domingo, 9 de enero de 2011

DIARIO DE UN VIAJE A ZAMORA

Introducción:

     Para empezar el año David y yo nos fuimos de viaje a Zamora. Concretamente nuestra intención era conocer parte de la naturaleza de esta provincia castellana. Este plan era novedoso para ambos puesto que ninguno de los dos habíamos estado bicheando nunca por esta tierra. El viaje ha sido todo un lujo por muchos factores.
- Expectativas: Se han cubierto muchas de ellas al encontrar casi todas las especies que llevábamos en mente.
- Clima: Aunque algunos días (los pasados en la Sierra de la Culebra) tuvimos lluvia y niebla, la temperatura ha sido siempre muy agradable.
- Economía: En 6 días hemos gastado poco más de 100 € cada uno, y la mayoría de este gasto se corresponde por supuesto al combustible. Evitamos los peajes.

     Para realizar este viaje íbamos con la casa a cuestas literalmente. Fuimos en una furgoneta (wolksvagen caravelle, equipada por westfalia) acondicionada con calefacción, frigorífico, cocina, fregadero, armarios, mesa y cama. Además se le podía desplegar el techo, lo que nos permitía movernos con comodidad en su interior. Aunque pueda parecer una cutrez y lleváramos cierto desorden, hemos estado en las glorias. Era como tener un apartamento con vistas a donde quisiéramos. Así pues, lo mismo comíamos entre avutardas, en medio de un barbecho en llano, casi infinito, donde la vista se perdía en el horizonte, en los campos de Villafáfila, que contemplando un hermoso lago glaciar, la Laguna de los Peces, cerca del Lago de Sanabria. Igualmente dormíamos en plena naturaleza, esperando encontrarnos con bellas panorámicas nada más despertar, y tomar nuestro desayuno consistente en pan tostado con aceite, tomate y lomo y zumo natural de naranja y exprimido a mano, observando uno de esos maravillosos espectáculos que de vez en cuando nos brinda el campo. Y de esta manera lo mismo amanecíamos en el corazón de la Sierra de la Culebra, frente a la loma de una montaña, esperando observar a los lobos, que en los aledaños de un pueblo deshabitado a la orilla de una de esas lagunas esteparias de Villafáfila, donde por la noche sisea la lechuza y durante el día las ruidosas escuadras de ánsares surcan el cielo gris plomizo de Castilla.


1º Día: Llegada a Tierra de Campos.

     Con un poco de resaca, consecuencia de la noche anterior, y algo de retraso para mi gusto, partimos hacia nuestro destino el primer día del año, sobre las 17.00. Prácticamente hicimos todo el viaje de noche y por supuesto llegamos a Tierra de Campos en plena oscuridad, sobre las 23.45. Cenamos a medio camino. Atravesamos Madrid por el Puerto de Guadarrama, pero como ya se nos había echado la noche encima, no pudimos ver, aunque solo fuera de paso, esta sierra limítrofe con Segovia donde aparecen los primeros rodales de pino silvestre, característicos de los bosques de coníferas del norte de la península y prisioneros de las más altas montañas en el sur, aunque en ambas latitudes, muchos de estos pinares procedan de repoblaciones forestales.
     Tampoco vimos ningún animal en toda la autovía, salvo algunos conejos y liebres atropellados, hasta que cogimos el desvío hacía Villafáfila, y a su vez, antes de llegar al pueblo, tomamos otra pequeña carretera que volvía a la principal y que rodea una estación de no se que (creo que de transferencia y que se trataba de una especie de vertedero, pero debía ser muy aséptico porque no olía a nada), más o menos frente a la Casa del Espacio Natural de las Lagunas de Villafáfila. Aquí tuvimos nuestro primer encuentro del viaje con animales, un sapo corredor, cruzando la calzada, indicador de la buena temperatura y de la humedad del ambiente, y dos búhos campestres, que levantaron el vuelo, uno detrás de otro, ante nuestra llegada. Este avistamiento nos pilló desprevenidos, sin la linterna (que alumbra como un foco) a mano, así que nos tuvimos que conformar con la fugaz visión que nos permitió la luz larga de la furgo. Como ya no teníamos nada que hacer y estábamos cansados por el viaje, aparcamos "nuestra casa" en un ancho cruce de carriles y allí dormimos, en medio del campo.


2º Día: Travesía entre campos y lagunas.

     Amaneció con bruma no muy espesa que más o menos pronto de disipó, pero todo el día fue gris y hasta las últimas horas de la tarde no vimos la luz directa del sol. Mientras desayunábamos, estuvimos hablando con un cazador, que nos comentó que se podía ver por aquellas tierras. Entre tanto contemplábamos los vuelos rasantes de un macho de aguilucho pálido, un par de milanos reales que alternaban sus posaderos sobre los postes y un cernícalo posado en un cable rodeado por gorriones molineros. Algunos pequeños bandos de jilgueros y pardillos volaban de aquí para allí, así como alguna lavandera blanca, y algunos trigueros, estorninos y cornejas se movían por el barbecho. Pequeños grupos de ánsares iban y venían buscando un campo donde parar a saciar su apetito, hasta que aparecieron las primeras avutardas con su pesado vuelo y aterrizaron a lo lejos.

