miércoles, 2 de enero de 2013

VIAJE EXPRES A LAS TABLAS DE DAIMIEL

     Invitado por mi amiga Eva Marín, comenzamos el nuevo año con una escapada a las Tablas de Daimiel. Entre los asistentes se encontraban caras conocidas como las de Javi Moreno, Isa Periera, Javi Ramírez, Paqui Jódar y Jesús García, a quienes no veía desde mayo del año pasado. Y una grata sorpresa, reencontrarme con Rosa Armenteros, una compañera del Voluntariado del lince del verano del 2004, a la que no veía desde entonces. Igualmente positivo fue conocer gente nueva. Un verdadero lujo haber podido recorrer los itinerarios de las Tablas en tan buena compañía, con los que compartir impresiones y observaciones de campo que aquí relato.
 

Las Tablas de Daimiel vistas al atardecer

     La mañana del primer día del año amanecía cubierta de nubes por la borrasca que barría el cielo, y húmeda por la tenue llovizna que se precipitaba sobre la campiña olivarera que rodeaba la gasolinera donde esperaba a Eva y a los demás. Temía que el día en las Tablas fuera pasado por agua, mientras un carbonero parecía que clamaba a la lluvia emitiendo su característica estrofa “aguaquí aguaquí…”. Pero aunque el día no llegó a abrir totalmente, tampoco llovió.
     Llegando a Despeñaperros se dejó ver un rabilargo que volaba junto a la autovía. Posado en una roca, se recortaba la silueta del ratonero, y al entrar en uno de los túneles de Despeñaperros un buitre planeaba bajo. Recorriendo la meseta manchega empiezan a verse urracas y estorninos cerca de la autovía, posados en postes o en cables del tendido eléctrico, y del mismo asfalto despegaban algunos gorriones al acercarnos. Un milano real sobrevoló la autovía. Aproximándonos a nuestro destino vimos tres cernícalos y otro ratonero más. Cada vez más cerca de las Tablas, además de gorriones y estorninos, se veían los bandos de jilgueros recorriendo los llanos campos aledaños a la carretera, y las primeras grullas, surcando el cielo gris, nos anuncian que ya estábamos al lado de las Tablas de Daimiel.

Las Tablas de Daimiel

     Nuestra primera parada fue en el puente que cruza el Río Guadiana, donde destacaban las oscuras fochas que nadaban sobre sus aguas, y las gallinetas que prospectan las orillas. También había unos pocos cormoranes allí presentes, al igual que un concentrado bando de gaviotas sombrías sobre la superficie del agua, ocupando una parcela concreta, que parecía claramente definida. Y sobre un taray en medio del río, se posó una lavandera blanca.
     Pasado el medio día llegamos a nuestro destino, el Parque Nacional, donde nuestro primer objetivo fue acercarnos a la Laguna de Aclimatación, en la que hay ejemplares de distintas especies de anátidas y rálidas que se tratan de recuperar para devolverlos a la libertad. Pero las únicas aves que entran y salen de aquel recinto son los pequeños gorriones que se cuelan por la malla que cubre la laguna. Y a través de la malla, vimos al primer aguilucho lagunero que volaba fuera.
     A continuación hicimos un itinerario a través de las islas de las Tablas. El nivel de agua no estaba demasiado alto. Era fácil descubrir a las fochas en el agua, o a las gallinetas recorriendo las orillas. Desde una pasarela podían apreciarse un número considerable de ánades frisos, y también un par de machos de cerceta común. Desde uno de los observatorios descubrimos al gallo azul de nuestras zonas húmedas: el calamón, que utilizando sus enormes pies a modo de manos, agarraba los rizomas con los que se nutre.

Pareja de Ánades Frisos

     Más lejanas, aparecían las grullas en las dehesas del fondo, y sobre las mismas, cicleaban las cigüeñas. Los ánsares, las garzas reales y los cormoranes también los vimos de lejos, en las lagunas del fondo. Los aguiluchos laguneros y las gaviotas daban pasadas sobre aquellas áreas inundadas.
     Entre los secos tallos de la vegetación palustre se movían los mosquiteros, y de vez en cuando era posible ver alguna tarabilla posada en lo más alto de esos mismos tallos. En las islas, en tierra firme, crecen a modo de bosques grandes tarajes que cobijan urracas, palomas torcaces, petirrojos y mirlos. También se ven sobre el terreno las hozaduras de los jabalíes, y por las pasarelas se podía observar excrementos de zorro.
     Cuando llegamos a los aparcamientos, a coger nuestro almuerzo, el colirrojo tizón se mostraba con confianza. Un herrerillo que cantaba por allí, se descubrió al volar. Y de camino al área recreativa donde comimos, vimos una gran liebre por las inmediaciones, y alguna que otra tórtola turca.

