domingo, 24 de junio de 2007

ANDANDO POR LOS RÍOS DE LA CABRERA Y ROBLEDILLO

     El verano acaba de empezar. Ayer salimos Antonio y yo por la sierra, buscando las sombras y el frescor de las proximidades de los ríos. Primero lo llevé a enseñarle el Río de la Cabrera por la mañana, y después fuimos hasta el Río Robledillo donde estuvimos hasta que pasaron las horas más cálidas del día. La noche nos pilló bajando al Embalse del Jándula.
     Salimos temprano por la mañana para que no pillase el calor, y llegamos directos hasta el Río de la Cabrera. No nos entretuvimos en pararnos a observar ni las urracas, ni los rabilargos, ni los mirlos que vimos mientras subíamos para la sierra. Casi con la misma celeridad salimos a andar, río arriba, en cuanto aparcamos el coche junto al puente. Apenas conservaba ya agua el río, salvo en algunos puntos sombríos o en las pozas más hondas. En esos puntos de agua se concentraban multitud de pequeños peces, y era fácil descubrir a las ranas y a los galápagos al zambullirse cuando nos asomábamos a laguna de estas charcas. También logramos ver alguna culebra viperina. Los mirlos salían de entre las adelfas y los tamujos, alarmados por nuestras pisadas. Pero las aves que acapararon una mayor atención por nuestra parte fueron dos águilas imperiales que pasaron volando cerca. Llegamos a los pies del Rosalejo, sobrevolado por algunos buitres, donde dimos la vuelta. Pero justo antes de volver, caminábamos entre una mancha de adelfas de la que salió un fuerte sonido acompañado por una brusca sacudida de algunas ramas. Saciamos nuestra curiosidad asomándonos con precaución, y descubrimos unos cuantos jabalíes que se habían refugiado allí para pasar el día. El hecho de haber procedido con cuidado hizo que no se alarmaran los animales, y sin molestarlos más, retornamos nuestra marcha. Volviendo, además de los mirlos, también vimos el vuelo batido de un martín pescador.
     De camino hacia Sierra Madrona el calor empezaba a azotar en la extensa llanura central de la Sierra de Andújar. Las jaras pringosas que cubren estos llanos campos solariegos rezumaban su aceite esencial, impreganado sus hojas, refulgiendo un brillo graso bajo la luz del sol. Y a lo lejos se divisaba una gran concentración de buitres.
     Al llegar al Río Robledillo, tomamos un carril que iba paralelo al curso fluvial, aguas arriba. Cuando nos fue imposible seguir el camino, aparcamos, y almorzamos bajo la aliseda que conforma el bosque de galería de este río, por el que aún bajaba agua corriente. Después de comer salimos a dar un paseo, siguiendo el curso del río. Fundamentalmente encontramos cangrejos rojos (Procambarus clarkii) en sus aguas, pero también había ranas que de vez en cuando croaban desde las orillas. Los mirlos eran las aves que se veían con mayor facilidad, pero también pudimos observar algún que otro carbonero, y escuchar la voz del chochín que emanaba del interior del soto ribereño.
     Las horas más cálidas del pasaron y reemprendimos nuestro recorrido. Íbamos de vuelta. La actividad de la fauna resurgía según avanzaba la tarde. Los habituales ciervos que pueblan la Sierra de Andújar que hasta ahora no habíamos observado, se dejaron ver, pero todavía protegidos bajo la sombra. En el cable de un tendido eléctrico, paralelo a la carretera, había posadas unas tórtolas comunes. Alguna perdiz, acompañada por sus pollos ya crecidos, se aventuró a cruzar la carretera. Las urracas y los rabilargos revoloteaban en bandadas de un lado a otro.
     Cogimos el camino hacia el Embalse del Jándula casi al final de la tarde, y se nos hizo de noche antes de llegar a La Lancha. Salvo por los ciervos y algún que otro mirlo que apuraba las últimas luces del día, el camino bajando al pantano no estuvo demasiado animado. Paramos a cenar en la presa, aprovechando la iluminación de la misma, y después seguimos el camino hasta el final. Cuando regresábamos, al salir del túnel de piedra para cruzar la presa vimos asomada al borde de la misma una garduña. Rápidamente nos bajamos del coche y con una linterna pudimos seguir sus movimientos. Con una espectacular agilidad se desplazó por la pared casi vertical de la presa hasta que la perdimos definitivamente en la oscuridad donde no llegaba el haz de luz. Pero aún nos aguardaban más avistamientos nocturnos, por lo que el camino de vuelta fue más aprovechable que la ida. Además de los ciervos, vimos varios mochuelos y algunos chotacabras. Los jóvenes mochuelos se mostraban demasiado confiados, y nos permitieron deleitarnos observándolos. Y aunque fue muy breve, pero también descubrimos el trote de un tejón que corría subiendo por un cerro junto al borde de la carretera.


Lista de Especies Observadas (Orden Sistemático):

  • Garduña (Martes foina)
  • Tejón Europeo (Meles meles)
  • Jabalí (Sus scrofa)
  • Ciervo Rojo (Cervus elaphus)
  • Buitre Leonado (Gyps fulvus)
  • Águila Imperial Ibérica (Aquila adalberti)
  • Perdiz Roja (Alectoris rufa)
  • Tórtola Europea (Streptopelia turtur)
  • Mochuelo Europeo (Athene noctua vidalii)
  • Chotacabras Cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis)
  • Martín Pescador Común (Alcedo actthis)
  • Chochín Común (Troglodytes troglodytes)
  • Mirlo Común (Turdus merula)
  • Carbonero Común (Parus major)
  • Rabilargo (Cyanopica cyanus cooki)
  • Urraca (Pica pica melanotos)
  • Galápago Leproso (Mauremys leprosa)
  • Culebra Viperina (Natrix maura)
  • Rana Verde Ibérica (Rana perezi)