Avutardas

     Después hicimos una visita a la Casa del Parque donde nos informaron sobre puntos concretos donde ver avutardas y ortegas, e incluso nos hablaron de una pista forestal concreta para cuando fuéramos a la Sierra de la Culebra. En las pequeñas lagunas del recinto de este centro era posible ver con suma facilidad ánsares y fochas, algún que otro ánade y zampullín, y hasta porrón moñudo, además pollos de avutarda que tienen en condiciones controladas en una parcela para su recuperación. Las únicas aves que se movían con total libertad en este sitio eran los paseriformes: algunas urracas, un mirlo, un alcaudón real, un par de petirrojos y otro par de colirrojos, mosquiteros, unos pocos trigueros, gorriones comunes, algún pardillo y un gran bando de verderones que pululaban entre los escasos arbustos y los desnudos arbolillos.
     Salimos hacía los campos que nos indicaron para carrilear con tranquilidad, apartados de la carretera. Durante prácticamente todos nuestros movimientos por esta zona, no faltaban avutardas, avefrías, ánsares, cornejas, cernícalos, ratoneros, milanos reales, aguiluchos pálidos, aves, que a pesar de estar presentes por doquier en cualquier parte adonde fuéramos, resultaban bastante desconfiadas. Seguramente escarmentadas por los disparos de las muchas escopetas que parece que había en el lugar, emprendían el vuelo antes de posicionarnos a su altura. Los grandes bandadas de fringílidos, sobre todo jilgueros y pardillos, así como los estorninos negros y pintos, también son frecuentes y fáciles de ver. La nota musical del paisaje la ponían los alaúdidos, alondras y calandrias, y alguna lavandera blanca al pasar volando. Ya metidos en carriles, paramos a comer entre un bando de unas 60 avutardas, y en mitad del carril, como puestas a drede para que las encontráramos, dos rémiges de esta gran ave.

Bando de Avutardas

     Hacía la tarde cambiamos de campos. Pero antes de abandonar estos caminos nos topamos con una garza real. Nos dirigimos hacía otras tierras de labor, a probar suerte con la ortega, y la suerte estuvo de nuestro lado. En un campo de alfalfa segada, y acompañadas por avutardas, nos encontramos con 9 ortegas. A pesar de desplazarnos a poca velocidad, y la considerable y prudente distancia que nos separaba de ellas, no nos dieron ni tiempo a parar la furgoneta. Emprendieron la huida sin pestañear, pero nos dejaron escuchar sus arrullos al volar.
     Cuando eran las últimas horas de la tarde, cuando el sol rojo incandescente del crepúsculo empezaba a ocultarse tras el horizonte de la meseta castellana, nos acercamos al pequeño y abandonado pueblo de Otero de Sariegos, a las orillas de la Laguna de la Salina Grande. En las proximidades se vieron un par de grajillas pero aquí nos dedicamos sobre todo a observar la llegada de los gansos a la laguna, a su dormidero tras haber llenado el buche con los diversos granos y semillas que encontraran en los campos, pero también se veían otras anátidas como el azulón, además de algunas fochas. También se observaba en esta zona lacustre algún aguilucho lagunero y una gaviota reidora que dio varias pasadas. Las abundantes lluvias de la estación otoñal e invernal le habían dado a la laguna unas dimensiones descomunales, desmesuradas. Las orillas eran prácticamente inexistentes y la vegetación palustre escaseaba, por lo que no pudimos observar ningún limícola ni ardeido. Pronto, antes de que se ocultase el sol definitivamente, empezaron a maullar los mochuelos de los viejos palomares, y algo más tarde, fueron las lechuzas del pueblo las que nos dejaron escuchar sus chirriantes chillidos.

