver nada, que unido a la fatiga acumulada, se nos hizo pesado. Tan solo escuchamos autillos en el sitio donde aparcamos para pasar la noche.

     A la mañana siguiente no nos levantamos tan pronto como queríamos. El cansancio nos cobró factura. Entre los eucaliptos que nos cobijaban bajo sus copas, donde por la noche cantaban los autillos, ahora se veían y se escuchaban rabilargos y mirlos.
     Aunque se nos habían pasado las horas buenas para ver pájaros, no desistimos de nuestro objetivo, y continuamos moviéndonos en dirección a El Hoyo. Pero no tardamos mucho en meternos por un carril que conducía hasta la Hoz del Río Jándula. Entre olivares y frutales se abría paso el estrecho camino por el que se movían gorriones y pinzones. También vimos abejarucos y un escribano montesino. Allí donde el camino terminaba su tramo público, dejamos la furgo, y seguimos a pie por las márgenes ribereñas, a veces cambiándonos de orilla para poder seguir adelante, ante enormes peñascos que impedían el paso conforme nos acercábamos al desfiladero. En nuestro paseo nos acompañaban ranas, galápagos y lavanderas cascadeñas.
     Llegamos a un punto en el interior del cañón rocoso que ya era imposible avanzar más. Pero allí, a la sombra, nos acomodamos entre las rocas y permanecimos cómodamente esperando acontecimientos. Ignoro cuanto tiempo estuvimos allí. Bajo nosotros, frecuentaban los peces en las profundas pozas donde pesca el martín pescador. Pronto se oyó, y poco después pasó el pequeño arpón viviente. En el roquedo los buitres tomaban el sol, y solo alguno se desperezaba y echaba a volar. Resultaba muy notoria la actividad de mirlos y oropéndolas en la ladera opuesta, en la solana, que curiosamente tenía mayor cobertura vegetal, debido a la falta de superficie rocosa en buena parte del suelo. Las palomas torcaces también se movían por allí. Pero a nuestro lado vinieron a posarse en un pequeño fresno unos pocos picogordos, mientras desde que otro cantaba el herrerillo. El interior de la hoz era sobrevolada por aviones y vencejos comunes, pero a veces también pasaba algún vencejo real.
     Salíamos de allí con la mirada puesta en suelo, para no tropezar o resbalar en las rocas, y saltear los distintos obstáculos. Esto nos permitió ver alguna lagartija ibérica que tomaba el sol en las piedras de la orilla del río por donde íbamos. Pero nos detuvimos en seco y levantamos la vista para buscar en el cielo origen de dos fuertes pitidos que sonaron sobre nuestras cabezas. Y en ese momento pasaba planeando en línea recta una joven águila perdicera que pronto perdimos de vista. También volaba por allí cerca un buitre al que sin embargo no prestamos demasiada atención. Al llegar a la furgoneta, David descubre dos rapaces cicleando no muy lejos de nosotros, a poca altura. Al mirarlas con los prismáticos nos damos cuenta que se trataba de una pareja de águilas perdiceras, de ejemplares adultos. A la izquierda, separada de estos, volaba también en círculos un juvenil, posiblemente el mismo que habíamos visto antes. Tampoco tardó mucho en aparecer un águila real que se interpuso entre la pareja perdiceras, sobre las cuales llegó a realizar algún picado. Pero las perdiceras, con asombrosa agilidad, eludían los ataques del águila dorada ejecutando quiebros y maniobras bruscas de cambio de rumbo. Pero al final la real separó a la pareja, y ya solo contemplábamos, ascendiendo y alejándose poco a poco, un espécimen de águila perdicera y al águila real.
     Tras presenciar tan espectacular escena nos disponíamos acercarnos a El Hoyo, para aprovisionarnos con algo de comida para pasar el último día. Justo salimos del carril terroso y nos habíamos metido en la carretera, cuando en un olivar descubrimos un corzo macho, bastante cerca. Al detenernos en el estrecho arcén, el pequeño cérvido emprende una corta huída, para volver a pararse más adentro, en otra calle del olivar desde donde nos vigilaba a una distancia más prudente. Hasta llegar al pequeño pueblo ya solo vimos alcaudones, abejarucos y gorriones. También buscamos información de algún otro sitio próximo de interés natural que poder visitar, información que recopiló David. Nos mandaron a las Minas de los Pontones, volviendo para atrás, hacia Solanilla del Tamaral. Y a lo largo de la carretera, una vez más estaban los alcaudones, pero más adelante, pasando cerca del lugar donde pernoctamos, se veían los rabilargos, algún mirlo, y una oropéndola.
