jueves, 24 de febrero de 2011

UNA TARDE EN LOS LLANOS CAMPOS DE LA VEGA DEL GUADALQUIVIR

     Ayer nos acercamos David, Elena y yo a nuestro huerto en Villanueva, para llevar unas estacas de madera que David y yo encontramos en La Ropera, el viernes de la semana pasada. Las estacas habían sido arrastradas por las riadas, y estaban acumuladas entre otra maleza y restos que el río había sedimentado en la zona. Con ellas pretendíamos levantar una pequeña cerca para proteger la huerta del ataque ocasional de algunos animales, pero como Javi no se encontraba en el cortijo nos limitamos a dejarlas allí. Entonces, para aprovechar la tarde, y ya que llevábamos nuestros prismáticos, se nos ocurrió acercarnos a unos campos de la Vega de Guadalquivir, entre Andújar y Marmolejo. La llanura de estos campos y su inmediatez al río había hecho que aún permanecieran anegados tras las últimas crecidas del río. Esta situación, aunque no deseada por los agricultores, había favorecido que se instalaran temporalmente o en paso algunas limícolas, y entre ellas el chorlito dorado europeo. Sabíamos previamente que estarían allí, porque aquel viernes en el que estuvimos en La Ropera recogiendo las estacas de madera, nos encontramos con Miguel Ángel, un conocido de David, quien nos facilitó esa información.
     Por los carriles que permiten el acceso a estos cultivos, lo primero que nos llamó la atención fue la gran cantidad de avefrías que estaban concentradas en aquellos campos encharcados, y mientras las contemplábamos, en el cielo del fondo, a lo lejos, cicleaba un ratonero. Poco más adelante vimos algunos andarríos chicos, hasta que llegamos a los campos donde se hallaban los chorlitos. No resultó fácil descubrirlos pues el crítico color de su plumaje los convertía en terrones que yacían inmóviles sobre la costra del campo. Pero al bajarnos del coche levantó el vuelo un cuantioso grupo cercano al camino. Los charcos habían empezado a mermar debido al tiempo soleado de los últimos días. Otro limícola que se dejó ver fugazmente tras los campos del fondo y al cual no esperábamos encontrar, lo delató su largo pico curvo. Se trataba de algunos zarapitos reales que también habían elegido estas tierras como área de descanso en su travesía hacia el norte. Pero a pesar de estar más alejados que los chorlitos, se mostraron mucho más desconfiados, y huyeron en cuanto se sintieron observados.

Bandada de Chorlitos Dorados

     El resto de la tarde también nos brindó la oportunidad de observar a otras aves. Pequeños bandos de jilgueros y pardillos pasaron volando cerca de nosotros, a los cuales identificamos por su melódico cantar, además de unos verderones posados en una alambrada. La tarabilla y la lavandera blanca son otros pájaros que nunca faltan en este tipo de medios. En las inmediaciones de las casas era fácil observar gorriones y estorninos, mientras que por los chopos de la ribera pululaban los rabilargos. También un grupo de escandalosas grajillas se dejó ver por allí. En los campos más elevados y secos se podían observar a las cogujadas y a los trigueros. Y entre la espesura de la vegetación ripícola se dejaba escuchar al ruiseñor bastardo y de vez en cuando asomaba alguna curruca capirotada.

Fotografía: gentileza de David Torres.


Lista de Aves Observadas (Orden Sistemático):

  • Busardo Ratonero (Buteo buteo)
  • Chorlito Dorado Europeo (Pluvialis apricaria)
  • Avefría Europea (Vanellus vanellus)
  • Zarapito Real (Numenius arquata)
  • Andarríos Chico (Actitis hypoleucos)
  • Cogujada Común (Galerida cristata)
  • Lavandera Blanca (Motacilla alba alba)
  • Tarabilla común (Saxicola torquatus rubicola)
  • Ruiseñor Bastardo (Cettia cetti)
  • Curruca Capirotada (Sylvia atricapilla)
  • Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
  • Grajilla Común (Corvus monedula)
  • Estornino Negro (Sturnus unicolor)
  • Gorrión Común (Passer domesticus)
  • Verderón Común (Chloris chloris)
  • Jilguero (Carduelis carduelis)
  • Pardillo Común (Carduelis cannabina)
  • Triguero (Miliaria calandra)

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