Lechuza Común
     Dimos un paseo por el pueblo, en las primeras horas de la cerrada noche, pero antes de llegar, vimos un sapo corredor. La llamada de la lechuza se repetía en distintas direcciones (al menos un par de individuos), y algún que otro ejemplar se dejaba ver fugazmente en vuelo entre las ruinas del pueblo, como la repentina aparición de un fantasma blanco que pronto se desvanecía entre tinieblas. Luego, por fin conseguimos sorprender a una lechuza posada en un poste, a bastante distancia, que emprendió la huída en cuanto la luz de la linterna se le acercó. Poco después, la historia se volvió a repetir con otra lechuza, o tal vez misma, que estaba apostada en un palomar en los aledaños del pueblo. Ya las habíamos visto posadas pero no nos permitieron observarlas con detenimiento. Volvimos y cogimos el furgón para hacer un breve recorrido nocturno. Queríamos ir hasta donde estuvimos durmiendo la noche anterior, exactamente hasta aquella estación de cuyo nombre no me acuerdo, próxima a la Casa del Parque, donde vimos aquel par de búhos campestres nada más llegar. Pero esta vez, en lugar de ir por la carretera, íbamos por los carriles que atravesaban campos y lagunas. Se nos cruzaron conejos y liebres a lo largo del laberinto de caminos, pero acabábamos de emprender esta marcha, cuando en un bajo poste de una valla, esta vez sí, pudimos observar a corta distancia y posaba a la blanca dama de la noche. Resulta espectacular contemplar en estas condiciones a una de estas hermosas aves estrictamente nocturnas. Llegamos hasta la estación, pero esta vez no había ningún búho, así que volvimos sobre nuestros pasos. Debido a los cruces de caminos, tuve una pequeña confusión y tomé otra dirección. Acertada confusión, pues esta vez, en un mojón de madera, indicador de un sendero, sorprendimos a otra lechuza. Aunque ya sabíamos que ese camino no nos llevaría de regreso al pueblo, lo continuamos un poco más, hasta encontrar una anchura o un cruce donde poder cambiar de sentido. Bien, pues cuando conseguimos dar la vuelta, otra vez había vuelto la lechuza al mismo mojón, y ante el descaro de la rapaz nocturna, David intentó fotografiarla. Habíamos parado la furgoneta, pero como no estábamos a una buena distancia, intentamos acercarnos un poco más, simplemente soltando el freno de mano, y dejar que la gravedad y la suave pendiente nos acercara silenciosamente, pero la lechuza voló. Iba a arrancar, cuando otra vez vuelve a su posadero. Parecía estar haciéndonos un reconocimiento, como valorando si podríamos suponer un peligro para ella. Finalmente se perdió en la noche, y aunque estuvimos un rato esperándola no volvió. Regresábamos al pueblo, esta vez por el camino correcto, y en aquella misma valla del principio, otra vez estaba la lechuza. Nos permitió acercarnos bastante y la titónida estuvo posando para el objetivo de cámara de David durante bastante rato, y yo, como ayudante de fotografía y técnico de iluminación, estuve enfocándola con el linternón. Por supuesto también nos permitió deleitarnos, observando con los prismáticos su acorazonado rostro blanco y el contraste cromático de su plumaje que le otorga esa bonita librea y ese sigilo al volar. E incluso nos hizo una pequeña exhibición de caza. Desde su oteadero se dejó caer en un charco, justo frente a nosotros, posiblemente para capturar algún batracio. Falló el intento, pero ya que estaba en el agua, aprovechó y se dio una ducha, y con sus largas patas, rojas por el barro, volvió a posicionarse en su posadero, hasta que poco después se marchó. Estábamos alucinando con estos increíbles avistamientos de un ave de la que hasta entonces solo habíamos visto sus furtivos vuelos. Tanto fue así, que intentamos repetir la hazaña aquella misma noche, pero salvo por dos lechuzas volando entorno al campanario del pueblo, no volvimos a ver a las confiadas lechuzas de los campos.

Mojada tras su baño de media noche y con las patas teñidas de rojo por el
barro, la lechuza volvió a su posadero inicial a sacudirse y secarse.

3 Día: El gregario búho diurno de las cunetas.

     Se levantaba el día gris, pero al menos no había niebla, lo que nos permitía ver cómodamente la laguna que teníamos en frente. Más de lo mismo, muchas anátidas y ninguna garza ni ningún limícola. A nuestras espaldas se situaba el pueblo despoblado y los palomares, y en un palomar y en un tejado de una vieja casa, sendos mochuelos se dejaban ver. Habíamos tenido vecinos de furgoneta aquella noche, una pareja de asturianos, aficionados a la naturaleza, con los que estuvimos desayunando allí mismo. Pero antes de desayunar, fui a la lavarme la cara, las manos y a peinarme un poco a la fuente del pueblo, y de paso a dar un pequeño paseo matutino para abrir el apetito. En un palomar encontré egagrópilas de mochuelo y un excremento de zorro, con lo que la conversación tuvo su momento escatológico. Y en el cielo, unos fuertes trinos llamaron nuestra atención y delataron la presencia de un bando de aves. Se trataba de 26 zarapitos trinadores que parecían deambular algo extraviados debido a la falta de orillas en las que sondear con sus largos y curvos picos los animalillos que componen su dieta.
     Habíamos hablado del búho campestre, de como encontrarlo, queríamos asegurarnos de haberlo avistado con seguridad. Nos dijeron que moviéndonos por los caminos que recorrían los campos, era posible levantar algún ejemplar, ya que tenían cierta querencia por apostarse en las cunetas (quizás debido a los pastos más desarrollados que campo a través). Carrileamos por los mismos caminos en los que en la noche anterior había lechuzas, ahora sustituidas por rapaces diurnas como aguiluchos, milanos y ratoneros.