     El pedregoso carril que nos indicaron para llegar a las minas bajaba hasta el Río Jándula, donde desde lejos, vimos una cigüeña negra que pescaba en sus aguas. A pesar de la distancia, en cuanto frenamos, la desconfiada cigüeña salió volando. Aparcamos cerca del río, y bajo el calor que ya empezaba azotar salimos andando aguas arriba. Ante nosotros se erigían dos grandes moles rocosas, a modo de torres, una frente a la otra, como los marcos de una puerta o ventana natural por donde discurría el río. Las ranas estaban muy activas a esas horas por las orillas, en las que también revoloteaban unas lavanderas blancas. Cerca de los roquedos volaban vencejos, golondrinas y aviones. Una de las torres estaba perforada para permitir el paso del camino. Esa apertura actuaba como la boca de un embudo donde se concentran las corrientes de aire al pasar, soplando una agradable brisa que, a esas horas, invitaba a sentarse en el banco de piedra que hay allí. Al otro lado se hallaba la primera de las minas o túneles que perforaban el costado de la montaña. Encima de nosotros volaban algunos buitres. Una por una, fuimos asomándonos a todas las bocas, descubriendo que salvo una, todas las demás no eran profundas. A la entrada de uno de los túneles descubrimos un nido de golondrina dáurica, cuya entrada, colmatada de plumas blancas, indicaba que estaba ocupado por vencejo cafre. En otra entrada había una oscura salamanquesa. Cuando regresábamos nos sentamos un rato en aquel banco de la puerta de piedra a tomar el aire. Se acercó por allí un carbonero y una lagartija colilarga.
     Pero ya debíamos comenzar el retorno. Paramos una última vez, pasada Solanilla del Tamaral y antes de salir a la carretera de Andújar, para contemplar las rapaces que volaban sobre la línea de cumbres de Sierra Madrona. Dominaban los buitres leonados, pero entre ellos distinguimos un negro. También volaban sobre aquella cresta rocosa un gavilán y un águila culebrera. Recorriendo Sierra Madrona hasta llegar a la zona septentrional de la Sierra de Andújar nos salieron al paso arrendajos y mirlos, de entre la vegetación que linda a la carretera. Algunas palomas también desafiaban el calor del medio día.
     Yendo por el norte de la Sierra de Andújar, tomamos una pista que nos llevaría al tramo alto del Río Valmayor. Al entrar en esta pista voló una hembra de cernícalo desde un poste cercano. Una cogujada montesina vino a parase al camino, pero las aves que mayoritariamente seguíamos viendo eran arrendajos. Junto con uno de estos arrendajos también voló un picapinos. Algunos ciervos también se veían desde el camino, tumbados a la sombra.
     Cuando llegamos al vado donde el río cruza el camino, dejamos la furgo y emprendimos una dura caminata de casi una hora, sobre bolos y cantos rodados, bajo el sol de las primeras horas de la tarde. Las adelfas y los tamujos que vegetan en el cauce, bajo alisos y fresnos, indican, que aunque seco, nos hallábamos en un curso fluvial, que discurre por un estrecho valle que atravesaba encinares y quejigales. Durante la marcha nos encontramos varios recodos que aún conservaban agua donde se hacinaban multitud de pequeñas pardillas, muchas ranas y bastantes culebras de agua. Prácticamente todas estas culebras acuáticas eran viperinas, pero dada su escasez, fue muy grato encontrar una culebra de collar, aunque solo fuese un único ejemplar en todo trecho que anduvimos. También nos topamos con lagartijas colilargas e ibéricas. Se oían a los pequeños chochines y agateadores. La presencia de agua también mantenía una considerable variedad de mariposas, libélulas y caballitos del diablo.
     Finalmente llegamos a un sitio apropiado donde comer a la sombra, y darnos un refrescante baño en un par de pozas. Sentados tranquilamente en unas rocas, con el cuerpo sumergido en las aguas verdosas, acudían cientos de pardillas a mordisquear la superficie de la piel. Podíamos notar sus leves bocados. El martín pescador se dejó ver por allí. Aunque afortunadamente no hay ningún sendero abierto que chive a la gente la existencia de este sitio idílico, la repugnante huella humana también llegó hasta aquel lugar recóndito, y recogimos una botella y un vaso que encontramos por allí.
     Más o menos, un par de horas más tarde nos marchamos. Volvimos a ver al martín pescador, pero esta vez se trataba de una pareja que vimos un par de veces. También nos encontramos con mirlos, palomas y arrendajos. Además, del sotobosque ripario de adelfas nos salieron un ciervo y una manada familiar de jabalíes.
     Volviendo hacia la carretera, había algunos ciervos más en los alrededores del carril que cuando vinimos, e igual que entonces, repitieron los arrendajos. Y tanto una especie como otra, siguieron estando presentes en nuestro camino hacia Andújar. Por la carretera también había algún alcaudón y mirlos, y en los aledaños de las casa de las fincas podían verse gorriones y tórtolas turcas. Los buitres, rapaces gregarias, fueron fáciles de descubrir por sus vuelos planeados en espiral, así como un águila culebrera en lo alto de un poste. También logramos ver unas pocas urracas, pero en general notamos su ausencia generalizada durante estos dos días. Y para terminar, cerca ya de Andújar y del fin del viaje, unas perdices.


