jueves, 14 de abril de 2011

UNA BREVE RUTA POR LA CAMPIÑA SUROCCIDETAL DE JAÉN

     La tarde de ayer la empleamos David, Sol y yo en acercarnos a los campos del suroeste de Jaén, conocidos por albergar una población relíctica de avutarda, que en realidad pertenece a una pequeña población reproductora dispersa entre los próximos campos del sur de Córdoba y los de Jaén, los últimos ejemplares en esta última provincia. Pero no solo las avutardas hacen interesantes a estos campos pues también hay allí una importante colonia de aguilucho cenizo y otras aves esteparias como el sisón y el alcaraván.
     Salimos de Andújar sobre las 16.30, bajo la inclemencia de un calor más bien veraniego que primaveral, y en algo más de media hora llegamos al punto donde habíamos quedado con José Luis Ojeda. Durante el camino atravesamos los infinitos campos de olivar que componen la campiña jienense que llegan más allá de donde se pierde la vista en el horizonte. Solo los pueblos, los cortijos, los arroyos y algún afloramiento rocoso dan algo de variedad al monótono paisaje. A pesar del azote del calor, en el camino pudimos ver algunos animales. Al poco de salir de Andújar vimos un cernícalo vulgar y más adelante un verderón. Hicimos una parada en la carretera para dedicarle un vistazo a una pareja de golondrinas dáuricas posadas en unos cables. También posadas sobre cables, vimos varias tórtolas turcas a lo largo del camino. En un pequeño arroyo vimos una gallineta y unos pocos abejarucos algo después. Y entre las líneas de olivos se descubría de vez en cuando algún conejo.
     Mientras esperábamos a José Luis, a la sombra de un caserón en una pequeña aldea, podíamos deleitarnos con los vuelos de una pareja de cernícalo primilla. Más tarde apareció un macho de aguilucho cenizo y también veíamos gorriones y golondrinas.
    Cuando llegó, entramos en materia, en nuestra materia, la observación de aves, y comenzó lo que habíamos ido a buscar allí. Nos metimos por un complicado carril, destrozado por los tractores. La silueta de un ratonero no tardó en aparecer en el despejado cielo azul, y en cuanto llegamos a un campo de habas, enseguida descubrimos a una solitaria hembra de avutarda, que no levantó el vuelo, y tranquilamente cruzó el camino. Seguimos bordeando el sembrado de habas, y de la linde del mismo camino que llevábamos, levantó su pesado vuelo un macho acompañado por dos hembras, que surcando la plantación de leguminosas, fueron a aterrizar a la linde opuesta, del olivar de enfrente. Poco después hicieron lo mismo otro macho y otra hembra que partieron de en medio de las habas, y cuando ya estábamos dejando atrás esas habas para adentrarnos de nuevo en olivar, nos salió otra hembra. En apenas un rato se puede decir que vimos todas las avutardas que forman la reducida población jienense.

Hembra de Avutarda

     Siguiendo por este olivar, en un terrizo campo arado, sin siembra, no tardamos en ver un macho de sisón. Y por fin llegamos hasta los campos de cereal, donde los aguiluchos cenizos instalan sus nidos, y sobre los cuales hacen gala de sus increíbles vuelos acrobáticos, acompañados por sus silbantes llamadas. Todo un espectáculo digno de ver para los ojos de un naturalista. Conejos y liebres, perdices y cuervos también se dejaban ver con facilidad.

Liebre

     Pero aunque José Luis pronto se tuvo que marchar, nosotros repetimos sus pasos, con más calma. En esta primera vuelta no conseguimos volver a ver a las avutardas, pero de un árbol destacado en medio del olivar se levantaron una treintena de abejarucos. También vimos un macho de sisón entre las habas, y sin apenas darnos tiempo a observarlo levantó el vuelo y nos dejó escuchar su característico siseo que le da el nombre a esta pequeña avutarda. Y al final volvimos a llegar a los campos de cereal, donde al cobijo de un olivo estuvimos un rato observando a los aguiluchos.

Macho de Aguilucho Cenizo

     En nuestra paciente espera, además de los cenizos también veíamos con frecuencia a los cuervos, que quizás se dedicaban, al igual que nosotros, a espiar la ubicación de los nidos de la grácil rapaz, pero con el objetivo de expoliar sus huevos. Hasta un bando formado por una veintena de cuervos llegamos a ver, volando juntos sobre aquel campo. También un ratonero, un vencejo y un macho de ánade real pasaron volando por las inmediaciones. Mientras tanto, y por turnos que a veces se solapaban, escuchamos al verderón, al triguero, a la perdiz, al abejaruco, al cuervo, y antes de la puesta de sol ya se empezó a oír al alcaraván.
     Volvimos sobre nuestros pasos, y entre los olivos conseguimos ver un alcaraván, y en el poco rato que nos permitió contemplarlo, nos sirvió para descubrir a un macho de avutarda con dos hembras, en el campo del fondo. Una hembra estaba sobre la línea de la colina, tras la cual se empezaba a poner el sol, recortando su silueta en el cielo rojo del atardecer.
     Llegamos otra vez a las habas, donde nos entretuvimos más de lo que creíamos en un principio, hasta que el sol anaranjado, de fuego incandescente, se perdió definitivamente tras la línea del horizonte. No se trataba de algo llamativo que estuviésemos viendo, si no de un concierto que nos ofrecieron los sisones, cantores invisibles entre las habas. Logramos ver un par de machos allá donde acababan las habas y empezaban los olivares. Dimos un breve paseo entre el sembrado de leguminosas y vimos las inconfundibles huellas de avutarda y un azulón que volvía a su dormidero en las últimas aguas de una poza del pequeño arroyo, ya seco por los rigores primaverales. Además se escuchaban los trigueros, los alcaravanes, la paloma torcaz y ya empezaban también a oírse los mochuelos. Con la caída de la noche, abandonamos los cultivos, no sin antes ver a las cogujadas, además de conejos y liebres cruzándose por los caminos, y una vez en la carretera vimos un mochuelo que ponía fin a nuestra jornada.

Fotografías: gentileza de David Torres.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Liebre Ibérica (Lepus granatensis)
  • Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus algirus)
  • Ánade Azulón (Anas platyrhynchos)
  • Aguilucho Cenizo (Circus pygargus)
  • Busardo Ratonero (Buteo buteo)
  • Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus)
  • Cernícalo Primilla (Falco naumanni)
  • Perdiz Roja (Alectoris rufa)
  • Gallineta Común (Gallinula chloropus)
  • Sisón Común (Tetrax tetrax)
  • Avutarda Común (Otis tarda)
  • Alcaraván Común (Burhinus oedicnemus)
  • Paloma Torcaz (Columba palumbus)
  • Tórtola Turca (Streptopelia decaocto)
  • Mochuelo Europeo (Athene noctua vidalii)
  • Vencejo Común (Apus apus)
  • Abejaruco Europeo (Merops apiaster)
  • Cogujada Común (Galerida cristata)
  • Golondrina Común (Hirundo rustica)
  • Golondrina Dáurica (Cecropis daurica)
  • Cuervo Común (Corvus corax)
  • Gorrión Común (Passer domesticus)
  • Verderón Común (Chloris chloris)
  • Triguero (Miliaria calandra)

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