Búho Campestre, de librea clara
     Bajábamos lentamente por una suave pero larga cuesta que terminaba en la vaguada de un pequeño arroyo, donde el camino empezaba otra vez a elevarse someramente sobre los campos, cuando en vuelo a ras de suelo, salió un búho campestre que se posó más o menos cerca, en medio del barbecho. Ahí estuvo largo rato sin moverse, lo que permitió tomarle unas fotografías hasta que una corneja vino a posarse a su lado. La corneja graznaba, pero poco parecía importarle al búho de “orejas” cortas, incluso ante nuestra atónita mirada se atrevió a expulsar una egagrópila. Era cuestión de tiempo y el búho acabó emprendiendo el vuelo, y como si de una persecución se tratara, el córvido, más rápido, se lanzó tras el estrígido, hasta adelantarlo en un picado que no llegó a tener contacto entre ambas aves. El búho vino a posarse al camino, junto a la cuneta opuesta en la que había estado oculto inicialmente, un poco más abajo desde nuestra situación. La corneja se posó en el campo y el búho se volvió a ocultar en la cuneta. Entonces, pensamos en dejarnos caer cuesta abajo, sin encender el motor, pero no había hecho más que soltar el freno de mano, cuando de la misma cuneta desde donde salió el primer búho, y a la misma altura donde estábamos parados, sale otro búho campestre de plumaje algo más claro que también se posó en medio del campo. Resultaba increíble que lo hubiésemos tenido todo el tiempo a nuestro lado y no nos hubiéramos dado cuenta. Ya que estaba más cerca que el otro, también fue objeto de fotografía. Y al igual que el otro, al cabo de un rato volvió a esconderse a la cuneta, no sin antes haber sido hostigado por la corneja. A pesar la inclinación, no bastaba con quitarle el freno de mano a la furgoneta para que bajara sola, así que improvisamos un método para aproximarnos sin hacer demasiado ruido, y fue usar la furgo a modo de monopatín, con un pie dentro y con otro empujando en el suelo. Pues según empezamos a rodar, se levantó un tercer búho y ya empezamos a mostrar signos de sorpresa en nuestras caras. Todavía no se había posado en el suelo y emprendió el vuelo un cuarto búho que fue a parar cerca del otro. Y acto seguido empezaron a salir búhos de ambas cunetas de forma escalonada. Con sus vuelos de un lado para otro, sobrevolando a baja altura el camino y el campo, iban llamando la atención de sus congéneres. Quedamos perplejos ante tal revuelo de búhos que al parecer habían elegido el mismo dormidero diurno, o quizás cazadero. No sabíamos donde mirar y estimamos que había en aquel territorio unos 10 búhos campestres. Ya estábamos entusiasmados con la suerte que tuvimos viendo el primero, cuando menos esperábamos una decena.

Búho Campestre, de librea oscura

      Seguimos hacía adelante viendo la avifauna típica de los espacios abiertos y nos detuvimos en un campo a coger plumas de avutardas, algunas de aguilucho pálido y hasta una rémige de buitre leonado. En el suelo estaban impresas las características huellas tridáctilas de avutarda. A nuestro paso, un joven lebrato emprendió la huida corriendo, y además pude observar a un topillo corriendo por sus caminos y túneles entre la hierba. Volvimos para atrás, pero ya no vimos ningún búho y tomamos un camino paralelo que se bifurcaba. Además de las avutardas y de las rapaces, de un grupo de cogujadas, algunos trigueros y un pinzón, tampoco tuvimos aquí ningún otro avistamiento relevante.
     Había pasado el mediodía y decidimos volver a donde el día de antes habíamos visto las ortegas. Retomamos el camino del pueblo que surca campos y lagunas y paramos a echarle un vistazo a los patos cuchara. Por supuesto en el agua también había gansos, azulones y fochas, y en los alrededores avefrías y cigüeñas. Evolucionando en el aire o posadas en algún poste, siempre descubríamos alguna rapaz. Y mientras mirábamos todo esto, otra vez apareció el escandaloso y divagante bando de 26 zarapitos que vimos en la mañana. En cambio las ortegas no repitieron en el mismo sitio.