(*) Fotografías: gentileza de David Torres.

FECHA
LUGAR
ESPECIE
OBSERVACIÓN
11/07/2012
Camino de La Lancha
Ratón de Campo
(Apodemus sylvaticus)
Un ind.
11/07/2012
Camino de La Lancha
Conejo Europeo
(Oryctolagus cuniculus algirus)
3 inds.
11/07/2012
Camino de La Lancha
Tejón Europeo
(Meles meles)
Un ind.
11/07/2012
El Encinarejo
Jabalí
(Sus scrofa)
Algunos
11/07/2012
Camino de La Lancha. Cerro del Cabezo
Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
Varios
11/07/2012
Cerro del Cabezo
Autillo Europeo
(Otus scops)
Oído
11/07/2012
Camino de La Lancha
Mochuelo Europeo
(Athene noctua vidalii)
Varios
11/07/2012
Carretera general
Chotacabras Cuellirrojo
(Caprimulgus ruficollis)
Un ind.
11/07/2012
Andújar (pueblo)
Grajilla Común
(Corvus monedula)
Varias. Oída
11/07/2012
Andújar (pueblo)
Gorrión Común
(Passer domesticus)
Algunos
11/07/2012
El Encinarejo
Rana Verde Ibérica
(Pelophylax perezi)
Oída
12/07/2012
Río de la Cabrera. Pista Junquillo - Fuencaliente
Conejo Europeo
(Oryctolagus cuniculus algirus)
Pocos
12/07/2012
Carretera general
Zorro Rojo
(Vulpes vulpes)
Un ind.
12/07/2012
Camino Fuencaliente - Solana del Pino
Garduña
(Martes foina)
3 inds.
12/07/2012
Sierra de Andújar. Sierra Madrona
Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
Varios
12/07/2012
Río de la Cabrera
Cigüeña Negra
(Ciconia nigra)
4 inds
12/07/2012
Río de la Cabrera
Buitre Leonado
(Gyps fulvus)
Algunos
12/07/2012
Río de la Cabrera
Buitre Negro
(Aegypius monachus)
2 inds.
12/07/2012
Carretera general
Busardo Ratonero
(Buteo buteo)
Un ind.
12/07/2012
Carretera general
Culebrera Europea
(Circaetus gallicus)
2 inds.
12/07/2012
Río de la Cabrera
Águila Real
(Aquila chrysaetos)
Un ind.
12/07/2012
Río de la Cabrera
Perdiz Roja
(Alectoris rufa)
Pocas
12/07/2012
Río de la Cabrera. Pista Junquillo - Fuencaliente
Paloma Torcaz
(Columba palumbus)
Algunas
12/07/2012
Río de la Cabrera
Tórtola Europea
(Streptopelia turtur)
Pocas. Oída
12/07/2012
Cerro Cabezo. Pista Junquillo - Fuencaliente
Tórtola Turca
(Streptopelia decaocto)
Pocas.
12/07/2012
Sierra Madrona
Autillo Europeo
(Otus scops)
Un ind. Oído
12/07/2012
Camino Fuencaliente - Solana del Pino
Cárabo Común
(Strix aluco sylvatica)
Oído
12/07/2012
Sierra de Andújar
Vencejo Común
(Apus apus)
Varios
12/07/2012
Cerro del Cabezo. Río de la Cabrera
Abejaruco Europeo
(Merops apiaster)
Varios. Oído
12/07/2012
Río Valmayor
Abubilla
(Upupa epops)
Un ind.
12/07/2012
Cerro del Cabezo
Pito Real
(Picus viridis sharpei)
Un ind.
12/07/2012
Cerro del Cabezo
Pico Picapinos
(Dendrocopos major)
Un ind.
12/07/2012
Cerro del Cabezo. Río de la Cabrera
Golondrina Común
(Hirundo rustica)
Pocas
12/07/2012
Río de la Cabrera
Golondrina Dáurica
(Cecropis daurica)
Pocas. Oída
12/07/2012
Cerro del Cabezo. Río de la Cabrera
Avión Común
(Delichon urbicum)
Algunos
12/07/2012
Río de la Cabrera
Lavandera Blanca
(Motacilla alba alba)
Pocas. Oída
12/07/2012
Río Valmayor
Lavandera Cascadeña
(Motacilla cinerea)
Pocas. Oída
12/07/2012
Río de la Cabrera
Chochín Común