Las secas espadañas ocupan las orillas de las lagunas

     Después de comer, para aprovechar el tiempo de las primeras horas de la tarde, antes de asistir al gran espectáculo de la llegada de las grullas, fuimos hasta la Torre de Prado Ancho. En el camino varias paradas obligadas, para disfrutar del maravilloso entorno que nos rodea. Desde uno de los observatorios, pudimos ver de cerca un pequeño grupo de ánsares que comisqueaban sobre el barro de una zona que estuvo encharcada hasta hace no mucho tiempo. Y donde aún quedaba algo de agua, nadan cinco hembras de pato cuchara. Otros ánsares volaban cerca, dejándonos escucharlos.
    El grupo ya se había disgregado un poco, y mientras algunos ya habían llegado a la Torre de Prado Ancho, otros, los más rezagados, nos tomábamos el paseo con calma. Destacaban los trigueros que se detectaban con facilidad por su canto inconfundible, e igualmente se veían posados en lo más alto de un cardo, o eran fáciles de descubrir entre las desnudas ramas de los tarajes del camino.
     Un zorro nos obligó a detenernos en seco, y el raposo no huyó, si no que incluso hasta se nos acercó. En el tiempo que nos dejó observarlo, nos mostró algunas de las facetas de su vida cotidiana, y así marcó con la orina el borde de un camino, mordisqueó un junco permitiéndome verle con los prismáticos los caninos, y por último nos enseñó como caza, dirigiendo sus pabellones auditivos hacia la presa como si fueran rádares, con la cola izada cubierta del lustroso pelaje invernal y flexionado las patas traseras para abalanzarse de un certero salto sobre su víctima. No falló, pero tampoco vimos que se llevaba en la boca, aunque por su tamaño más bien pequeño, presumiblemente se tratara de algún roedor.

Zorro

     Caía la tarde y las grullas pronto llegarían. Con cierta celeridad hicimos el camino de vuelta, del que nos salió una liebre que tenía el encame cerca del camino, y corrió campo a través hasta desaparecer de nuestra vista. Con el grupo disgregado, unos acabaron en la Laguna Permanente y otros fuimos a la Isla del Pan para ver llegar a las grullas. Mientras aún caminaba, puede ver el grueso de las grullas, como un caudal que recorría el cielo del atardecer, que anunciaba su llegada emitiendo su sonido de trompeta.
     Desde la Isla del Pan seguimos viendo la llegada de más grullas, pero ya repartidas en pequeños bandos. Entre el sonido de las grullas se mezclaba con el las urracas que también tienen su dormidero en las Tablas de Daimiel. Mientras el sol se ocultaba tras el horizonte, y el juego de luces de la fría tarde de invierno, pintaba el cielo de preciosas tonalidades que contrastaban con las oscuras y sombrías nubes, comenzaba a ulular el búho real. De vez en cuando también se escuchaban los graznidos de la garza real.

La llegada de las grullas al atardecer en las Tablas de Daimiel

(*) Fotografías: gentileza de Paqui Jódar y Javier Ramírez (orden alfabético).


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Liebre Ibérica (Lepus granatensis)
  • Zorro Rojo (Vulpes vulpes)
  • Cormorán Grande (Phalacrocorax carbo)
  • Garza Real (Ardea cinerea)
  • Cigüeña Blanca (Ciconia ciconia)
  • Ánsar Común (Anser anser)
  • Ánade Friso (Anas strepera)
  • Cuchara Común (Anas clypeata)
  • Cerceta Común (Anas crecca)
  • Buitre Leonado (Gyps fulvus)
  • Milano Real (Milvus milvus)
  • Aguilucho Lagunero Occidental (Circus aeruginosus)
  • Busardo Ratonero (Buteo buteo)
  • Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus)
  • Calamón Común (Porphyrio porphyrio)
  • Gallineta Común (Gallinula chloropus)
  • Focha Común (Fulica atra)
  • Grulla Común (Grus grus)
  • Gaviota Sombría (Larus fuscus)
  • Paloma Torcaz (Columba palumbus)
  • Tórtola Turca (Streptopelia decaocto)
  • Búho Real (Bubo bubo)
  • Lavandera Blanca (Motacilla alba alba)
  • Petirrojo Europeo (Erithacus rubecula)
  • Colirrojo Tizón (Phoenicurus ochruros)
  • Tarabilla Común (Saxicola torquatus)
  • Mirlo Común (Turdus merula)
  • Mosquitero Común (Phylloscopus collybita)
  • Carbonero Común (Parus major)
  • Herrerillo Común (Cyanistes caeruleus)
  • Rabilargo Ibérico (Cyanopica cooki)
  • Urraca (Pica pica melanotos)
  • Grajilla Común (Corvus monedula)
  • Estornino Negro (Sturnus unicolor)
  • Gorrión Común (Passer domesticus)
  • Jilguero (Carduelis carduelis)
  • Triguero (Miliaria calandra)