Grupo de Avutardas

     Entonces acordamos que era el momento de emigrar de la llanura y dirigirnos a las montañas, y así fue como llegamos hasta la Sierra de la Culebra. Durante el recorrido, a excepción del aguilucho pálido y de las demás aves esteparias y acuáticas, el resto de rapaces mencionadas y las cornejas parecían sentirse cómodamente ubicadas tanto en los campos agrícolas como en los agrestes montes. La vegetación se repartía el espacio según un gradiente altitudinal, de los encinares de las zonas bajas, pasamos a los robles y a los castaños, y a continuación a los pinares de pino negral o resinero y de pino silvestre que aparecían en las cotas más altas, aunque de claro origen antropogénico. También había amplias zonas desprovistas de vegetación arbórea, donde las jaras, los brezos y los piornos cubrían el suelo formando una tupida alfombra verde.
     Paramos para quedarnos en la pista forestal que nos indicaron en la Casa del Parque Natural de las Lagunas de Villafáfila, cerca de Boya. El tiempo se había estropeado bastante por la entrada de una borrasca, la niebla empezó a adueñarse del valle y de las cumbres y también tuvimos algunos chubascos. Ya no teníamos mucho que hacer ese día, así que nos disponíamos a cenar, y a ver tranquilamente las fotos de David en el ordenador, a poner la guía sonora de aves, o incluso ver alguna película o el documental “Las Montañas del Lobo”. Entonces apareció en la pista un coche a baja velocidad que se paró frente a la furgoneta. Pues resultó ser Esteban Ureña y su novia Concha, de quien estábamos avisados que podríamos encontrarnos por allí. Cuando dejó de llover intentamos escuchar aullar a los lobos. Pero como el resultado fue infructuoso, nos despedimos y ellos se fueron al camping donde estaban alojados y nosotros nos quedamos a pasar la noche allí mismo.

Avutardas en vuelo

4º Día: De la Sierra de la Culebra a los Lagos de Sanabria, y viceversa.

     El día comenzó como acabó el anterior, con una densa niebla, que de vez en cuando aclaraba el viento, y una tenue pero continua llovizna. Tuvimos compañía esa noche, y un par de amigos vascos hicieron lo mismo que nosotros, quedarse a dormir allí, en plena sierra. Mientras desayunábamos, mirábamos el paisaje translúcido por la bruma. Solo unos cuantos ciervos se dejaron ver, y entre los brezos de nuestro alrededor, delataron su presencia una curruca rabilarga mediante su áspera voz y un chochín con su reclamo de contacto.
    
No había nada que ver ese día y tanto nuestros acompañantes esporádicos, como nosotros decidimos marcharnos. Tiramos para Sanabria y debido a la niebla y a la lluvia no vimos nada en todo el camino, ni siquiera pudimos disfrutar del paisaje. En el Lago de Sanabria tan solo vimos unos ánades reales, y en sus alrededores un arrendajo, pero al menos contemplamos una buena panorámica del lago.
     Subimos a la gélida Laguna de los Peces, hasta cotas donde la nieve estaba presente. Aunque es territorio de perdiz pardilla y de otros animales muy interesantes, tampoco vimos ningún bicho moverse por el entorno. En medio de una pequeña ventisca bajamos a ver el lago congelado de cerca y a la subida descubrimos un excremento de lobo, con muchísimo pelo de jabalí. Con la ropa empapada, improvisamos un tendero en la furgoneta y utilizamos la calefacción como secadora y nos quedarnos a comer allí.

Laguna de los Peces

     Por la noche, cuando volvimos a la Sierra de la Culebra, el panorama no había cambiado demasiado. Persistía la niebla y la lluvia. Quedamos con Esteban y nos dedicamos aquella noche, hasta altas horas de la madrugada, a buscar al lobo, pero sin obtener un resultado satisfactorio. No obstante, en los momentos que dejó de llover, vimos un ciervo, un par de zorros y una ranita de san antón cruzando la carretera, debido a la temperatura nocturna relativamente cálida que hacía y a lo saturado de humedad que estaba el ambiente.


5º Día: Rumbo a las Tablas de Daimiel.

     Las inclemencias meteorológicas continuaban. El tiempo no nos daba tregua en la Sierra de Culebra. Como ya le comentamos a Esteban la noche anterior, nuestra intención era acercarnos a los Arribes del Duero, pero Esteban dijo que no íbamos a ver nada, porque solo son los domingos cuando zarpan los barcos. También habíamos barajado la posibilidad de llegarnos al colindante Parque Natural de Montesinho, en el norte de Portugal, pero visto lo visto acordamos bajarnos a la Mancha. Ya que decidimos volver hacía el sur, también habíamos pensado en llegarnos por Monfragüe, pero las previsiones del tiempo allí eran muy similares a las que había en la Sierra de la Culebra. Nos fuimos por Salamanca, Ávila y Toledo hasta llegar a las Tablas de Daimiel, aunque nuestra intención inicial había sido Cabañeros.
     Durante el largo camino, algo monótono y tedioso, tan solo vimos algunas cigüeñas, pero sobre todo milanos reales haciendo gala de sus acrobáticos vuelos, ratoneros y cernícalos posados en postes, y al atravesar el Sistema Central, a caballo entre las Sierras de Gredos y Guadarrama, los buitres leonados que coronaban el cielo con sus planeos, se añadían a nuestra la lista de especies observadas. Los únicos pájaros que se aproximaron a la carretera, fueron algunas cornejas, un pequeño grupo de jilgueros, y un macho de tarabilla posado en una alambrada. Por la noche en Daimiel salimos a pasear, y entre los constantes sonidos de las fochas y los sapos, pudimos ver un jabalí.


6º Día: La vuelta a casa.