(Troglodytes troglodytes)
Pocos. Oído
12/07/2012
Río Valmayor
Ruiseñor Común
(Luscinia megarhynchos)
Oído
12/07/2012
Sierra de Andújar
Mirlo Común
(Turdus merula)
Varios. Oído
12/07/2012
Pista Junquillo - Fuencaliente
Zorzal Charlo
(Turdus viscivorus)
Un ind.
12/07/2012
Cerro del Cabezo
Curruca Capirotada
(Sylvia atricapilla)
Un macho. Oída
12/07/2012
Río de la Cabrera
Mito Común
(Aegithalos caudatus irbii)
Pocos. Oído
12/07/2012
Río de la Cabrera
Carbonero Común
(Parus major)
Pocos. Oído
12/07/2012
Cero del Cabezo. Río de la Cabrera
Herrerillo Común
(Cyanistes caeruleus)
Bastantes. Oído
12/07/2012
Río de la Cabrera
Herrerillo Capuchino
(Lophophanes cristatus)
Pocos. Oído
12/07/2012
Río de la Cabrera
Trepador Azul
(Sitta europaea caesia)
Oído
12/07/2012
Carretera general. Pista Junquillo - Fuencaliente
Alcaudón Común
(Lanius senator)
Algunos
12/07/2012
Río de la Cabrera
Oropéndola Europea
(Oriolus oriolus)
Varias. Oída
12/07/2012
Río Cabrera. Pista Junquillo - Fuencaliente
Arrendajo Común
(Garrulus glandarius)
Algunos
12/07/2012
Sierra de Andújar
Rabilargo Ibérico
(Cyanopica cooki)
Varios. Oído
12/07/2012
Pista Junquillo - Fuencaliente
Urraca
(Pica pica melanotos)
Pocas
12/07/2012
Carretera general
Cuervo Común
(Corvus corax)
2 inds.
12/07/2012
Río de la Cabrera
Estornino Negro
(Sturnus unicolor)
Varios
12/07/2012
Sierra de Andújar
Gorrión Común
(Passer domesticus)
Algunos. Oído
12/07/2012
Sierra de Andújar
Pinzón Vulgar
(Fringilla coelebs coelebs)
Algunos. Oído
12/07/2012
Carretera general
Verderón Común
(Chloris chloris)
Pocos
12/07/2012
Río de la Cabrera
Jilguero
(Carduelis carduelis)
Algunos. Oído
12/07/2012
Río de la Cabrera
Picogordo
(Coccothraustes coccothraustes)
Pocos
12/07/2012
Río de la Cabrera. Río Valmayor
Escribano Soteño
(Emberiza cirlus)
2 hembras total
12/07/2012
Río de la Cabrera
Galápago Leproso
(Mauremys leprosa)
Pocos
12/07/2012
Río de la Cabrera
Lagarto Ocelado
(Timon lepidus lepidus)
Un ind.
12/07/2012
Río de la Cabrera
Lagartija Ibérica
(Podarcis hispanica)
Algunas
12/07/2012
Río de la Cabrera. Cerro del Cabezo
Lagartija Colilarga
(Psammodromus algirus)
Pocas
12/07/2012
Río Valmayor
Culebra Viperina
(Natrix maura)
3 inds.
12/07/2012
Río de la Cabrera. Río Valmayor
Rana Verde Ibérica
(Pelophylax perezi)
Varias. Oída
12/07/2012
Río de la Cabrera. Río Valmayor
Calandino
(Iberocypris alburnoides)
Varios
13/07/2012
Río Valmayor
Jabalí
(Sus scrofa)
Algunos
13/07/2012
Sierra de Andújar
Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
Varios
13/07/2012
Hoz del Jándula
Corzo
(Capreolus capreolus)
Un macho
13/07/2012
Río Jándula (curso alto)
Cigüeña Negra
(Ciconia nigra)
Un ind.
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Buitre Leonado
(Gyps fulvus)
Varios
13/07/2012
Sierra Madrona
Buitre Negro
(Aegypius monachus)
Un ind.
13/07/2012
Sierra Madrona
Gavilán Común
(Accipiter nisus)
Un ind.
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Culebrera Europea
(Circaetus gallicus)
2 inds. total
13/07/2012
Hoz del Jándula
Águila Real
