domingo, 15 de junio de 2014

UNA TARDE PASEANDO POR LA ROPERA

     Después de bastante tiempo sin ir, ayer David y yo salimos a dar un paseo por la zona de La Ropera a últimas horas de la tarde. Y como otras veces que hemos elegido aquel sitio por su proximidad a Andújar, para echar un rato de campo y poder observar fauna, no nos decepcionó. Las tórtolas turcas y algún que otro gorrión adornaban los cables de los tendidos eléctricos sobre los que se hallaban posados por la carretera. Sobre las aguas abiertas del ancho tramo final del Río Jándula nadaban algunos ánades reales, mientras los rabilargos revoloteaban entre los olivos y los árboles de la ribera.
     Aparcamos en las inmediaciones del puente. La humedad del río y el calor reinante a pesar de las horas crepusculares, propiciaban que estuviésemos envueltos en un cierto bochorno. Desde el puente, veíamos los desconfiados patos que se habían alejado aguas abajo. También descubrimos una garza real que entre los sauces, asomaba sobre el cauce. De las verdes eneas que proliferaban a ambas orillas del río junto al puente, emanaban las ásperas notas del carricero común. Una brizna de enea que se agitaba a un ritmo diferente a las demás, era movida por una gran carpa que nadaba por las someras aguas de donde brotaba.
      Cruzamos el puente y echamos a andar paralelos a la orilla, aguas abajo, entre bosque de ribera y olivar. Entre los muchos vencejos que con su incesante griterío volaban sobre el río, los acompañaban algunos abejarucos. En los claros donde el bosque en galería se abría, aprovechábamos para mirar hacia el río, pero en cuanto nos deteníamos, las garzas y los ánades reales que tratábamos de observar echaban a volar sin darnos muchas más opciones. Y también por este lado del río había rabilargos
     Nos resultó llamativo el gran número de pollos volantones de golondrina común que se concentraban sobre un sauce, mientras otras tantas pasaban sobre el río. Del interior del bosque de aquella orilla procedían también los arrullos de la tórtola común, y la voz aflautada de la oropéndola. Un tronco encallado en el lecho del río y que emergía sobre la corriente, servía de islote a unos galápagos que se soleaban con los últimos rayos de la tarde. Y mientras esto sucedía, un pollo volantón se posó en el tallo de una planta de la orilla por la que caminábamos, muy cerca de nosotros. Pero no era una golondrina, si no algo que acaparó nuestra atención con especial interés. Habíamos tenido junto a nosotros un pájaro moscón.
     Poco más adelante terminó nuestro paseo, pero no retomamos la vuelta inmediatamente, si no que esperamos un rato. Íbamos tranquilamente, y delante nuestra alzaron el vuelo un par de abubillas. Al pasar por el lugar donde habíamos visto al moscón, escuchamos al martín pescador, que David que llegó a ver. Los galápagos permanecían apurando su baño de sol sobre el tronco. Bajo las aguas se intuía la difusa silueta de grandes carpas que a veces nadaban a ras de la superficie del agua turbia, dibujando onduladas  estelas, que a veces asomaban sus aletas dorsales. Sobre el olivar cercano volaban algunos estorninos, y más lejos también lo hacía un bando de estos negros pájaros sobre la chopera del otro lado del río.
     Esta vez no conseguimos ver ninguna garza, pero si patos. A los vencejos y a las golondrinas comunes que se dedicaban afanosamente a prospectar el río a la caza de mosquitos y otros insectos alados, se sumaban ahora al elenco aviones comunes y golondrinas dáuricas. Quizás también estaban allí al principio, cuando veníamos, pero entonces no me percaté de su presencia. Entre el sotobosque de sauces, los rabilargos formaban una algarabía, quizás en conflictos entre ellos mismos, o tal vez fuera otra cosa lo que los inquietara, pero que nunca llegamos a descubrir. En las sombras del camino se descubre un mirlo que acto seguido vuelve a refugiarse entre la segura espesura de la vegetación.
     Acercándonos al puente, entre el canto del carricero también se oyó la estrofa musical del ruiseñor bastardo. Y al llegar al puente, antes de cruzarlo, observamos un pájaro que se movía nerviosamente entre el suelo y los tallos secos del pasto. Estaba comiendo hormigas en aquel sitio, por lo que pudimos observarlo con todo detenimiento, durante un rato, hasta que se decidió a volar hasta el interior de la copa de un chaparro. Se trataba de una curruca que puso el broche de oro y el cierre a nuestras observaciones de la tarde, la mirlona.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Garza Real (Ardea cinerea)
  • Ánade Azulón (Anas platyrhynchos)
  • Tórtola Europea (Streptopelia turtur)
  • Tórtola Turca (Streptopelia decaocto)
  • Vencejo Común (Apus apus)
  • Martín Pescador Común (Alcedo atthis)
  • Abejaruco Europeo (Merops apiaster)
  • Abubilla (Upupa epops)
  • Golondrina Común (Hirundo rustica)
  • Golondrina Dáurica (Cecropis daurica)
  • Avión Común (Delichon urbicum)
  • Mirlo Común (Turdus merula)
  • Ruiseñor Bastardo (Cettia cetti)
  • Carricero Común (Acrocephalus scirpaceus)
  • Curruca Mirlona (Sylvia hortensis)
  • Pájaro Moscón (Remiz pendulinus)
  • Oropéndola Europea (Oriolus oriolus)
  • Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
  • Estornino Negro (Sturnus unicolor)
  • Gorrión Común (Passer domesticus)
  • Galápago Leproso (Mauremys leprosa)
  • Carpa (Cyprinus carpio)