     Salimos a dar una vuelta antes de desayunar y ante todo contemplamos con enorme satisfacción como las generosas lluvias del otoño y del invierno han devuelto la vida este humedal desecado por la sobreexplotación humana del líquido elemento. No tenía nada que ver con lo que encontramos hace casi dos años. Una marisma convertida en una árida estepa, regenerada de nuevo, gracias al agua caída del cielo. Este enclave natural que comenzó a arder en las profundidades de sus entrañas, ha sido salvado en el último momento por la propia naturaleza, y no por quien lo hirió de gravedad. La recuperación ha sido prodigiosa, se podría decir que a un ritmo vertiginoso, y la vida ha irrumpido de forma explosiva en las Tablas. Otro buen año de precipitaciones como los que venimos teniendo, unido a una explotación sostenible y responsable del acuífero, y es posible que los Ojos del Guadiana vuelvan a llorar.
     Las fochas eran las aves acuáticas más abundantes, pero no las únicas, pues estaban acompañadas por gansos, ánades reales y silbones, patos cucharas y colorados, porrones, gallinetas y zampullines. Escuchamos los relinchos del pito real y poco más tarde acabamos viendo su ondulante vuelo. El ruiseñor bastardo también se dejaba oír, pero el pájaro que parecía haberse adueñado del Parque Nacional era el mosquitero común. Adonde quiera que fuéramos lo veíamos y lo oíamos, y se movía entre carrizos como si de un auténtico pájaro del carrizal se tratara. Entre tarajes vimos gorriones, pero también unos bisbitas. Mientras charlábamos con un guarda en una tabla, avistamos un torcecuello que tranquilamente se atusaba el plumaje en la rama de un taray, y sobre nuestras cabezas volaron algunos cormoranes, gaviotas reidora y sombría, garcillas bueyeras, un par de pequeños grupos de agachadiza común, aguiluchos laguneros y una hembra de esmerejón, cazando a ras de los secos carrizos.

Focha Común

     Después de desayunar hicimos otro itinerario. Las fochas se podían ver sin dificultad alguna desde cualquier observatorio y los mosquiteros se movían a sus anchas por las inmediaciones. Además, la tarabilla común y la lavandera blanca se dejaban ver fácilmente, y también logramos escuchar y ver al buitrón. En cambio, no logramos observar a los verdaderos pájaros del carrizal. Bigotudos, pájaros moscones, escribanos palustres y carricerines reales que hasta hace poco se hacinaban a los últimos y mermados charcos, ahora estaban dispersos por todo el humedal y resultó imposible verlos. Desde el observatorio de la torre se veían en la zona palustre todo tipo de aves acuáticas ya mencionadas, además de los aguiluchos laguneros en vuelo, tratando de sorprender algún pato despistado y en conflictos entre parejas. Las verdes dehesas del fondo eran sobrevoladas por las grullas y en los viñedos próximos se movía un macho de aguilucho pálido. Y a los pies de la misma torre, entre los carrizos de una pequeña charca, se descubrieron un par de zorros.
     Antes de marcharnos definitivamente queríamos ver, lo que en los años difíciles fue el refugio para muchas aves que no encontraban agua en Daimiel, la laguna de aguas residuales. Pero antes hicimos una breve parada en un puente desde donde se podía observar cerceta pardilla. Hasta una veintena de este pequeño y escaso ánade de superficie llegamos a contar en solo un rato. La laguna de decantación de aguas residuales estaba desbordada y las rálidas eran las únicas aves que allí permanecían, las abundantísimas gallinetas y alguna que otra focha. En las orillas también frecuentaban las avefrías y los estorninos.
     Con la satisfacción de haber disfrutado intensamente del viaje pero a la vez con cierte melancolía, cogimos el destino de regreso a casa. En un camino de la carretera al que nos salimos para comer, nos acopañaron mosquiteros, carboneros y pinzones, en unos campos de Cuidad Real vimos las únicas perdices de todo el viaje y atravesando Despeñaperros vimos buitres leonados, los últimos animales de nuestra ruta. Y finalmente, sobre las 17.00 llegamos al cortijo de Javi, donde tenemos nuestro huerto ecológico, para dejar allí, lo que había sido como nuestro hogar, la furgo que a tantos rincones maravillosos nos llevó, y que con algo de pereza limpiamos un poco; y así se puede decir que concluyó nuestro viaje.


(*) Fotografías: gentileza de David Torres.