(Aquila chrysaetos)
Un ind.
13/07/2012
Hoz del Jándula
Águila de Bonelli
(Aquila fasciata)
3 inds.
13/07/2012
Sierra de Andújar
Cernícalo Vulgar
(Falco tinnunculus)
Una hembra
13/07/2012
Sierra de Andújar
Perdiz Roja
(Alectoris rufa)
Pocas
13/07/2012
Hoz del Jándula. Río Valmayor
Paloma Torcaz
(Columba palumbus)
Algunas
13/07/2012
Sierra de Andújar
Tórtola Turca
(Streptopelia decaocto)
Pocas
13/07/2012
Hoz del Jándula. Minas de los Pontones
Vencejo Común
(Apus apus)
Algunos
13/07/2012
Hoz del Jándula
Vencejo Real
(Tachymarptis melba)
Pocos
13/07/2012
Hoz del Jándula. Río Valmayor
Martín Pescador Común
(Alcedo atthis)
Pocos. Oído
13/07/2012
Hoz del Jándula. Sierra Madrona
Abejaruco Europeo
(Merops apiaster)
Algunos. Oído
13/07/2012
Sierra de Andújar
Pico Picapinos
(Dendrocopos major)
Un ind.
13/07/2012
Sierra de Andújar
Cogujada Montesina
(Galerida theklae)
Un ind.
13/07/2012
Minas de los Pontones
Golondrina Común
(Hirundo rustica)
Pocas
13/07/2012
Hoz del Jándula. Minas de los Pontones
Avión Común
(Delichon urbicum)
Algunos
13/07/2012
Río Jándula (curso alto)
Lavandera Blanca
(Motacilla alba alba)
Pocas. Oída
13/07/2012
Hoz del Jándula
Lavandera Cascadeña
(Motacilla cinerea)
Pocas. Oída
13/07/2012
Río Valmayor
Chochín Común
(Troglodytes troglodytes)
Oído
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Mirlo Común
(Turdus merula)
Algunos
13/07/2012
Minas de los Pontones
Carbonero Común
(Parus major)
Un ind.
13/07/2012
Hoz del Jándula
Herrerillo Común
(Cyanistes caeruleus)
Oído
13/07/2012
Río Valmayor
Agateador Común
(Certhia brachydactyla)
Oído
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Alcaudón Común
(Lanius senator)
Algunos
13/07/2012
Hoz del Jándula. Sierra Madrona
Oropéndola Europea
(Oriolus oriolus)
Algunas. Oída
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Arrendajo Común
(Garrulus glandarius)
Algunos. Oído
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Rabilargo Ibérico
(Cyanopica cooki)
Algunos. Oído
13/07/2012
Sierra de Andújar
Urraca
(Pica pica melanotos)
Pocas
13/07/2012
Sierra Madrona. Sierra de Andújar
Gorrión Común
(Passer domesticus)
Pocos
13/07/2012
Hoz del Jándula. Sierra de Andújar
Pinzón Vulgar
(Fringilla coelebs coelebs)
Algunos
13/07/2012
Hoz del Jándula
Picogordo
(Coccothraustes coccothraustes)
Algunos. Oído
13/07/2012
Hoz del Jándula
Escribano Montesino
(Emberiza cia)
Un ind.
13/07/2012
Hoz del Jándula
Galápago Leproso
(Mauremys leprosa)
Pocos
13/07/2012
Minas de los Pontones
Salamanquesa Común
(Tarentola mauritanica)
Un ind.
13/07/2012
Hoz del Jándula. Río Valmayor
Lagartija Ibérica
(Podarcis hispanica)
Pocas
13/07/2012
Minas de los Pontones. Río Valmayor
Lagartija Colilarga
(Psammodromus algirus)
Pocas
13/07/2012
Río Valmayor
Culebra de Collar
(Natrix natrix astreptophora)
Un ind.
13/07/2012
Río Valmayor
Culebra Viperina
(Natrix maura)
Varias
13/07/2012
Río Jándula (curso alto). Río Valmayor
Rana Verde Ibérica
(Pelophylax perezi)
Muchas. Oída
13/07/2012
Río Valmayor
Pardilla
(Iberochondrostoma lemmingi)
Muchos