FECHA
LUGAR
ESPECIE
OBSERVACIÓN
01/01/2011
Villafáfila (estación/vertedero)
Búho Campestre
(Asio flammeus)
2 inds.
01/01/2011
Villafáfila (estación/vertedero)
Sapo Corredor
(Epidalea calamita)
Un ind.
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Liebre Ibérica
(Lepus granatensis)
Pocas
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Conejo Europeo
(Oryctolagus cuniculus algirus)
Pocos
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Zampullín Chico
(Trachybaptus ruficollis)
Pocos
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Garza Real
(Ardea cinerea)
Un ind.
02/01/2011
Villafáfila (campos y lagunas)
Ánsar Común
(Anser anser)
Muchos. Oído
02/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
Varios
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Porrón Moñudo
(Aythya fuligla)
Varios
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Milano Real
(Milvus milvus)
Bastantes
02/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Aguilucho Lagunero Occidental
(Circus aeruginosus)
Pocos
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Aguilucho Pálido
(Circus cyaneus)
Algunos
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Busardo Ratonero
(Buteo buteo)
Pocos
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Cernícalo Vulgar
(Falco tinnunculus)
Algunos
02/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Focha Común
(Fulica atra)
Varias
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Avutarda Común
(Otis tarda)
Bastantes
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Avefría Europea
(Vanellus vanellus)
Muchas
02/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Gaviota Reidora
(Chroicocephalus ridibundus)
Un ind.
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Ganga Ortega
(Pterocles orientalis)
9 inds.
02/01/2011
Otero de Sariegos. Villafáfila (campos)
Lechuza Común
(Tyto alba alba)
2 inds. Oída
02/01/2011
Otero de Sariegos
Mochuelo Europeo
(Athene noctua vidalii)
Oído
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Alondra Común
(Alauda arvensis)
Pocas. Oída
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Calandria Común
(Melanocorypha calandra)
Oída
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Lavandera Blanca
(Motacilla alba alba)
Pocas
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Petirrojo Europeo
(Erithacus rubecula)
2 inds.
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Colirrojo Tizón
(Phoenicurus ochruros)
2 inds.
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Mirlo Común
(Turdus merula)
Una hembra
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Mosquitero Común
(Phylloscopus collybita)
Pocos
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Alcaudón Real
(Lanius meridionalis)
Un ind.
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Urraca
(Pica pica melanotos)
Pocas
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Corneja Negra
(Corvus corone)
Varias
02/01/2011
Otero de Sariegos
Grajilla Común
(Corvus monedula)
2 inds.
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Estornino Pinto
(Sturnus vulgaris)
Varios
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Estornino Negro
(Sturnus unicolor)
Bastantes
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Gorrión Común
(Passer domesticus)
Pocos
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Gorrión Molinero
(Passer montanus)
Algunos
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque)
Verderón Común
(Chloris chloris)
Varios
02/01/2011
Villafáfila (campos)
Jilguero
(Carduelis carduelis)
Bastantes
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque y campos)
Pardillo Común
(Carduelis cannabina)
Bastantes
02/01/2011
Villafáfila (Casa del Parque y campos)
Triguero
(Miliaria calandra)
Algunos
02/01/2011
Otero de Sariegos
Sapo Corredor
(Epidalea calamita)
Un ind.
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Topillo Campesino
(Microtus arvalis)
Un ind.
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Liebre Ibérica
(Lepus granatensis)
Un ind.
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Cigüeña Blanca
(Ciconia ciconia)
Pocas
03/01/2011
Villafáfila (campos y lagunas)
Ánsar Común
(Anser anser)
Muchos. Oído
03/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
Varios
03/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Cuchara Común
(Anas clypeata)
Varios
03/01/2011
Villafáfila (campos). Estribaciones S. Culebra
Milano Real
(Milvus milvus)
Bastantes
03/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Aguilucho Lagunero Occidental
(Circus aeruginosus)
Pocos
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Aguilucho Pálido
(Circus cyaneus)
Algunos
03/01/2011
Villafáfila (campos). Estribaciones S. Culebra
Busardo Ratonero
(Buteo buteo)
Algunos
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Cernícalo Vulgar
(Falco tinnunculus)
Algunos
03/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Focha Común
(Fulica atra)
Varias
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Avutarda Común
(Otis tarda)
Bastantes
03/01/2011
Villafáfila (lagunas)
Avefría Europea
(Vanellus vanellus)
Muchas
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Zarapito Trinador
(Numenius phaeopus)
26 inds.
03/01/2011
Otero de Sariegos
Mochuelo Europeo
(Athene noctua vidalii)
2 inds.
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Búho Campestre
(Asio flammeus)
Pocas