6 comentarios:

  1. Te ha quedado preciosa la crónica. Leerla ayuda a revivir los buenos momentos que pasamos esos escasos días. Ahora bien, se te ha olvidado mencionar la carne de monte y las cervecillas de la Solana, que no solo de bichos vive el naturalista.

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  2. HOla, ¿podrias decirme si sabes si el rio de la Cabrera tiene profundidad suficiente para hacerlo en kayaks? gracias.

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    1. Hola. Pues no, no tiene suficiente profundidad para recorrerlo en kayat, de hecho en verano se seca casi todo el cauce, y solo conserva agua en algunas pozas.

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    2. Gracias. el primer fin de semana de junio remontamos todo el pantano de la Lancha.Increible.Lo único que vimos menos animales de los que esparaba. ¿crees que hay otra opción, parecida a esta, de remontar algún río en kayak en el parque de Andújar? Enhorabuena por tu blog (iliturgitano en málaga)

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  3. ¿Y el río Yeguas?¿es navegable en kayak. Saludos y gracias

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    1. Hace unos años recorrí con unos amigos el Embalse del Jándula (La Lancha), a remo, desde la presa hasta su final, y nos hartamos de ver animales. Pero la Naturaleza es lo que tiene, que nunca sabes lo que te depara, y más en cuanto a observación de fauna silvestre se refiere, y eso es precisamente lo que la hace tan atractiva, el factor sorpresa.
      Pero no soy un asiduo practicante de kayat, por lo que no sé que zonas del Río Yeguas pueden ser transitables. Eso sí, por la vieja carretera de Marmolejo a Cardeña encontrarás el embalse de este río, en el límite provicial entre Córdoba y Jaén, y ahí fijo que puedes meterte con el kayat. Un saludo.

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