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Alondra Común
(Alauda arvensis)
Oída
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Cogujada Común
(Galerida cristata)
Pocas
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Calandria Común
(Melanocorypha calandra)
Oída
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Lavandera Blanca
(Motacilla alba alba)
Pocas
03/01/2011
Otero de Sariegos
Colirrojo Tizón
(Phoenicurus ochruros)
Un ind.
03/01/2011
Otero de Sariegos
Mosquitero Común
(Phylloscopus collybita)
Pocos
03/01/2011
Villafáfila (campos). Estribaciones S. Culebra
Corneja Negra
(Corvus corone)
Algunas. Oída
03/01/2011
Villafáfila (campos). Estribaciones S. Culebra
Estornino Negro
(Sturnus unicolor)
Varios
03/01/2011
Otero de Sariegos
Gorrión Común
(Passer domesticus)
Pocos
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Pinzón Vulgar
(Fringilla coelebs coelebs)
Un ind.
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Jilguero
(Carduelis carduelis)
Varios
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Pardillo Común
(Carduelis cannabina)
Varios
03/01/2011
Villafáfila (campos)
Triguero
(Miliaria calandra)
Pocos
04/01/2011
Sierra de la Culebra
Zorro Rojo
(Vulpes vulpes)
2 inds.
04/01/2011
Sierra de la Culebra
Ciervo Rojo
(Cervus elaphus)
Pocos
04/01/2011
Lago de Sanabria
Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
Pocos
04/01/2011
Sierra de la Culebra
Chochín Común
(Troglodytes troglodytes)
Oído
04/01/2011
Sierra de la Culebra
Curruca Rabilarga
(Sylvia undata)
Oída
04/01/2011
Sierra de la Culebra
Ranita de San Antón
(Hyla arborea molleri)
Un ind.
05/01/2011
Tablas de Daimiel
Jabalí
(Sus scrofa)
Un ind.
05/01/2011
Prov. Salamanca (campos)
Cigüeña Blanca
(Ciconia ciconia)
Pocas
05/01/2011
Prov. Salamanca y Ávila
Milano Real
(Milvus milvus)
Varios
05/01/2011
Sistema Central (Ávila)
Buitre Leonado
(Gyps fulvus)
Varios
05/01/2011
Prov. Salamanca y Toledo
Busardo Ratonero
(Buteo buteo)
Pocos
05/01/2011
Prov. Salamanca y Ávila
Cernícalo Vulgar
(Falco tinnunculus)
Pocos
05/01/2011
Tablas de Daimiel
Focha Común
(Fulica atra)
Oída
05/01/2011
Sistema Central (Ávila)
Tarabilla Común
(Saxicola torquatus rubicola)
Un macho
05/01/2011
Prov. Salamanca y Ávila
Corneja Negra
(Corvus corone)
Algunas
05/01/2011
Prov. Salamanca (campos)
Jilguero
(Carduelis carduelis)
Algunos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Zorro Rojo
(Vulpes vulpes)
2 inds.
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Cormorán Grande
(Phalacrocorax carbo)
Pocos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Garcilla Bueyera
(Bubulcus ibis)
Pocas
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Ánsar Común
(Anser anser)
Varios. Oído
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Silbón Europeo
(Anas penelope)
Algunos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Ánade Azulón
(Anas platyrhynchos)
Varios
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Cuchara Común
(Anas clypeata)
Varios
06/01/2011
Puente del Malemocho
Cerceta Pardilla
(Marmaronetta angustirostris)
Algunas
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Pato Colorado
(Netta rufina)
Algunos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Porrón Europeo
(Aythya ferina)
Algunos
06/01/2011
Despeñaperros
Buitre Leonado
(Gyps fulvus)
Algunos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Aguilucho Lagunero Occidental
(Circus aeruginosus)
Algunos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Aguilucho Pálido
(Circus cyaneus)
Un macho
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Esmerejón
(Falco columbarius)
Una hembra
06/01/2011
Cuidad Real (campos)
Perdiz Roja
(Alectoris rufa)
Pocas
06/01/2011
Tablas de Daimiel. Laguna de decantación
Gallineta Común
(Gallinula chloropus)
Muchas
06/01/2011
Tablas de Daimiel. Laguna de decantación
Focha Común
(Fulica atra)
Muchas. Oída
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Grulla Común
(Grus grus)
Pocas
06/01/2011
Laguna de decantación
Avefría Europea
(Vanellus vanellus)
Bastantes
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Agachadiza Común
(Gallinago gallinago)
Pocas
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Gaviota Reidora
(Chroicocephalus ridibundus)
Algunas
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Gaviota Sombría
(Larus fuscus)
Pocas
06/01/2011
Cuidad Real (campos)
Tórtola Turca
(Streptopelia decaocto)
Un ind.
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Torcecuello Euroasiático
(Jynx torquilla)
Un ind.
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Pito Real
(Picus viridis sharpei)
Un ind. Oído
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Bisbita Pratense
(Anthus pratensis)
Pocos
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Lavandera Blanca
(Motacilla alba alba)
Un ind.
06/01/2011
Tablas de Daimiel. Laguna de decantación
Tarabilla Común
(Saxicola torquatus rubicola)
2 parejas
06/01/2011
Tablas de Daimiel
Ruiseñor Bastardo
(Cettia cetti)
Oídos
06/01/2011
Tablas de Daimiel. Laguna de decantación
Buitrón
(Cisticola juncidis)
Pocos. Oído
06/01/2011
Tablas de Daimiel. Cuidad Real (campos)
Mosquitero Común
(Phylloscopus collybita)
Muchos
06/01/2011
Cuidad Real (campos)
Carbonero Común
(Parus major)
Pocos
06/01/2011
Laguna de decantación
Estornino Negro
(Sturnus unicolor)
Bastantes
06/01/2011
Cuidad Real (campos)
Pinzón Vulgar
(Fringilla coelebs coelebs)
Pocos